Mikey estaba cansado de vivir consumiendose en pensamientos oscuros, no salía de casa y hace mucho había dejado de convivir con las personas que ahí vivían.
Su única razón para levantarse de su cama era cuidar de su hermano mayor, Shinichiro quién ahora se encontraba en coma, conectado a unas máquinas en su habitación.
Mikey no sabía si era mejor desconectarlo o esperar a que despertará, estaba cansado de desear morir por no saber como ayudar a su hermano, despertaba cansado y deseoso de morir, pensando en lo fneialque sería quedarse en su cama y no despertar más.
Sin embargo cuándo aquél día llegó esa inesperada visita, su vida comenzó a tornarse un poco colorida. Mikey comenzó a ayudar a Takemichi a ordenar y limpiar su casa, Takemichi lo ayudaba con los cuidados de Shinichiro y poco a poco comenzó a integrarse más a la sociedad. Hina seguia fuera del país junto a su familia pero hablaba de vez en cuándo con Mikey.
Al parecer ellos se habían apoyado mutuamente durante mucho tiempo.
Manjiro incluso dejó de tratar de verse diferente y ahora su cabello era corto y negro, se parecía un poco a Shinichiro.
Los ojos de Mikey eran más grandes y curiosos.
Baji quién era amigo de Mikey también se alegró de ver como este se re integraba a la sociedad y lo ayudó en todo lo necesario, junto a Chifuyu.
Y así es como llegamos al momento actual.
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Manjiro y un pequeño Koichiro se miraban fijamente siendo separados por una mesa de bambú. El pequeño había vuelto de unas semanas de vivir con Baji y Chifuyu y era la primera vez que veía a Mikey.
Pero como el celoso y sobre protector hermano menor que era, su alerta de protección se disparó al cielo al ver a un tipo extraño ayudando a su hermano mayor con unas cajas.
— No me gusta. — Soltó con un tono enojado el pequeño mientras tomaba una de las galletitas que estaban sobre la mesa.
— ¡KOICHIRO!. — Saltó Takemichi que estaba en uno de los exremos de la mesa. — Dale una oportunidad, se caerán B...
— Está bien "Michi" él tampoco me agrada. — A Koichiro le importó poco si le agradaba o no a Manjiro, lo que lo indignó fue la forma tan cariñosa en la que se refería a su hermano mayor.
— Mikey. — llamó el joven de cabello oscuro, derrotado.
— ¡No tienes derecho a llamarlo así!. — El pequeño de brillantes cabellos castaños era idéntico físicamente a Takemichi, con algunas diferencias en cabello y ojos. El niño de pijama de Iron man se levantó furioso golpeado la mesa fuertemente con su manita extendida, a Takemichi le preocupó que se hiciera daño.
Koichiro era demasiado calmado, era extraño verlo así de molesto. Quizá Chifuyu lo había malcriado las últimas semanas, mimandolo demasiado.
— Lo conozco desde antes que tú , tengo derecho.— Dijo campante el pelinegra.
— ¡Yo soy su hermano!. — y con aquella respuesta Koichiro tomó su peluche que estaba en el suelo y caminó furioso a una de las habitaciones.
— Koichiro. — Llamé mientras me levanta e iba tras él, cuándo llegué lo miré empacando sus cosas. — ¿Niño que haces?. — Pregunté entrando a la habitación siendo seguido de Mikey
— ¡ME VOY!. — Observé como tomaba sus peluches y unas camisas y las guardaba en una mochila.
— ¿y a donde iras?. — Una vez el niño terminó de empacar salió de la casa y caminó directo al teléfono de la casa.
— Con Baji y Chifuyu. — Al decir verdad me impresionaba que se supiera el número de Chifuyu.
— ¿Vienes llegando y ya te vas? Takemichi tendrás que cuidarlo, está desarrollando un sentido mochilero. De grande no pasará las fiestas en familia por estar viajando. — Dijo Mikey cruzando sus brazos mientras observaba de forma altanera a Koichiro. El niño sólo lo miró con ira y le sacó la lengua.
— Prefiero viajar antes de pasar navidad con un enigurminus.— Quise reírme al escuchar aquella palabra pero Mikey se veía realmente indignado. — ¿Fuyu?. — Un pequeño Silencio. —¿Puedo pasar contigo otra semana?
Noté que Koichiro se desanimó un poco y asintió como si Chifuyu lo viera del otro lado de la linea. "Está bien", fue lo último que dijo antes de colgar.
Camino a la entrada y se sentó a ponerse sus botas para lluvia y una sueta que estaba en el perchero.
— Baji vendrá por mí en 20 minutos, solo pasaré la noche ahí por que estarán ocupados remodelando durante la semana y Chifuyu dice que podría lastimarte si intento ayudar o que mis alergias se volverían molestas para mí por que hay mucho polvo en la madera. — La forma en la que se explicaba daba a entender que seguía molesto, su tono era serio y concentrado, y su semblante era el de un rostro enojado.
— Koichi... — Me senté a su lado y lo abracé por el hombro. — ¿sabes que eres mi número uno no? Somos hermanos y ningún amigo o pareja podrá superar eso, el amor de hermanos es inquebrantable. Podremos pelearnos, discutir y querernos matar aveces, pero somos hermanos y al final del día somos lo único que tenemos.— Acaricié su cabeza y él se acomodó entre mis brazos. — Eres mi hermano y vas a ser mi prioridad toda la vida.
Pude escuchar un pequeño sollozo que provenía de Koichiro y le acaricié la espalda para que se calmará
— Chiro... — llamó Mikey detrás de nosotros, bastante cerca. — No fue mi intención molestarte... Yo amo mucho a Takemichi y quiero que esté bien, pero no es mío. — El rostro de Mikey se había suavizado bastante y ahora él y Koichiro se miraban fijamente. — Takemichi es tuyo y de nadie más.
Los ojos de Koichiro se iluminaron como farolas al escuchar aquello y corrió a los brazos de Mikey. Tanto Manjiro como yo nos quedamos en shock al ver aquella acción, realmente no nos la esperábamos.
— Te lo puedo prestar un ratito si quieres. — Dijo el menor de los tres sin soltarse.
Aquellos nos hizo reír y Mikey asintió agradecido.
Al cabo de unos segundos llegó Baji y al vernos así solo se quedó de pié frente a la entrada.
— Me voy sí no soy necesario. — Dijo dándose la vuelta.
Al escuchar la voz de Baji Koichiro empujó a Mikey a un lado y corrió con todas sus fuerzas, me abrazó y se despidió corriendo a los brazos de Baji.
— ¡CREÍ QUE YO ERA TU HERMANO FAVORITO!. — Grité con falsa indignación desde la entrada.
— ¡BAJI ME DA DULCES COMO CENA!. — Gritó siendo alzado por Baji quién se despedía de nosotros con la mano.
— OYE ESO NO ES SANO. — Al escucharme decir aquello Keisuke corrió directo al auto y arrancó.
