-𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔰𝔢𝔱𝔢𝔫𝔱𝔞-

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Lee Minho

Al ver a Seungmin, me quedé ahí parado en la puerta sin poder moverme, no entiendo qué hacía aquí, yo jamás le había invitado a venir, de hecho, estuve ignorándole todos estos días, no quería verlo, no después de saber que se había acostado con Bang Chan, era algo doloroso para mí. Estuve llorando todas estas noches por aquello, me dolía saber que jamás volvería a tener a Seungmin conmigo, que él chico que me amaba ya no existía y era por eso que había decidido alejarme de él.

Pero al parecer, eso sería difícil.

— ¡Papi, tu amigo está aquí! — exclamó Hye mientras me tomaba de la mano e intentaba llevarme con él, pero yo me quedé quieto y mire a Lia tratando de tener una explicación de su parte, pero ella solo me miraba muy apenada sin decir nada.

— Hola, Minho — me saludó Seungmin con una sonrisa, mientras se levantaba y acercaba a mi— ¿A caso ya no te alegra verme o porqué me miras así?

— ¿Qué haces aquí? — fue lo único que logré contestar.

—Yo le pedí que viniera, papi— contestó mi pequeña con emoción— ¡Él va a cuidarte para que ya no estés enfermo y dejes de llorar!

Joder, yo casi no me enojaba con mi pequeña, pero en esos momentos si estaba molesto, aunque sabía que no lo había hecho con malas intenciones, solamente quería ayudarme, pero lo que no sabía era que no estaba haciéndolo, me estaba perjudicando y no entendía porque Lia permitió que Seungmin entrará sin yo estar ahí.

— Ve con Lia un momento, ¿si?— traté de pedirle dulcemente —Tengo que hablar con mi amigo.

—Está bien, papi — corrió hacía la niñera y yo tomé de la mano a Seungmin para llevarlo a la cocina— ¿Por qué viniste?

Seungmin se soltó de mi agarre y se cruzó de brazos —Que feos modos de tratarme, eh — frunció el ceño— ¿A caso de está manera piensas recuperarme?

—No lo entiendes, yo ya no quiero tenerte de vuelta— contesté y pude ver su cara de sorpresa— Ya no quiero, así que vete.

— ¿Por qué?

Porque te escuché gemir el nombre de Bang Chan, por eso.

— Porque sí — fue lo que contesté.

—No es cierto — negó con la cabeza y se acercó a mi poner poner sus manos sobre mi pecho y deslizarlas hasta mi nuca— Tu aún me quieres.

Si, eso era cierto.

— Te he extrañado tanto— hizo un puchero y me miró fijamente— ¿Por qué no has contestado mis llamadas?

—He estado ocupado — desvíe mi mirada para evitar la suya, pues sabía que era capaz de hacerme caer de nuevo y no quería eso.

— Quiero besarte— tomó mi mentón para hacerme mirarlo de nuevo, se puso de puntitas para alcanzar mis labios y me besó. Sentir sus delicados y suaves labios sobre los míos me hacía olvidar de inmediato por completo que quería alejarme de él, solamente podía pensar en lo mucho que me gustaba, que me volvía loco y que moría por que fuese mío de nuevo, solamente para mi.

Enrolló sus brazos alrededor de mi cuello y yo le tomé por la cintura para acercarlo más a mi, Seungmin mordió mi labio inferior con fuerza para después chuparlo y meter delicadamente su lengua dentro de mi boca.

— ¡Oye, papi! — escuché a Hye gritar y entonces me separé de Seungmin rápidamente — Seungmin, ¿por qué estabas tan cerca de mi papi?

—Le estaba quitando algo del ojo— respondí rápidamente con nerviosismo — Solo es eso, cariño.

— Lia dice que tiene que irse— respondió sin darle más importancia al asunto.

— Vale, dame un momento — le sonreí para después mirar a Seungmin— Quédate aquí, ¿si?

—Ok— se encogió de hombros y salí de la cocina para despedirme de Lia y darle su paga— Hablaremos después de esto, gracias por haber venido.

—Si, Minho — hizo una reverencia y se marchó.

Tiempo después, nos encontrábamos los tres sentados en la mesa, mientras cenábamos, en realidad yo quería que Seungmin se fuese a casa, pero Hye había insistido tanto que casi lloraba para que se quedase con nosotros a cenar. Por alguna razón, mi hija estaba totalmente encantada con él y no bueno, la entendía, Seungmin era tan encantador.

— ¿Tienes bebés?

—No, no tengo — respondió Seungmin con dulzura.

— ¿Y en dónde trabajas?

—Soy psicólogo, pequeña.

— ¿Qué? — tomó la cuchara entre su manita— ¿Qué es eso?

Hye no había parado de hacerle preguntas a Seungmin desde que nos sentamos en la mesa y aunque le dije que se detuviera, no había hecho caso.

A veces solía ser así, demasiada curiosa cuando conocía personas que le agradaban, así había sido con Lia.

— ¿Te gustan los chocolates? — preguntó otra vez y no pude evitar sentirme mal, al recordar la caja de chocolates que le había comprado aquel día que le escuché follar con otro. Y la respuesta era sí, le encantaba el chocolate, en especia el amargo.

— Amor, termina tu cena para que te laves los dientes y vayas a la cama— ella asintió y se dedicó a comer, dejando así un completo silencio.

Pensar en Seungmin compartiendo este departamento con nosotros, desayunando juntos y durmiendo en la misma cama los tres, me hacía sentir ilusión, no podía negarlo, pero sabía que eran solo simples ilusiones. Me ilusionaba pensar en que él y yo volvíamos a ser pareja, en qué compartiríamos cada momento de felicidad y amor, pero esta vez con mi pequeña hija, aquello era un hermoso sueño que jamás se cumpliría.

— Terminé — enseñó su plato vacío y yo le sonreí.

—Vamos, te vas a lavar los dientes — me levanté de la mesa para querer cargarla, pero ella se negó.

—Qué me lleve Seungmin— pidió dejándome muy sorprendido.

¿Realmente logrado ganarse el cariño de mi hija en tan solo unas horas? wow, era increíble el poder que tenía.

—Claro que sí — extendió sus brazos para cargarla y ella se dejó. Caminamos hasta el baño y ella subió en su pequeña escalera para alcanzar el lavabo de mármol y lavarse los dientes solita. Mientras ella hacía aquello, Seungmin y yo nos mirábamos en silencio y mi corazón latió con rapidez en el momento que acarició mi rostro delicadamente con la yema de sus dedos.

—Eres un buen padre— habló casi en un susurro.

Minutos más tarde, Hye se encontraba acostada en su cama, bajó sus sábanas de princesas dispuesta a dormir. Eran las ocho y media de la noche, pero yo ya le había acostumbrado a ir a la cama a esa hora, así que no había problema para ella al tratar de dormir.

— Dulces sueños, princesa— besé su frente— Te amo.

—Y yo a ti, papi — me contestó y luego miró al chico de mi lado— Por favor, no se te olvidé lo que te pedí...

—No sé me olvidará, lo prometo — ella asintió y con una sonrisa cerró sus ojitos. Ambos salimos de la habitación y ahora si, estaba listo para dejarle las cosas claras.

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Gracias por leer<3

novio toxico ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora