La Vecina

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Dos días... dos pacíficos días. Domingo por la mañana. Henry se dispuso a salir a la tienda más cercana, necesitaba un rastrillo. Salió de su habitación, bajó las escaleras, y ahí la vio, la chica más hermosa que pudo haber visto en su vida. No, no se enamoró, pero sí podía decir con seguridad que era de las más hermosas. Sin embargo, algo de ella parecía raro. Además de ese brazalete con la figura plateada de un halcón, su mirada parecía... sospechosa. Pero Henry sabía que, de cualquier manera, ese no sería asunto suyo. Bajó, y siguió su camino.

Siguiente día. Lunes por la mañana, científicamente el momento más deprimente de la semana, y Henry le daba razón, pues la pereza de volver al trabajo era inmensa.

Bajó las escaleras... Y la vio de nuevo, la chica, con la misma mirada. Ahora con una maleta y un abrigo blanco, y claro, ese mismo brazalete. Henry, de nuevo, decidió no meterse en rollos.

Siguiente día. Martes por la mañana. Henry bajó las escaleras. Hoy, las miradas de los dos se cruzaron. Bueno... ¿Por qué no? Una sonrisa y asentir la cabeza es una señal que todos entienden.

Siguiente día. Miércoles por la mañana.

-Buenos días- Dijo Henry

-Buenos días- Le respondió ella

Siguiente día, Jueves por la mañana.

Soy Wendy, mucho gusto- Dijo ella. Henry se exaltó por un momento, no esperaba que la socialización comenzara tan rápido.

-H-Henry, mucho gusto- Dijo él. Después de eso, nada más, ni un apretón de manos

Siguiente día, viernes por la mañana.

-Y qué tal van las cosas en Eight Twelve?- Preguntó ella con una sonrisa viendo el uniforme del chico.

-¿Ah? Sí, sí, van... ¿Bien? ¿Supongo?- Henry soltó una pequeña risa nerviosa- ¿Y qué tal las cosas por... ehhhh...?-

-Sísísí, lo siento, me tengo que ir- Dijo la chica, tomando rápidamente su maleta y yéndose de ahí. Henry miró por la ventana; pudo ver a la chica irse en ese auto gris. Algo de ella no le terminaba de convencer... Pero, como siempre, decidió no darle vueltas al asunto.

Siguiente día, sábado por la mañana. Esta vez, Henry iría tarde a trabajo, pues Simu ocuparía su turno. Sin embargo, se preguntó si Wendy tendría que ir a donde sea que fuera ese día también. Bajó las escaleras, pero antes de bajar al segundo piso, pudo notar cómo la chica hablaba con alguien. Henry se agachó y escuchó lo que pudo.

-Sí, entiendo, pero aún creo que nuestro equipo aún no está lo suficientemente listo para algo así.

-Son jóvenes y adultos con experiencia, señorita. Y con usted a bordo sabemos que tendrán menos problemas allá arriba-

-¿No entiende el riesgo de este proyecto? El más mínimo error podría acabar con la vida de ellos y de mí-

-¿Quiere que le recuerde cuánto tiempo hemos trabajado para este proyecto?-

-Entiendo que mucho, pero aun así, este trabajo ni siquiera está autorizado, somos prácticamente niños jugando con... ¿Sabes qué? Sigamos discutiendo esto allá... Sí, sí, nos vemos-

Tras eso, Henry escuchó que Wendy apagaba el teléfono. Después, tomó su maleta y bajó rápidamente de ahí. Vio por la ventana, y observó como ella se iba en el auto gris.

Luego, volteó detrás de él. La señorita White estaba subiendo las escaleras. Ella se acercó a él.

-¿Ya conociste a mi Wendy?-

-¿Qué? Sí, sí... Bueno, algo-

-Ustedes dos se parecen en mucho... Un joven tan lindo y una joven tan apuesta-

-Disculpe... ¿Sabe dónde trabaja ella?-

-No, no, ya te dije... No le gusta hablar de eso-

-Mmmm... y... ¿Sale los domingos?-

-Sí, ¿Por qué?...-

Among UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora