Morado

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-Sí, sí!- Expresó él con entusiasmo- Eso es exactamente lo que buscamos-

La reunión había sido un éxito. Fue un alivio que el accidente no hubiera sido un inconveniente para ella.

-Sí, lo sé- Respondió ella detrás de la pantalla, siendo escuchado por todos trabajadores del sitio.

-Me alegra escucharla, señorita Barnes. ¿Cómo sigue su hueso?-

-Estaré bien, el daño no fue muy grave, en unas semanas estaré lista para ir abordo-

El jefe y algunos en la sala se les formó una expresión confusa

-P-pero usted no irá- Dijo él

-Claro que sí, señor. Fui yo quien descubrió el lugar, no puedo perder la oportunidad de verlo con mis ojos. Además, tengo algo de práctica, podré ser de mucha ayuda. Yo iré-

Wendy se veía muy confiada en ese momento, no la expresión que alguien tendría frente al jefe. Pero esto tenía sentido sabiendo que éste era viejo amigo de ella.

-Por el momento, me retiro. Gracias por su atención- Fue lo último que dijo ella antes de apagar su cámara, antes de que el jefe le pudiera contestar.

-Joder...- Dijo él a sí mismo, antes de levantar la mirada y ver a todos- Muy bien, chicos, sólo un par de meses antes del gran día. ¡Manos a la obra!...

Among Us Capítulo 4: Morado

La chica corría. No podía hacer más que eso. El frío la estaba matando, pero era lo de menos. Pensó por un momento en lo que le harían ellos al tenerla. El dolor, la humillación... Fueron los pensamientos que la ayudaron a tomar fuerzas para correr con más velocidad. Gritó por ayuda... Estaba vacío. Sin una ruta marcada, ella trató de doblar en una esquina, chocando con uno de ellos. Pudo ver esos ojos lujuriosos, lo que el hiso gritar y darse vuelta para alejarse de él, pero no podría correr de regreso, pues el otro estaba allí. Buscando otra salida, volteó al lado, viendo un callejón. No era tonta, no entraría allí... Pero volteó. Allí estaban esos tres. Esos locos simplemente no se rendían. Ella sólo comenzó a retroceder. Volvió a gritar por ayuda, ésta aún no llegaba. Los tipos la acorralaron. La chica tomó un bastón de madera de entre los escombros del callejón.

-Mientras menos resistas, menos dolerá...-

-Vamos, dulzura, tú lo quieres-

-Suelta esa cosa, muñeca, ¿No quieres tomar algo largo de verdad?- Dijo éste último, seguido de bajar su bragueta y sacar su pene al aire.

-¡Idiotas! ¡Idiotas! ¡No se acerquen!- Ella preparó el bastón así como los grandes batistas toman su bate.

-Mejor escúchenla, muchachos- Dijo una voz en la entrada del callejón. Los cuatro observaron. Allí, bajo un poste de luz, se observó una figura masculina, pero con una pose sumamente femenina.

-¿Y tú qué?- Preguntó uno de los tipos.

-Creo que ella es demasiado para ustedes, inclusive compartiéndola- Continuó él.

-¿Quién te crees?- Preguntó otro de ellos

-Lo siento, dulzura, pero ese lápiz que tienes ahí se ve más frágil que tu masculinidad-

Los tres chicos se enfurecieron con la llegada del nuevo. Uno de ellos se acercó a él, pero este no se movió ni un pelo.

-Mira, amigo, te recomiendo irte de aquí antes de que...-

Antes de que este pudiera terminar su amenaza, el misterioso tomó al tipo con fuerza, y con un movimiento rápido y hábil, dio vuelta al tipo, tomando su brazo con la palma hacia arriba, posicionando el codo encima de su hombro.

-¿De qué, de romperte un brazo?

Los otros dos chicos se aproximaron corriendo hacia ellos dos. Rápidamente, el misterioso soltó al chico y lo empujó al suelo. El segundo trató de lanzarse a su espalda para inmovilizarlo, pero él lo golpeó muy fuertemente usando su codo. Cuando el tercero levantó su brazo para dar el primer golpe, el misterioso tomó con su mano el pene y lo apretó con dureza, haciendo que el chico mostrara una cara de absoluto dolor.

-Lo siento, creo que tu compañero estará fuera un par de días-

El chico se alejó temblando. Puso su mano en la entrepierna y cayó al suelo.

El primero de ellos se levantó del suelo luego de que el tipo lo empujara al suelo. Este último se volteó y rápidamente metió dos de sus dedos dentro de su nariz y empujó fuertemente

-OoohhOoho00Oh- Soló el tipo con una voz muy aguda. El misterioso sacó sus dedos y él cayó al suelo, llorando- ¡Tocó mi cerebro!-

La chica seguía allí, pegada en la pared, observando el espectáculo. El misterioso se acercó a él. Allí, pudo observarlo mejor. Este vestía con un traje negro de cuero. Tenía accesorios como un collar de perlas moradas y un brazalete con una figura plateada de un halcón como decoración; también llevaba puesto tacones, y sus uñas estaban pintadas de morado y azul.

-Vámonos, amiga, este sitio apesta- El hombre estiró su mano y la invitó a tomarla. Sin decir nada, la chica le hizo caso y ambos salieron de allí- Tenías razón, esos son unos idiotas-

-...G-gracias- Dijo la chica en voz baja

-Perdón, ¿Dijiste algo?-

-...Gracias... Por... Eso-

-No me agradezcas, querida, no podía dejar que esos tarados se salieran con la suya- El tipo seguía haciendo uno que otro movimiento femenino

-... ¿Q-quien eres?-

-¿Yo?-

-S-sí... ¿Quién eres?-

El tipo la miró con una sonrisa

-Alonso- Contestó- Soy Alonso...-

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