Capítulo 24

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Anteriormente...

-Voy a ir a ayudar a Rin.- anunció Naomi para poder ir hasta donde estaba el semi-demonio peleando. -Tú no iras a ninguna parte.- se escuchó la voz de Yukio que había agarrado a la chica desde la muñeca. Naomi lo miró molesta -¿Y qué? ¿Qué me valla y deje a Rin solo? Estás loco si crees que haré eso.- le respondió molesta -Ambos son un peligro. No es seguro que ambos vallan a pelear juntos y pierdan probablemente el control.- le contestó el de lentes.

Antes de que Naomi pudiera contestar, Shura intervino -Se lo mucho que te preocupa Rin. Y odio decirlo, pero Yukio tiene razón. Si ambos pierden el control va a ser un desastre aun mayor. Así que vas a tener que tener fe en él y ayudarnos a llevar a todos lejos de aquí.- explicó la mayor. Naomi se quedó en silencio mirando a cada uno de sus compañeros. Luego su mirada fue hasta la pelea de Amaimon y Rin y todo el fuego azul que se esparcía por el bosque. Al final suspiró rendida -Esta bien.- dijo seria para comenzar a evacuar con los demás.

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Narrador Omnisciente:

El bosque entero era de a poco ocupado cada vez más por las llamas azules. El grupo de estudiantes de exorcismo corrían lo más rápido que podían en busca de una zona segura lejos de la pelea aprovechando la luz que irradiaba el fuego para ver el camino y sintiendo el calor que emanaban detrás suyo. Todos iban concentrados en el camino con ambos profesores a cargo y la chica de ojos rojos defendiendo al resto de cualquier ataque de alguno demonio.

Naomi no podía evitar maldecir mientras más veía que se alejaba del semi-demonio al que tanto quería. Maldecía a todo. A Amaimon, a Yukio y sus ordenes, a Satanás, a Azazel, a todos los Reyes Demonios, a si misma, a las malditas polillas que no dejaban de molestar, a esta mierda de campamento y el día en el que nació.

Se odiaba y arrepentía de haberlo dejado solo al chico de ojos azules pero sabía que Yukio tenía la maldita razón y que si ambos perdían el control podría ser peor. También era consciente de que si intentaba retroceder, el de lentes no dudaría en apuntarle con una de sus armas en la frente.

-¡Ya llegamos!- anunció Yukio sacando a la chica de sus pensamientos y luego de tanto correr por fin se detuvieron a descansar. Luego de que Naomi recuperara el aliento, levantó la vista encontrándose con la de sus compañeros.

Todos la miraban extraño, juzgándola a ella y a Rin, con terror y asco a lo que de verdad eran. Ella sabía que esa iba a ser la única manera en la que los miraran desde ahora y era consciente de eso incluso antes de que ambos mostraran sus poderes. Pero en aquel momento en el que Rin sacó su espada y ella había hecho elevar las dagas en el bosque, había tenido un poco de esperanza de que tal vez ellos no los juzgaran... Que idiota había sido...

-¿Que pasa aquí?- pregunto Shima confundido ante todo el fuego azul que se apoderaba cada vez más del lugar -Son las llamas azules...- hablo Konekomaru con la voz temblorosa. De repente la chica sintió una mirada sobre ella y por el rabillo de su ojos logro ver la mirada penetrante y de asco de Suguro.

-¿Que carajo eres?- pregunto Suguro molesto llamando la atención de todos -No es el momento. Recibirán una explicación mas tarde.- intento intervenir Yukio aunque Suguro lo ignoro y siguió demandando una respuesta de la chica . Naomi solo bajo la mirada -¿Que carajo es él?- pregunto aun más demandante señalando hacia el bosque pero Naomi se mantuvo en silencio mientras apretaba sus puños intentando aguantar las ganas de llorar. Todas las miradas estaban sobre ella -¡Contesta!- exigió de nuevo aun más enojado pero Yukio y Shura lograron intervenir y calmar la situación.

De repente se escucho una explosión desde el lado en donde sucedía la pelea y el cuerpo de Rin salió disparado por el aire aterrizando a unos metros de ellos. Había perdido el control y la razón por completo, la espada Koma ya no retenía su poder. Todo su cuerpo estaba rodeado en llamas, sus orejas eran aun más grandes y puntiagudas al igual que sus colmillos y en sus ojos se podía ver que había perdido la cordura.

Siempre Juntos {Rin Okumura}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora