-𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔠𝔲𝔞𝔯𝔢𝔫𝔱𝔞 𝔶 𝔬𝔠𝔥𝔬-

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Lee Minho.

—¡No, no, no! sé que puedes darme más, intenta de nuevo.

—¿Así?

—¡Más!— exclamó con la cámara en sus manos— Quiero verte sexy... necesitas sentirte sexy.

Yo asentí e intenté posar mejor para la sesión de fotos, tenía el torso desnudó, dejando así ver los tatuajes que tenía y unos pantalones de mezclilla rasgados por las rodillas.

Después de fracasar al intentar buscar un empleo donde pudiese ejercer lo que había estudiado (contabilidad), no tuve de otra que convertirme en modelo. Pues feo no era, siempre decían que yo era realmente guapo y tenía un cuerpo increíble, así que he tenido muchas oportunidades.

Necesitaba dinero y ganaba bien como modelo. Así que, estaba bien serlo.

—¡Eso, así me gusta!— exclamó una vez el fotógrafo Seungmin. La sesión de fotos era para promocionar una marca de pantalones para hombre y debíamos terminar hoy mismo, pues tenía otra sesión mañana, la verdad yo era bastante solicitado.

Después de muchos flashes y cientos de poses diferentes, al fin había terminado la sesión. Me coloqué mi ropa de nuevo y comencé a despedirme de todos.

—¡Nos vemos mañana, que tengan buen día!— salí del edificio y muy cansado, conduje hasta mi departamento.

Hace dos años que me dedico a esto, terminé con Hyejin en el mismo tiempo, pues ella y yo no logramos entendernos, pelábamos demasiado y un día, cuando menos lo esperé, se marchó para siempre dejando conmigo un lindo recuerdito.

Cuando llegué a mi departamento y abrí la puerta, no me sorprendió ver juguetes regados por todo el suelo.

—¡Papi!— corrió esa pequeñita que tanto adoraba hacía a mí y no dudé en cargarla entre mis brazos para llenarla de besos.

Si, así es... tenía una pequeña de casi tres años.

Al principio la noticia me cayó como balde de agua helada, pues tener un bebé era demasiada responsabilidad, ademas yo no amaba a Hyejin, jamás lo hice, pero luego de que ella se haya marchado y dejando conmigo a mi hija Hye, he cambiado demasiado, gracias a ella he aprendido a ser más sensible y cariñoso.

—Hola princesa, ¿cómo te portaste con Lia?

—Bien— sonrió enseñando sus pequeños dientitos.

—Di la verdad Hye— habló la niñera mientras recogía los juguetes— Dile a papi que jalaste del cabello a tu niñera e hiciste un desastre a la hora de comer.

—No, no— negó con la cabeza repetidas veces.

—Hye, ¿qué te dije de esos comportamientos?— la regañé suavemente— Discúlpate con Lia.

—Lo siento, Lia— dijo con la cabeza gacha y la niñera acarició su cabellera negra.

—Sabes que siempre te perdonaré.

Lia era una estudiante de preparatoria, tenía 18 años y cuidaba de Hye cuando yo trabajaba. Era una chica muy linda y paciente, sabía cómo cuidar de mi linda hija traviesa.

—Gracias por venir está tarde— le entregué su paga— Vete con cuidado, ¿vale?

—Si, señor.

—Ya te he dicho que no me llames señor, me haces sentir viejo y apenas tengo veinticinco— le repetí por tercera vez.

—Lo siento, Minho... ¡nos vemos mañana!

—Adiós Lia— se despidió Hye de ella y finalmente se marchó.

Mi vida ha cambiado demasiado, ya no soy ese adolescente problemático que se metía en peleas a cada rato, ni ese que iba a fiestas cada fin de semana. Ahora me he convertido en un adulto responsable, tener a Hye me ha hecho recapacitar en muchas cosas.

En este departamento vivimos solo ella y yo, de vez en cuando viene mi madre a visitarnos o yo le llevo a su nieta para que pase un fin de semana a su lado y cuando eso sucede, me quedo completamente solo, pues no he tenido otra pareja después de Hyejin. Estar con ella fue lo peor que pude hacer, hoy en día aún me reclamo por haber cometido tantos errores.

Aún después de tantos años, aún sigo pensando y recordando a Seungmin, el único chico que ha sido capaz de entrar en mi corazón, de hacerme llorar por su ausencia, es la única persona que yo he amado. Sé que él se marchó de esta ciudad y no lo he visto desde hace años, pero aún puedo recordar su lindo rostro y su dulce voz... aquello siempre estará en mi corazón.

Me he resignado a que jamás encontraré a alguien que me ame como él lo hizo, no hay día en que no me arrepienta de todo el daño que le hice, de haberlo dejado ir, de no haber cambiado cuando me lo pidió.

Cuando decidí alejarme de él, me quise convencer de que lo hice por su bien, que de esa manera podía demostrarle mi amor, pero no, no fue así. Solamente fui un maldito cobarde que no quiso cambiar, un idiota inmaduro que no sabía lo mucho que estaba perdiendo, quise creer que estaba bien sin él, pero la verdad es que no.

Nunca lo estuve.

Vivía mi vida sin control, bebía, me metía en peleas, le era infiel a Hyejin, la celaba e incluso la llegué a golpear también. Era un maldito caso perdido, hice tantas cosas malas que ni siquiera sé si merezco seguir de pie.

Dicen que el karma existe y yo aun sigo esperando que venga por mi, que me haga pagar todo lo malo que hice... aunque tal vez ya lo pagué al condenarme a vivir sin Kim Seungmin.

Quisiera verlo de nuevo solamente para pedirle perdón por todo el daño que le hice, pero probablemente él ni siquiera desee verme. Tal vez me odie y no le culpo, tiene razones de sobra para hacerlo.

Donde quiera que se encuentre, de corazón espero que sea feliz y que siga siendo ese mismo chico dulce que solía ser... porque no merece que su esencia se apague solamente por un imbécil como yo que no supo cuidar su corazón.

•••

A qué no se esperaban que Minho tendría una hija, ¿o si?

novio toxico ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora