Abuela

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La familia estaba comiendo, tranquilamente. Él decidió no ir ese día, no le quedaba del todo lejos, pero ya había ido toda la semana, quería pasar un día con ella, a pesar de que ese iba a ser un día importante allá.

-Abuelita, coma- Dijo Al, viendo que ella casi no había tocado su comida.

-No, no tengo hambre, mijo, lo guardo para al rato-

-Pero no ha comido desde la mañana-

-No tengo hambre- La anciana guardó el plato en el refrigerador. Al hizo lo mismo. Vio cómo su abuela fue lentamente a su sillón y se recostó ahí. Él hizo lo mismo.

-¿Está todo bien? ¿Le pasa algo? –

Ella se quedó en silencio, y puso el televisor Tucker daba las noticias: Policías habían atrapado miembros de un grupo clandestino que traficaba medicinas; Aunque la mayor parte de los integrantes lograron escapar con el producto. Ellos no estaban prestando atención. Alonso le iba a preguntar de nuevo ¿Qué pasaba?, pero decidió dejarla así, hasta que ella habló

-Sigues yendo allí, ¿No?-

Al no tardó en saber a qué se refería su abuela. Miró al suelo.

-Sí, así es-

La abuela suspiró.

-Mijo, ya sabes que no me gusta ese sitio-

-Lo sé, pero no puedo simplemente dejar de ir-

-¿Por qué? ¿Por qué no?-

-He hecho una promesa-

-Por favor, deja ese lugar. Consíguete un trabajo decente y olvida ello-

-Pero abuela, usted más que nadie sabe que el lugar es bueno, tenemos mejores intenciones que el gobierno-

-Mijo, usted corre riesgo allá-

-No, no, yo estoy bien. ¿No ve?, usted fue treinta años y ningún rasguño-

-Mi madre por poco no sale de allí. No sé en qué estaba pensando cuando te lo mostré. Sólo prométeme que te cuidarás-

Al le sostuvo la mano, y asintió con la cabeza.

-Ese día, no pude protegerla- Dijo, refiriéndose a su hermana. El ataque le quitó mucho, pero nada tan significativo como ella- Lucharé para protegerla a usted-

Ethan se sostenía como podía, sentía cómo en cualquier momento saldría disparado. Las luces pasaban extremadamente rápido, y por momentos el vómito quería salir. Y el ruido, la máquina no le dejó escuchar cómo ella, Sarah, le decía con una sonrisa:

-Wow, nuestro futuro héroe no puede pasar siquiera la práctica. Ya espero verlo cuando subamos, necesitará un cambio de ropa-

Jason, que estaba al lado, la volteó a ver

-Quizá digamos lo mismo de ti. Pasaste la prueba bastante bien, pero a la hora de la verdad será mucho, mucho peor-

-¡Paren, paren! ¡Paren ahora!- Gritó Ethan, cuando Jason jaló de la palanca. La máquina dejó de girar lentamente. Al detenerse, Ethan bajó tambaleándose. Dos hombres llegaron para sostenerlo.

-¿Y bien? Preguntó Sarah. Ethan se volteó y vomitó encima de uno de ellos-No muy bien, al parecer-

-No, no... Estoy joya-

-¿Sí, tan Joya cómo Alex?- Sarah apuntó con su meñique a Alex, que estaba casi inconsciente en una silla, con Tom dándole aire con un cuaderno.

-Tranquilo, tranquilo, ya pasó-

Ethan se dejó caer encima del otro tipo. Jason anotó algo en el papel y preguntó:

-Diablos, ¿Dónde están los otros? Se están perdiendo del toro mecánico. Ethan-

-Bebesis, bebesos-

-¿Tú sabes algo?-

-... ¿Cómo inventaron el internet sin internet? –

-Ven amigo- Sarah lo tomó- Recuéstate un rato-

Sarha y Jason salieron de esa sala y comenzaron a caminar por los pasillos.

-¿Entonces cómo vamos?- Preguntó ella. Jason levantó la hoja.

-Pues... Con la nave, las raciones, el gps, las radios y demás cosas... estamos a nada del día.

Sarah abrió bien los ojos.

-¿E-en serio?-

-Sí, de echo sí-

Sarah no supo qué decir. Había esperado tanto tiempo para esa noticia, y aún así no se sentía preparada.

-Tenemos que decirle al señor Anderson- Dijo ella, y alguien detrás le respondió:

-Me adelanté por ustedes- El tipo rodeó a ambos con sus brazos y se puso en medio-

-¡Hal!- Soltó Jason con la sorpresa. Pocas habían sido las oportunidades de hablar con él, pues tenía un puesto importante en el lugar, cómo por ejemplo el líder de las reuniones, aquel que contestó a Wendy cuando tenía el hueso roto. El jefe, pero no el líder.

-Dios, su expresión de alegría me dio más años de vida, ¿Por qué los viejitos siempre son tan adorables?-

-Ey, habla de él con un poquito de respeto- Dijo Sarah- Aunque sí... Es algo tierno-

Los tres llegaron a la cafetería y se pusieron junto al viejo expensador. Hal metió unas monedas.

-Por cierto, ¿Alguno de ustedes sabe qué fue del tipo de ayer?-

-¿Quién?- Preguntó Jason- ¿El loco con el teléfono?-

-Sí, el de camisa verde-

-No, no supe nada, ¿Tú supiste algo?- Sarah negó con la cabeza.

-Pues qué más da-

-¿Qué más da? Qué pasa si nos delata, estamos a un paso para iniciar la misión-

Hal se agachó para tomar el producto que había caido, el cual no pudieron ver bien por la ventana sucia de la máquina.

-Ey, tranquilízate, si el tipo tiene algo de cerebro no dirá nada- Sacó lo que parecía ser un paquete de cigarrillos.- ¿Cigarrillos de chocolate? ¿No se habían prohibido en 2005?

-Ok, nos desviamos del punto- Dijo Sarah- Hablemos con los reclutas para hacer la prueba. Hablaré con el señor Anderson y planificaremos una última reunión para los últimos detalles.

Ella se dio la vuelta y comenzó a irse. Jason y Hal sólo se miraron.

-... Lindos ojos-

-... Lindos ojos- 

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