14. Capitulo

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CATLYN POV'S

El timbre del apartamento suena no una ni dos veces si no tres. ¿Quién en su sano juicio llama a una casa a las cuatro de la madrugada? ¿A caso no podían esperarse hasta una hora mas decente?

Salgo de mi cama junto a mi perfecto novio y me pongo la bata de algodón por encima de la camiseta que estaba usando para dormir, llegue tan exhausta a casa y tan tarde que no fui capaz si quiera de ponerme el pijama.

Corro escaleras abajo de la manera más silenciosa posible y una vez abajo me encamino al hall para abrir la maldita puerta que tantos dolores de cabeza me esta dando.

- Señorita - escuche decir a un joven chico en uniforme al otro lado de la puerta de mi vivienda después de haber abierto la misma aun con la cadena puesta. - ¿Es usted Catlyn? - asiento extrañada y frotándome los ojos intentando despertarme de la media hora que llevaba durmiendo.

- ¿Y usted es? - preguntó cortante. Apenas acabo de llegar a mi casa después de mas de quince horas fuera de esta sin mi perfecto novio y buscando a mi mejor amiga gracias a la perra en celo de Laureen.

- oh disculpe, soy Hank, uno de los botones en los que se hospedaba la señorita Hamilton hasta esta misma noche - asiento y cierro la puerta. No con la intención de dejar al joven fuera si no para poder quitar cerrojo y abuela completamente.

- Sigue hablando - le instruyó como puedo y muevo mi cabeza a para animarle a hablar. Puede que el sepa donde esta mi amiga.

- Ella dejo una carta para usted y su equipaje, dijo que solo confiaba en usted y... - le corto antes de que pueda seguir hablando, al parecer Hank es un amor de persona, pero yo no tengo ahora mismo la fuerza de voluntad para implicarme en una conversación por muy importante que esta sea.

Amo a Sam y ella lo sabe, pero estoy agotada y es mas que demasiado esfuerzo que yo este aquí de pie esperando a que un botones me diga algo que hasta puede ser mentira.

- Comprendo, ¿Tiene las maletas? - preguntó y el asiente haciéndose a un lado para dejarme ver las tres maletas marrones que hay a sus pies. - Muchas gracias yo me ocuparé de todo - contestó agachándome para coger dos de estas antes de hacer un segundo viaje al porche para tomar la tercera y mas pesada de las maletas.

Si me ha dejado toda su ropa es que no tiene penado marcharse por mucho tiempo. O eso o ha decidido marcharse para siempre y comenzar una nueva vida lejos de todo lo que la ha intoxicado durante los últimos años.

La entiendo aun que me da pena. Ella es mi mejor amiga y soy tan egoísta que siempre la querré a mi lado aun cuando lo mejor era que desapareciese hace tanto tiempo. Pero si quiere marcharse para siempre lo entiendo y lo respeto, se lo merece.

- Como dije ella también dejó una carta para usted... - comenta el con tono de dejadez a la vez que me tiende un papel blanco perfectamente doblado por la mitad tal y como lo haría Sam.

- Muchas gracias por las molestias - Sin pensarlo dos veces cojo mi cartera del mostrador que se encuentra en la entrada del Loft en el que vivo con Kar para sacar un billete de doscientos y tendérselos al chico.

- No ha sido ninguna molestia - wow un botones que hace servicio a domicilio y no pide nada a cambio. Este es algo nuevo para mi. El chico tiene clase, eso hay que admitirlo.

- Insisto - digo agitando el billete y el niega con su cabeza - Si hay algo que pueda hacer por usted, sabe donde vivo. Encantada le ayudare - y antes de que pueda responder cierro la puerta.

No por nada en particular si no porque siento que el tema esta zanjado y el joven no necesita ni mas indicaciones ni nada por el estilo. Es mas que probable que nunca vuelva a verlo a menos que me hospede en el hotel en el que trabaja así que....

Cambiando al Playboy [EPEMMA 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora