La Cena

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-¿Qué dices?-

-Que ella sigue viva... No sé cómo, pero sigue viva-

-Mierda...-

-Señor, puedo...-

-Espera...- Tomó un sorbo- Dejémosla en paz-

-P-pero si ella-

-No queda mucho...- Dejó la taza al lado- Ahora prepárate-

Among Us Capítulo 3: La Cena

Creía que sus audífonos Bluetooth habían sido una compra inútil ese día; se había comido sus palabras. Le estaban resultando bastante útiles en esa cena. Sabía que no le dirigirían la palabra en primer lugar, así que no encontró razón para escucharlos. Y, aunque comprendía que era algo grosero ignorarlos así, mientras no lo notaran, no habría problema. Pero su temor principal no era que lo descubrieran, sino que vieran que escuchaba a...

-Henry, ¡Henry!-

Henry rápidamente pausó la música y miró al chico al lado de él

-¿Sí?- preguntó él.

-Estás muy callado. ¡Anda! ¡Háblanos de ti!-

Todos en la mesa lo miraron con una sonrisa algo siniestra. Ahí Henry comprendió por qué lo invitaron: Querían conocerlo a él. Siempre había sido un vecino algo misterioso. Las pocas veces en las que hacía contacto con sus vecinos era cuando estos le pedían ciertos ingredientes. A Henry nunca le había molestado eso, pero parecía que era tiempo de un pequeño cambio.

-Ehhh...- Aunque no sabía bien por dónde empezar

-¿En qué trabajas?- Preguntó uno de las vecinos

-Trabajo para una federación que satisface a mis clientes con productos básicos y alimentos a cambio de bienes-

-¿Eres cajero?-

-Seh...-

Henry comió otro trozo del pastel de carne, mientras que otra vecina le preguntaba

-¿Y tu esposa? Un hombre así parece tener a muchas pretendientes-

Todos en la mesa la miraron, quedando todos de acuerdo en que esa había sido una pregunta tonta, incómoda y algo privada. Henry no respondió a eso. Tomó un poco de la bebida mientras miraba a otro lado. Debido a que él no estaba ayudando en el tema, los vecinos siguieron hablando entre ellos, pues tampoco sabían cómo seguir con eso, no conocían nada de él.

Tras unos minutos, Henry se levantó de la mesa.

-Disculpen, tengo que ir al tocador-

-Sí, seguro, al fondo, a la izquierda, dobla a la derecha, derecha, izquierda, derecha, izquierda, izquierda, izquierda, y recto- Le dijo la dueña del lugar

-Estaría regresando aquí-

-La puerta desgastada-

-Gracias-

Henry fue camino a esa dirección. Se detuvo un momento para mirar por la ventana. La vista no era mala, para estar sólo en el piso dos. Aunque era lindo mirar por otro edificio nuevo.

Siguió de nuevo, cruzando al lado de un estante, hasta encontrarse con la puerta que había mencionado. Entró ahí, observando un baño admirablemente limpio. Sin más, fue hacia el retrete, se sacó el pene y orinó tranquilamente. Al terminar, se subió de nuevo la bragueta y se lavó las manos, no sin antes mirarse en el espejo. Ahí, pensó en que pudo haberse arreglado un poco más para ir a la cena, aunque realmente sólo había ido por compromiso. Realmente ya estaba contando las horas para salir de ahí. Al salir, miró al otro lado del pasillo. Puso más atención al estante que había ignorado al pasar al lado de él. Curioso, se acercó a él. No había mucho que observar, sólo un par de flores, unas decoraciones feas de cristal y poco más. Decidió regresar, pero se detuvo en cuanto lo vio. En el segundo estante de abajo, podía ver algo que le llamó la atención. Y no, no era ese brazalete con una figura plateada de un halcón como decoración, sino lo que estaba al lado de él. Henry se agachó, y lentamente tomó la fotografía. La observó con detenidamente...

-Santa mier...-

-Henry-

Henry volteó rápidamente al escuchar esa voz femenina, ocultando la fotografía detrás de él.

-¿Se puede saber qué estás buscando?- Preguntó la dueña, acercándose a él.

-No, nada, nada. Yo sólo observaba. M-me tengo que ir- Dijo con prisa. Rápidamente trató de alejarse de ahí, hasta que ella lo detuvo. Volteó, sintiendo como ella lo había tomado de la mano.

-¿De verdad no buscabas nada?-

Henry tragó saliva.

-N-no. Me tengo que ir, así que si me suelta...-

La chica empujó a Henry hacia la pared, haciendo uno que otro movimiento lento.

-Puedo darte lo que buscas- Dijo ella lentamente en su oído. Henry comenzó a temblar- Si me lo pides, puedo dártelo-

-N-no, no me entiende, yo...-

Interrumpiendo, la chica pegó su cuerpo más al de él.

-Has estado muy callado, ¿No lo crees? Shhh, no hables, no lo necesitarás-

-¿Qué?-

La chica comenzó a bajar su cuerpo lentamente, acercándose a la bragueta, tomándola con una de sus manos.

Henry, que no podía más con la tensión, la empujó suavemente, y sin pensarlo dos veces, se fue corriendo de allí.

Con toda prisa, llegó a la puerta principal, donde estaban los demás invitados.

-Eh, Henry, ¿Te vas tan pronto?- Dijo uno de ellos

-Sí, sí, yo... Dejé a mi perro sin comida, usted me entiende, ¿no?

-...Pero si en el edificio no permiten perros-

-Por eso digo que es un gato, ¿Ok? Adios- Fue lo último que dijo Henry, antes de salir de allí corriendo.

-... ¿Qué demonios le pasa?-

-Ey, ¿alguien dijo vodka?-

Henry entró a su habitación, aún cansado. Sin fuerzas se dejó caer a la pared, arrastrándose lentamente al suelo.

Levantóla fotografía, y en ella vio...

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