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Arabia.

Mire a mi lado, y estaba vacío, la cama nuevamente estaba vacía. Tome a Maya quien me veía sonriendo y comencé a bajar las escaleras, o almenos eso trate cuando Edgar me quito a mi nena de los brazos.

—Hola quinita— me dió un beso en la mejilla.

—Que rollo mi more—

Ambos bajamos a la cocina y estaban mis hermanos junto con los Zambada, y el, ahí estaba, la camisa a medio abrochar, con su cabello desordenado.

—Sientense— dijo Iván mientras le quitaba a mi niña a Edgar.

—Provecho— dije cuando nos sirvieron de desayunar.

Había machaca, tortillas de maíz de las que son echas, agua de limón y yogurth con fruta.

Por un momento mi mirada choco con la de él, y un recuerdo llegó a mi de la noche y las noches anteriores.

"—Ohhh! Dios Vicente— dije cuando sentí su lengua.

—Sabes tal y como imaginé— se levantó, me beso y sin más me embistió con fuerza.

—Ahh— gemi alto y su mano comenzó a masajear mi pecho, estaba en un éxtasis bien cabron.

—Apartir de hoy—dijo entre jadeos—Eres..—comenzo a salir más de lo normal y entrar lento pero fuerte, hasta el fondo—Solo... Mía Joaquína—

No podía hablar solo asentia con la mirada".

—Verdad que sí Joaquina— el more me hablaba.

—No escuché bien— trate de evitar ver a Vicente chupando la cuchara.

—Que hoy iremos a Culiacán, al centro pues—

—Sii— no pude decir más por qué el pie de Vicente ya estaba apartando mis piernas, una vez que lo hizo, comenzó a masajear por encima de mi shorts.

Un suspiro salió de mí para luego bajar mi mano, acomodar su pie y ejercer más presión.

Últimamente parecía niña de 15, igual de hormonal.

Vicente.

Estaba seguro, no tenía que pensarlo más. Arabia era y es el amor de mi vida, era la mujer que tanto idealize un día, todo de ella me encantaba. Y el se pusiera igual o más caliente que yo era algo que me mataba en vida.

Además la Mayita está pero chula, nuestros hijos saldrían bien chulos.

—Wey— me habló Iván y en chinga quite mi pie.

Arabia me dió una mala mirada y yo solo me reí.

—Que rollo mijo—

—Amos al despacho— me dijo y sin más  nos levantamos.

Pase al lado de mi mujer y le di una caricia a su brazo desnudo, cosa.que no pasó desapercibida por sus hermanos.

Llegamos al despacho e Iván comenzó a bombardearme con preguntas, chingos de preguntas.

—Carnal— dijo el More—Ya nos vamos—

—¿Quienes van?— pregunto Iván.

—Vamos Quina, Maya, Ovidio, y Alfredo, Serafín ya se fué con mi padrino—.

Sin esperar respuesta de Iván o algo que me detuviera comencé a caminar hacia Arabía. Sus hermanos me veían atentos.

—Te cuidas mucho preciosa— tome su cara entre mis manos.—Pinche plebe hermosa, me cagas—

—Pinche perro cabron— me miró tiendo y me detuve un minuto al ver sus facciones.

Era tan perfecta y tan mía.

—Te amo mija— dije lo que nunca creí decir.

—No mames, no mames, no mames— escuché  a sus hermanos.

Rubén Oseguera.

Miraba a mi apa quebrar, golpear e incluso disparar, su coraje era enorme, estaba haciendo un desmadre
Al fin habíamos sabido aquello que tanto anhelabamos. Sabíamos quien había matado a mi madrecita, sabíamos cómo y que le habían echo.

—Puta madre— dijo el doble R cuando nos vio.

Yo no hacía nada por detenerlo.

—¡LOS QUIERO MUERTOS!— grito mi apa viéndome.

—Andan en Culiacán— dijo otro.

—Saben lo que tienen que hacer, y mañana mismo vamos por mi reina y por nuestra princesita— le dije viendo a mi apa.

Todos asintieron, y yo me acerque a con mi apa.

—Pronto estaremos con nuestra niña apa— dije viendo cómo abrazaba la foto donde estaba mi ama embarazada con nosotros a su lado.

Iván.

Miraba a Vicente acomodar todo, mi hermana y el eran felices y aunque en el fondo sintiera algo extraño, me daba chingos de gusto.

Trataba de convencerme que me daba gusto.

—Ya deberían de haber llegado— dije viendo que ya pasaban de las 9.

—No contestan— dijo mi apa viendo a Don Mayo.

Esto me estaba desesperando.

—prende la tele— me dijo mi apa—algo no está bien—

Mi corazón latío rápidamente.

Las calles de Culiacán eran un desmadre, personas armadas salían de la ciudad.

Mi apa, Vicente todos estábamos desesperados.

Una llamada me entró.

—¡Iván! Se nos fue carnal— era Alfredo.

—¿¡Quien wey!? — pregunté entre gritos.

—SE MURIÓ, CARNAL, SE MURIÓ—.


Hola amixes!

Perdón por no actualizar hasta ahora, trataré de hacerlo más seguido.

¿Quien creen que haya muerto?🙊

Para avisarles también que viene una nueva novela!.

Nos leemos pronto 🤍

ResilienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora