¨9: "Leer mentes"¨

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CAPITULO NUEVE:


CLARA

Las piernas me estaban fallando.

Y no tenía alguna solución.

No había pasado mucho tiempo desde que pasamos a la casa de Collin, donde obviamente había esperado en cualquier lugar... que no fuera su habitación.

No podía

Y menos, luego del festival de tensión que armamos en mi habitación. Aun sentía sus suave y a la vez dura piel bajo mis labios. Era raro, pero, no me quitaba esa idea de la cabeza. Y cómo olvidar... el tacto de sus manos sobre mi cabello.

Ay, no

Era demasiado para mi memoria. Para mi almacenamiento, y menos, cuando en este momento los ventiladores no funcionaban.

—Cuidado —murmuró, nuevamente Collin. Me tenía sujeta del brazo, suave, pero firme. —Estás algo distraída...

—¿Tú crees? —le pregunté, evitando verlo a los ojos. Era la tercera vez que tropezaba por estar viéndolo. Aun me era difícil creer que era el mismo chico que había aceptado hacer una promesa entrelazando los meñiques. Respecto al beso..., era algo que había visto en alguna peli, solo que le había quitado la escupida del final. —Creo que..., bueno, estoy en otro sitio.

—No quieres estar aquí, en serio —me recordó, con una sonrisa burlona. —Y siento decirlo, pero, llegamos.

Hice una mueca al ver la cantidad de personas que habían asistido, y el ruido que venía acompañado de ellas. Las competencias no eran mi fuerte, ya que normalmente estar alrededor de muchas personas... me ponía nerviosa, e incómoda.

Debía haber convencido a Collin de quedarnos

—Aún hay tiempo para regresar... y ver un maratón del psíquico —le dije, con una sonrisa de lo más encantadora. Pero, Collin me interrumpió con una carcajada. —¿Por qué estas riendo? ¿Qué es lo gracioso?

—El mentalista, querida —me corrigió, guiñándome un ojo. —Descuida, no está tan mal. Lo peor que puede pasar es...

—¿Es? —repetí, queriendo que me tranquilizara de cualquier manera. Aunque si decía que regresáramos... no me oponía.

—No se me ocurre nada, porque no pasará nada —me tranquilizó, pero, no funcionó. Lo peor... era mi culpa. No podía culparle de nada, y menos de disfrutar el partido, ya que estaba encantado.

—¿Te gusta el baloncesto? —le pregunté, viéndolo. Collin seguía con la vista al frente, así que me permití observarlo más tiempo. Pero, rápidamente se giró hacia mí sujetándome de las caderas antes de que me tropezara. Sentí el calor subir a mi rostro al tenerlo (nuevamente) cerca, demasiado diría. Suspiré entrecortadamente, y tragué en cuanto Collin se separó.

—Un poco —murmuró, aclarándose la garganta. —No soy muy bueno en ello, soy más de fútbol. ¿Qué tal tú? —me preguntó, caminando a mi lado. Sin su mano entrelazada con la mía, fingí que no me importaba... de hecho, no me importaba.

Creo

Sacudí la cabeza, mientras veía a varias personas de la escuela aquí. Genial, no debía haber venido. Mala idea.

—¿Clara?

—¿Eh? —balbuceé, viendo a Collin con una ceja enarcada. De lejos distinguí a Lisa luciendo perfecta... como siempre... vaya novedad. Fruncí los labios incómoda al pensar en las posibilidades de que nosotros termináramos en esos lugares. —¿Qué hace ella aquí?

FOR YOU: Por tiempo indefinido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora