Ethan estaba caminando por los pasillos, sin el traje puesto, pues el calor de ese día era fuera de lo común. Él fue hacia la cafetería, donde estaban los demás, de igual forma sin su traje puesto; todos, excepto Wendy. Cuando preguntó dónde estaba ella todos le contestaron que no tenían idea. Sólo por curiosidad él comenzó a buscarla, lo cual no le tomó mucho, pues ella estaba en el pasillo cerca de la sala de electricidad. Al encontrársela se llevó una sorpresa pues ella se quedaba mirando fijamente hacia el techo, casi pareciendo hipnotizada.
Ethan: ¿Está todo bien?
Wendy: Ven, párate aquí.
Ethan la obedeció y se puso a su lado.
Wendy: ¿Sientes algo?
Ethan: No... no, nada.
Wendy: Exactamente, mira eso:
Wendy señaló unas rendijas arriba.
Wendy: El aire acondicionado no está funcionando.
Ethan: Ohhhh, eso explica el calor.
Wendy: Hay que repararlo.
Ethan: ¿Y sabes dónde está?
Wendy: Yo supongo que en la sala de electricidad. Pero por si acaso yo busco ahí y tú busca en otro sitio.
Ethan: Sí, seguro.
Así los dos se separaron. Wendy, como lo dijo, entró a la sala de electricidad, donde sintió todavía más caliente el ambiente pues estaba más apretado el sitio. Miró por la caja eléctrica, pero todo estaba en buen estado. Observó en el fondo del cuarto, pero no encontraba nada fuera de lo común.
Wendy: Creo que aquí no está.
Ethan investigaba las habitaciones a la derecha de la nave: Pasó por comunicaciones, por administraciones y luego a navegación, no encontró nada útil. Sólo le quedó un sitio, uno en el que casi ninguno había entrado: O2, y grata fue su sorpresa al ver que allí estaba el filtro para el aire acondicionado. Él se acercó, se arrodilló y miró dentro de él. En el fondo finalmente descubrió por qué no estaba funcionando. Cuidadosamente extendió su brazo y lo metió hasta alcanzar las hojas secas que tapaban la entrada. Una a una las fue sacando.
Ethan: ¿De dónde salieron estas cosas?
Se decía, mientras iba sacando y limpiando más y más. Finalmente sólo quedó un puñito de hojas en el fondo. Ethan simplemente estiró y las tomó, sin embargo, cuando se dispuso a sacar el brazo, algo lo detuvo. Intentó con más fuerza, pero tampoco. Miró con algo de miedo, y vio qué es lo que le impedía sacar su brazo: Simplemente estaba atascado. Siguió tirando con más fuerza, pero no había resultado. Trató de impulsarse con los pies, pero al hacerlo sólo se lastimó un poco más. Sin más remedio optó por pedir ayuda, pero los comunicadores estaban en su traje, y ni él ni nadie más los tenía cerca. Finalmente gritó por alguien que lo ayudase. Inició suavemente, con algo de pena. Pero no había respuesta. Gritó de nuevo, ahora más fuerte; nadie vino. Cansado, comenzó a pedir ayuda usando todas las fuerzas que él tenía. De igual forma nadie acudió a su rescate. -Siguió tirando, y su brazo lo sentía cada vez más apretado. Y así duró durante cinco minutos enteros, hasta que Wendy finalmente cruzó cerca de allí.
Wendy: Este calor no me deja pensar, ¿A quién le gusta el calor? Sólo a la gente rara.
Ethan escuchó cómo ella murmuraba mientras caminaba.
Ethan: ¡Oye, oye, aquí está!
Wendy sólo lo escuchó porque estaba fuera del cuarto a sólo unos pasos. Ella entonces entró, y miró la situación de Ethan. Lo miró con una ceja levantada.
Ethan: Estaba sucio.
Wendy: ¿Y...?
Ethan: Estoy atorado.
Wendy: ¿Y...?
Ethan: Necesito ayuda.
Wendy se arrodilló al lado de él y lo sujetó del hombro.
Wendy: Okey, a la de tres tira con todas tus fuerzas.
Ethan: ¿Segura? ¿No tenemos mantequilla derretida a bordo?
Wendy: Lo dudo, y si tuviéramos no la desperdiciaría aquí. Okey, uno... dos... ¡tres!
Los dos tiraron con mucha fuerza, y el brazo comenzó a salir un poco. Después se detuvieron un segundo a descansar.
Wendy: ¿Cómo te sientes?
Ethan: Estoy... Estoy bien.
Wendy: Uno... Dos... ¡Tres!
Volvieron a tirar, el brazo ya estaba a la mitad. Ethan se mordía fuertemente los dientes para soportar.
Wendy: Una última vez... ¡Ya!
Ambos jalaron tan fuerte como pudieron, y el brazo salió.
Wendy: Déjame verlo.
Ethan lo escondió.
Ethan: No, no, estoy bien.
Wendy: Ugh, está bien, no insistiré para ello.
Entonces ambos escucharon una suave vibración en el techo, volteando ambos a ver. Todos el la cafetería exclamaron de alegría pues el aire acondicionado volvía a funcionar.
Ethan: Bueno... Valió la pena.
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Among Us
Science FictionÉl lo sabía, pero, ¿Qué debía hacer? No podía, no podía regresar, y "eso" lo sabía. Pero, ¿Cómo saber quién era? Nadie en la mesa dijo nada. Salvo alguien. Miró el techo... Y ella dijo: Hay un impostor entre nosotros. Esta historia, obviamente, e...