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Arabía.
-Solo tu Joaquína Guzmán, te miras bien con lo que sea que te pongas- decía Edgar mientras sonreía.
-Por algo somos hermanos mi more- dije riendo.
-Te digo Iván, me encantan sus ouvnis- decía Ovidio entrando a mi habitación junto con Iván.
El tener a mis hermanos todos los días, todo el día conmigo desde que había pasado el incidente, se había vuelto una rutina para ellos.
- Pero que bonito se te ve el suéter que te dí- dijo Alfredo besando mi cabeza.
-Me gustó mucho, no tenía de este color- y era verdad, y todos en la habitación lo comprobaron debido a que el cabron de Ovidio saco toda mi ropa para verla, poniendola en la cama.
- Te vistes bien raro- dijo riendo Alfredo a lo que todos lo miramos- Es broma pues-
-¿Y ora por qué te arreglaste tanto Quina?- dijo Iván cambiando de tema mientras que Ovidio y Alfredo se probaban mi ropa y Edgar revisaba mis zapatos.
-Ire al cementerio- dije en un tono muy bajo- Según las fechas del viejo, hoy es cumpleaños de mi ama.-
-Nunca la conocí- dijo mientras me tomaba de la mano- Estoy seguro que te debió de haber amado mucho-.
- Tampoco la conocí, y según mi papá me quiso mucho, dice también que me parezco a ella-
-¿No la conociste?- dijo mirándome con el ceño fruncido.
-Segun mi padrino y mi pa, murió en el parto- dije poniéndome mis botas.
-¡Quina! ¿Cómo nos vemos?- dijo Alfredo mientras me modelaba una falda tableada negra, y un suéter verde y Ovidio.... Hijo de la verga.
-Ay Arabía, no sabía que usabas esto- dijo Ovidio saliendo del baño con un babydoll negro mientras trataba de acomodarse las medias que iban conjunto a este.
Iván soltó la carcajada y estoy segura que mi cara está más roja que nada.
-Les doy...- no pude terminar de hablar cuando Edgar salió con unas botas mías, y mis lentes de sol puesto.
-¡Me siento DI-VI-NA!- dijo haciendo pinzas con sus manos mientras se daba una vuelta.
-¡TIENEN 3 PARA CORRER Y YA VAN 2!- Dije gritando a lo que los 3 salían corriendo mientras que Iván sacaba su teléfono y comenzaba a grabarnos.
Edgar dio vuelta en las escaleras gracias a qué se le torció el pie, haciendo que Alfredo y Ovidio también calleran. Alfredo reacciono rápido y agarrando bien la falda seguía corriendo, Ovidio con las mayas a medio muslo no se quedaron atrás.
-Correle mija, que se te pelan- dijo Iván riendo aún corriendo detrás de mi, aún grabando.