¨8: "El psíquico"¨

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CAPITULO OCHO:


COLLIN

Después de una semana, el partido de baloncesto del exnovio de Clara era hoy.

Y no quería ir.

Pero, Clara y yo habíamos prometido ir... ¿Por qué? No lo sabía. El punto estaba en que... en menos de unos minutos íbamos a estar sentados en una especie de asientos viendo como Sebastian se lucía frente a Clara. Pff, a lo mejor ni era tan bueno

Era viernes, y ambos compartíamos la última materia... junto a Sebastian y Lisa. Al parecer hoy era día de compartir con odiosos. Resoplé al ver el estúpido intento de Sebastian por lograr obtener la atención de Clara, fingiendo que no sabía nada.

Me recordaba a alguien

Mientras tanto su novio —claramente yo—, intentaba huir de mi molesta exnovia. Puse los ojos en blanco, al ver como ambos sonreían.

—Estás demasiado celoso —murmuró Lisa, a mi lado. No me molesté en girarme hacia ella, y menos preguntarle que hacía aquí... porque..., no necesitaba más drama en mi vida. —Descuida Collin..., si tu nueva novia no puede ver lo especial que eres, yo sí.

No dije nada, porque eso significaba que se usaría en mi contra. Y Lisa lo usaría a su favor. ¿Este día tenía que dudar tanto?

Dejé de fulminar con la mirada al dichoso tipo, mientras avanzaba con algunos temas. Mi examen de admisión era dentro de mes y medio, y aunque me sentía preparado... nunca era de más... estar más preparado. Había tenido que acomodar mis horarios para que me fuera posible hacer todo, y sí, eso incluía ser el novio de Clara. Así que tenía que dividir los entrenamientos, la escuela, las horas de estudio y ser novio de Clara. Quizás no eran muchas cosas, y recién llevábamos una semana de novios con Clara, pero, empezaba a pagar las facturas por las desveladas de días anteriores.

Solo unos días más, y te acoplas

Finalmente, el timbre sonó evitando que me durmiera en clase. Me levanté de mi asiento, y acomodé los libros y cuadernos en mi mochila, para después hacer lo mismo con Clara. Nos habíamos acoplado a las manías del otro.

Por ejemplo, yo, era un desastre a la hora de sentarme en la mesa y utilizar mi cuaderno. Así que Clara me hizo ordenar mi mochila de pies a cabeza, y luego practicar con la suya. Así que ahora, mantenía en orden mis cosas. En el caso de mi novia, era la impuntualidad. Clara podía ser la señorita perfección en todo, pero, al momento de llegar a tiempo a un lugar... no lo lograba.

Misma razón por la que ahora pasaba a traerla todas las mañanas a su casa, Alaska venía incluida... por ser su mejor amiga.

Yo, llevaba la mochila de Clara a cualquier lado.

Clara anotaba en todas las materias, y me pasaba los apuntes cuando no prestaba atención.

Yo, le ayudaba cuando no era conocedora de un tema.

Clara me recordaba cada tarea, comida, o evento que pudiera tener y no recordar.

En resumen, éramos la pareja perfecta... solo que falsa.

Sin embargo, me había gustado descubrir cada detalle sobre ella. Y, sobre todo me había encantado descubrir que le ganaba en coeficiente por seis puntos. Porque sí, habíamos realizado un test de coeficientes y... bueno, no era tan idiota como aparentaba. Eso tuve que explicárselo cuando preguntó porque había pedido ayuda en una materia, cuando no necesitaba ayuda en nada. Una pequeña mentira, que valía la pena

FOR YOU: Por tiempo indefinido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora