Resiliente

17

Arabía.

📍Una  hora antes...

Mire que todos mis hermanos bajaron de la camioneta con Maya, iban a subirla a un caballito mecánico que estaba fuera de una Soriana.

Super normal.

Mire como ellos reían mientras yo los grababa. Pensaba en Vicente y en como me está moviendo todo.

Literal todo

Me puse a pensar y no encontré el momento en que me envolvió, en qué momento me hizo quererlo de esta manera.

—Y que con el chente o qué—  llegó mi more comiendo unos churros.—Se los robe a tu guacamaya por qué no me quiso dar— dijo y voltee a mirar a mi nena, quien le paraba el dedo una y otra vez a Ovidio y Alfredo.

—Vicente es el tipo de hombre que no amaría— el se me quedó viendo.

—Y mira mana, escupiste, y te cayó pa arriba— no pude evitar reír.

—Lo quiero con todo mi ser— dije sonriendo. — Ojalá que se ponga pilas— el asintio rápido.

Seguimos platicando por otro rato más, cuando camionetas desconocidas empezaron a llegar, Edgar captó rápido, y se bajó en chinga pa traer a mis demás hermanos acá, mientras yo me quedé en la camioneta.

Hubo una troca que se puso a mi lado, yo tenía mi vidrio abajo, por lo que me podían y yo podía ver perfectamente.

Era Rubén.

—Arabia— la voz de Rubén salió entrecortada, voltee a mirar a mis hermanos quienes ya venían, pero las ráfagas de disparos comenzaron, Alfredo a cómo pudo los metió a la tienda mientras disparaba para cuidarlos.

La puerta de la camioneta sonó y pude ver a Rubén quien me abrazo haciéndome bolita.

—No te pasará nada— me dijo acariciando mi cabello.

Estaba asustada, por qué aunque haya marchado en las filas rusas, el estar aquí, rodeada de las personas que amo, con mi hija en peligro, me hacían sentir chiquita.

—Tengo miedo—dije en voz baja.

—Ya mi amor, no te pasará nada, no dejaré que te pase algo—Paro de hablar para quejarse—Perdoname mi niña— me dijo entre jadeos.

Después de 5 minutos los disparos cesaron, las llantas rechinaban en el piso, ellos se habían ido.

Mis hermanos llegaron corriendo hacia mí, oía a Alfredo gritar.

Todo había pasado tan rápido, tanto que apenas estábamos reaccionando.

Rubén estaba aquí, en mis brazos, dándome sus últimos suspiros, no sabía quién era realmente, pero el dió su vida por mí, no podía pensar en el señor mencho, cuando se entera de esto.

Más trocas llegaron y me volví a sentir chiquita.

Mis hermanos desfajaron sus armas y sin esperar, quitaron a Rubén de mis brazos, se lo llevaron y se fueron.

Los brazos de un hombre me rodearon, sabía a quién le pertenecían, su olor era tan característico.

Iván me abrazaba mientras lloraba en mi hombro.

—Tuve mucho miedo de perdete— me dijo mientras revisaba mi cara.

Vicente.

Miraba el como Iván la abrazaba, serafín me dió un chingazo.

-Ponte pilas chente— me dijo y asenti.

Llega a dónde estaban y quite a Iván, según yo de manera disimulada.

«lo avente casi un metro»

Arabia se aferró a mi y eso me dió seguridad, reconfortó todo en mi ser.

—Tuve mucho miedo— me miró haciendo pucheros.

—No lloré culona— dije mientras le daba un beso en la frente.

—Amonos a casa pues— Maya se colgó a Iván y sin pensarlo todos nos subimos a la camioneta.

Llegamos al rancho y estába don Joaquín, ahí, esperando por recibir a sus hijos.

Entramos a la sala y lo primero que hicimos fue prender la tele.

—Muere está tarde, Rubén Oseguera, hijo de la cabezilla del cartel Jalisco, un ajuste de cuentas, una equivocacion de su equipo, según nos informan—

Una equivocacion,  un ajuste de cuentas, ellos iban por los Guzmán.

—Puta madre— dijo Arabía.

—Ivan, tengo que hablar contigo— dije y el rápido asintio.

Hoy todos sabrían que mi chula, es una Oseguera, y que esto no se quedará así.