Los Asteroides

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La nave estaba muy callada, y el ambiente era pacífico en el sitio, y gracias a las sillas cómodas todos los pasajeros dormían con placer, todos salvo ella, Angie. Tras diez minutos de esperar se dio cuenta que tendría que buscar algo que la entretuviera o se volvería loca. No le tomó mucho tiempo para que se le ocurriera algo; ella tomó el teléfono de Wendy, con cuidado de no despertarla. Por supuesto que no buscaría nada personal, sólo quería ver si tendría algún juego. Al abrirlo éste le pidió reconocimiento facial, por lo que activó la cámara y le mostró la cara de Wendy, sin embargo debido a los ojos cerrados este plan no funcionó. Después quiso intentar con la huella dactilar, pero por los trajes esto tampoco sería posible. Como último recurso intentó descifrar el código, lo que al final le costó el total de un intento, pues el código era 1 2 3 4 5. Así observó que sólo tenía un juego, el clásico Subway Surfers, lo que bastó para mantenerla entretenida otros veinte minutos.

-Treinta minutos para llegar a Skeld- Dijo Lucy.

Angie ignoró esto y siguió. Una pequeña turbulencia hizo que Angie levantara la mirada, pero tras eso la nave siguió normal. Un minuto después, de nuevo una pequeña turbulencia. Angie pensó en ir a revisar, pero supuso que no sería problema. Así hasta que la nave comenzó a temblar más y más, no llegando al punto de el despegue, pero sí a un ritmo extraño. Angie finalmente se dignó a mirar: Se desabrochó el cinturón y caminó a la ventana. Allí, con terror, observó el causante de ello: Y es que estaban pasando entre medio de una gran masa de asteroides.

Angie: Oh, no... Esto es malo...-

Ella rápidamente corrió a los controles de la nave. Antes de partir, como clase del entrenamiento, se les había dado un pequeño curso de cómo funcionaba el volante, pero ella no lo recordaba bien. Puso sus manos al volante y dio vuelta, haciendo que la nave chocara con otro asteroide.

Angie: ¡Mierda! ¡Chicos... Chicos despierten, necesito ayuda...! ¡Chicos!- 

Pero nadie respondía. Ella seguía tratando de manejar la nave, mientras se iba acostumbrando. Ella no quería apretar ningún botón por miedo a arruinar algo. Siguió pilotando, esquivando cada vez mejor las piedras. Todavía no entendía cómo es que los demás no despertaban. Una gran piedra chocó por debajo de la nave, haciendo que Angie diera un pequeño salto, y accidentalmente apretara un botón. De pronto, la nave comenzó a ir mucho más rápido, haciendo que Angie fuera impulsada a la silla. Así los demás se despertaron.

Louis: ¡¿Qué carajos estás haciendo, Angie?!-

La nave comenzaba a temblar más, pues ahora chocaba con más meteoritos. Angie estiró con fuerza sus brazos y volvió a tomar el volante.

Angie: ¡Trato de salvarnos la vida!

Todos trataban de desabrocharse, pero por el movimiento se les hacía imposible. Wendy finalmente se pudo liberar, pero al levantarse el impulso la lanzó directamente a la pared. Angie observó, y es que a lo lejos se aproximaba un asteroide diez veces más grande que la nave, y ésta se estrellaría inminentemente. 

Wendy: ¡El botón!

Angie: ¡¿Qué?!

Wendy: ¡El botón!

Angie: ¡¿Cuál maldito botón?!

Wendy: ¡El azul!

Angie observó todas las teclas, y todas eran del mismo color. Angie presionó una de ellas, activando la alarma para incendios, haciendo que cayera agua del techo.

Angie ¡No hay un botón, hay un maldito teclado!

Wendy: ¡Entonces escribe: Guión bajo Shawlow guión bajo, Hachtag punto.

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