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Vicente.

Miraba a la güera que ente momento estaba empiernada conmigo.

–Buenos días plebe– dije cuando mire que se despertó.

–Hola mi amor–

–Tumbese ese rollo pues mija– dije terminandome de poner el boxer junto con el pantalón y saliendo de la habitación.

Era la casa de Ovidio en donde estábamos.

–Que rollo mijo– dije cuando mire a Iván en la cocina– No lo atendieron bien o qué– dije mientras tomaba una manzana.

–La morena es tan  buena con la legua como lo es montando– dijo mientras me guiñaba el ojo y sonreía.

–Que hubo mis chavalos– dijo Ovidio mientras le terminaba de dar un beso a la peliroja que estaba con el.

– No mames– dijo Alfredo bajando mientras bajaba con Edgar.

–A lo que veo todos tuvimos buena noche– dijo Serafín sonriendo.

–Es que está vez había más plebitas buenotas– dije yo haciendo que todos asintieran.

[••••]

Habían pasado ya dos horas, ahora estábamos en las palapas tomando mientras escuchábamos corridos.

–Es que hubieras visto wey, nombre hubieras sentido– dije –Me pongo duro de nomás acordarme–.

–Pinche Chente– dijo Ovidio.

–Sabes quien está pero chula– dijo Serafín haciendo que todos lo viéramos– La Arabia wey– dijo mientras asentía y sonreía.

–No mames wey– dijo Iván viendo a sus hermanos –Se nos olvidó avisarle wey– todos se pusieron pálidos.

–No creo que se enojé– dije yo haciendo que ellos me vieran.

–Tengo 19 llamadas perdidas de ella– dijo Iván mientras miraba a sus hermanos.

Arabía.

Llevaba toda la noche y hasta ahora, que eran las 3:00pm, despierta por qué mis hermanos no llegaban.

Ellos pueden hacer lo que sea, pero hace 4 horas hubo un accidente donde murieron 3 jóvenes y no sé si son ellos o no.

–Ma– balbucio Maya mientras me miraba con sus ojitos llorosos, ella tampoco la estaba pasando bien, mis hermanos eran parte escencial de su vida, y el que no estuvieran con ella, sin duda la ponía mal.

–Vente amorcito de mi alma– dije mientras la cargaba y jugaba con ella.

Nini entro y negó, aún no sabían dónde estaban. Mis lágrimas estaban saliendo y la preocupación cada vez aumentaba más.

Habían pasado dos horas ya, y Maya se había quedado dormida de tantos pucheros.

–¿Quinita?– dijo Iván entrando por la puerta.

–Vete a la verga pinche Iván– dije haciendo que el y los que venían con el me miraban sorprendidos.

–Perdon Ara– Iván no dijo más para cuando ya me tenía en sus brazos llorando.

Ovidio se acercó y también lo abracé igual que al resto de mis hermanos.

–Te ves bien diferente– dijo Alfredo mientras me abrazaba.

–No mames Cabron, no dormí nada, tengo llorando desde hace 4 horas, Maya tampoco durmió, ustedes no me contestaban las putas llamadas y el papá de mi hija me abandono, sí, me veo diferente.–

ResilienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora