Miraba a Maya dormir, abrazaba el peluche que le había regalado Fabián antes de hacerse pasar por muerto, Benjamín, su hermano y yo, éramos los únicos que sabían. Fabián había Sido arrestado en la capital de Rusia hace 2 meses.
Maya ya tenía sus ojitos abiertos, mientras que se aferraba al peluche y con ello sollozaba. Me acerque y le di un beso en la frente haciendo que me mirará.
–Yo también extraño mucho a papá– dije para luego cargarla.
La bañe y la comencé a alistar.
–Quiniquita, ¿Podemos pasar?– se escuchó a Ovidio del otro lado de la puerta.
–Si– dije mientras escuchaba como abrían la puerta.
–¿Ontas pues mija?– dijo Iván haciendo que Maya soltará una risita.
–Vamos mi amor– le dije a Maya quien estaba sentada en el lavado debido a que la estaba peinando.
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–¡Mira nomás que cosa tan chula!– dijo Alfredo mientras la cargaba haciendo que riera.
–Ven con tu tío guapo– dijo Ovidio haciendo que ella riera y le diera los brazos haciendo que la cargará.
Iván le tomaba foto tras foto, mientras que Edgar miraba la foto de Fabián y yo cuando nació Maya.
Abajo se escuchaban voces, y sabíamos a quienes le pertencian.
–Aca estamos arriba– dijo Iván, para luego ver a Vicente y a Serafín recargados en la puerta.
–Ta pero chula tu plebe– dijo Serafín mientras la veía.
–Gracias– le sonreí– ¿Pueden cuidarme a la niña?– les dije mirando a mis hermanos quienes rápido asintieron y bajaron.
Vicente.
–Sigo sin creer que tenga una hija– dijo Serafín viendo a Edgar quien jugaba con la niña.
–Se embarazo plebita– dijo Alfredo– Aparte no mames wey, la conocemos hace 3 semanas, y ya nos aclaro todo lo que es y lo que fue en rusia.–
Ellos siguieron hablando y mi vista seguía pérdida en esa niña, ella me miró y su ceño se frunció, causandome sorpresa por su acción.
–Mayita– dijo Iván haciendo que ella volteara para verlo.– ¿Quieres una fresa?– ella rápido asintió mientras que reía.
Iván le dió la fresa, así que ella empezó a comerla, mientras que nosotros platicábamos.
–Y que Iván, ¿Si te diste a la güera que nos contaste?– le pregunto Serafín.
–Uff– dijo Iván mientras hacía pinzas con las mano– Solo puedo decir que tiene una lengua maravillosa.– dijo para luego guiñarnos.
Maya se voltio a verlo mientras se le hacía un puchero. Y empezó a hacer como si se estuviera ahogando haciendo que todos nos asustamos e Iván la cargará tratando de sacar la fresa de su boca haciendo que ella soltará una carcajada.
Pinche plebita, hasta actris me salió.
–Hija de la chingada– dijo Ovidio mientras se ponía una mano en el pecho y se reía.
–No te pases de verga mija– dijo Iván mientras la abrazaba–No vuelvas a hacer eso, ¿Sí?–
El mirar a Iván, tan afectivo con alguien, y más si ese alguien es un bebé, realmente es de dar miedo, y eso se vio reflejado en cada cara de sus hermanos.
Cuando iba a hablar, varias trocas entraron al rancho, haciendo que nos pusieramos alertas, Iván tomo a la niña y todos nos pusimos al lado de el. Era Benjamin quien había llegado.
–¿Dónde está Joaquína?– el tono que había usado a nadie le había agradado.
–Aqui estoy– dijo ella mientras bajaba.
Arabía.
Mire confundida a Benjamín, mientras el me miraba de una manera que no podía descifrar.
–¡Pásale!– grito Benjamín haciendo que todos nos quedaramos sorprendidos, está bien que sea el abuelo de Maya, pero no puede venir a mandar así a la casa de mis hermanos.
Iba a comenzar a hablar, cuando lo mire a él. Fabián estaba parado en la puerta, mi reacción fue correr a abrazarlo, pero al parecer la de el no, así que lentamente y viéndolo a los ojos me alejé. Maya, en cuanto lo miro corrió hacia el, pero paro en seco cuando una mujer rubia y voluminosa, se poso a su lado con un niño de la edad de Maya.
–¿Quien es ella Fabián?– pedía que no fuera lo que me estoy imaginando.
Maya tenía sus ojitos cristalinos, y con ello le salían pucheros involuntarios.
Benjamín apretaba mi mano "en señal de apoyo" susurrandome que el no sabía nada.
–Arabia, ella es Renata, mi esposa y madre de mi heredero y único hijo–
–No mames– dijo Vicente.– ¿qué no sabe que está plebe es una rompe huevos o qué?– dijo susurrando.
Maya se acercó a mí para que la cargará, y eso fue lo que hice. Maya miraba llorando a su papá mientras que yo sentía el dolor en mi pecho cada vez más grande.
–Vete– dije haciendo que se sorprendiera– Vete antes de que te mate yo o alguno de mis hermanos– dije mientras oprimía mis lágrimas
–¿Que no escucho que la mujer quiere que se vaya o que plebe?– dijo Vicente poniéndose frente a mí.
Iván desfundo su arma haciendo que todos imitaran su acción.
Fabián, Benjamín y su vieja salieron del rancho. Mientras que Maya sollozaba y se aferraba a Iván, que no sé en qué momento se fue con él.
Iván.
Mayita lloraba en silencio mientras escondía su cara en mi cuello.
Arabia estaba en una trance de Shok, no hablaba pero sus lágrimas salían una tras de otra. Nadie de nosotros sabíamos que hacer, con Ale y Grisel nunca tuvimos que ver sus problemas amorosos, o qué las humillaran como este cabron acababa de humillar a quinita.
Ella comenzó a temblar y fue entonces cuando Vicente la abrazó. Ella al igual que nosotros nos sorprendimos por la reacción, pero fue entonces cuando ella correspondió el abrazo, mientras el le susurraba cosas, ella asentía lentamente.
Ambos se separaron, y agarró a Maya.
–Vamos para arriba– no nos dejó decir nada para cuando ya se había escuchado la puerta de su habitación.
–Pinche vato se pasó de verga– dijo Vicente.–Mira que cambiar a nuestra Arabita, por esa voluminosa y candente güera oxigenada.–
–Estos celos me hacen daño, me enloquecen– dijo Ovidio.– Pero cómo están caros los elotes, hablando de elotes, dejen le llevo uno a la quinita pa que se sienta mejor, amonos mi more– sin más subieron a la habitación.