capítulo 7

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7

Anna se despertó la mañana siguiente a la cena, y al darse la vuelta sintió como el sitio de Jim en la cama estaba vacío. Odiaba despertarse sola después de haber pasado la noche con alguien, así que cerró los ojos y se permitió quedarse entre las sábanas unos minutos más.

Al levantarse recogió la ropa del suelo y se dio una ducha rápida para no llegar tarde al trabajo. Antes de vestirse cogió un paño de algodón y retiró el maquillaje que no había quitado la noche anterior.

Esa mañana la pelinegra escogió un vestido de tirantes verde con flores blancas. Lo combinó con unas deportivas blancas y un cárdigan fino por si aún no hacía demasiada calor, aunque estando en junio sabía que le acabaría sobrando cuando no fuese tan temprano.

Recogió hábilmente su pelo en dos trenzas cuyo final le hacía cosquillas en su cuello al moverse, y después salió de casa para ir a trabajar.

Entró al edificio guardando sus auriculares y saludó con una sonrisa a su compañera.

"Han dejado esto para ti", dijo la mujer dándole un papel a Anna. Esta le dijo un simple gracias mientras soltaba sus cosas y se sentaba en su escritorio.

La pelinegra desdobló el papel y lo leyó en silencio, poniéndose nerviosa al darse cuenta de que era una citación de la mismísima Natasha Romanoff. La morena miró la hora en su móvil y puso una alarma para las 9 am, hora a la debía estar en el despacho de su jefa.

Intentó no pensar demasiado pero le fue imposible. Tanto que cuando sonó el móvil avisando de que quedaban diez minutos Anna sintió como su pulso se aceleraba. Con pasos rápidos la chica caminó hasta el ascensor y pulsó el botón que la llevaría al piso de los despachos.

Cuando las puertas se abrieron Anna caminó hasta el despacho de su jefa y antes de tocar la puerta colocó su vestido, bajándolo unos milímetros hacia abajo.

Los principales productores y socios de Romanoff Productions estaban en el despacho de la mismísima Natasha, hablando de posibles inversores y planes de futuros que podrían generar beneficios. Su conversación fue interrumpida por tres suaves golpes.

Natasha miró su reloj y después dio por terminada la conversación.

"Adelante", dijo la mujer mientras se levantaba de su silla. "Tan puntual como siempre, Smith", añadió al ver a la chica aparecer en la sala.

Los ojos de James recorrieron el cuerpo de Anna de arriba abajo, desde sus trenzas hasta sus deportivas blancas. Tuvo que hacer un esfuerzo por apartar la vista de sus piernas.

"Rogers, Wilson. Seguiremos en otro momento", dijo mientras acompañaba a los hombres a la puerta.

Anna se apartó del camino para dejar paso a sus jefes a los que saludó con una pequeña sonrisa. Natasha cerró la puerta y después le pidió a la chica que se sentase en una de las sillas que había libres, junto a James.

La pelinegra se sentó y cruzó una de sus piernas sobre la otra, asegurándose con sus dedos de que su vestido no se subía demasiado. Gesto que no pasó desapercibido por el hombre que estaba sentado a su lado.

La chica se extrañó al ver como Barnes seguía aún en el despacho, sentado con su característico traje y con las piernas separadas.

"Barnes me comentó que te habías presentado a su proceso de selección de secretaria", dijo Natasha colocando unas hojas con gráficos y datos antes de volver a mirarla. "Pero por normativa laboral no es posible aceptar tu candidatura", añadió.

Anna tragó al escuchar aquellas palabras y abrió sus labios sin saber muy bien qué decir. James vio como sus manos estaban ocupadas mientras jugaba con uno de los anillos que llevaba en sus dedos.

𝐟𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐥𝐨𝐯𝐞 » 𝐣𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐛𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬Where stories live. Discover now