capítulo 16

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16

Anna sonrió mostrando todos sus dientes mientras escuchaba el sonido que su móvil hacía cuando James pulsaba el botón para disparar la foto. Él bajó los brazos mirando la pantalla mientras ella se acercaba para valorar si le gustaba o no.

"Siento ser tan pesada con las fotos pero a mi padre le gusta mucho que se las mande cada vez que estoy en un sitio nuevo", dijo Anna mientras borraba algunas en las que no le gustaba como salía.

"No te preocupes", le aseguró él mientras esperaba a que la chica terminase. "Hacía bastante que no veía a alguien tan emocionado por estar en Boston", añadió con un tono algo humorístico.

Anna quitó su vista del teléfono al momento y le dio una pequeña sonrisa sabiendo que aquello era algo que nunca había oído en su voz. Hasta ese momento Anna siempre había escuchado a James hablar con seriedad, dulce si se lo proponía pero siempre firme. Nunca lo había conocido en una situación tan desenfadada como esta y estaba claro que eso le estaba viniendo bien a los dos.

"Intento disfrutar de cualquier lugar. Aunque sea un pueblo pequeño y horroroso, siempre hay algún rincón especial", dijo ella guardando su móvil en el bolsillo de su pantalón vaquero.

"No quería distraerte si ibas a mandárselas a tu padre", dijo James caminando con lentitud mientras ella seguía sus pasos.

"Oh, no pasa nada. Se las he enviado a Harry pero hasta que no llegue a casa del trabajo no se las enseñará. Mi padre nunca ha sido fan de las tecnologías", respondió Anna.

James y Anna habían pasado la mañana recorriendo las calles de Boston. Él se había encargado de crear una ruta digna de un guía turístico, llevándola a los parques y paseos más famosos, los museos más aclamados y los monumentos más conocidos.

Con el móvil de ella el castaño se ocupó de guardar aquellos recuerdos en forma de fotografías en cada uno de los rincones que más le gustaban a la pelinegra (que resultaron ser todos).

"¿Tienes hambre?", preguntó él mirando su reloj y viendo como la hora de comer había pasado.

"Mm", respondió Anna asintiendo.

"Entonces te va a encantar este sitio", dijo él poniendo su mano en la espalda de ella guiándola.

Quincy Market apareció frente a los ojos de Anna y la pelinegra casi se derrite ante el olor de la comida. Aquella gran plaza estaba llena de puestos de comida, cada uno referente a un país. La mezcla de colores, de olores, de sabores... todo eso sumado con el sol que hacía en julio hacían que Anna se sintiese un poco más feliz.

"Me encanta", dijo con sus ojos fijados en la multitud de personas que parecían disfrutar tanto como ella.

"Siempre te acaban gustando las cosas más sencillas, no lo entiendo", dijo James mientras la mano que estaba en la espalda de ella ahora se posaba gentilmente en su cintura.

Anna se encogió de hombros mientras miraba ligeramente hacia arriba para encontrar la mirada del chico a su lado. "Cuando era pequeña me acostumbré a ser feliz con lo que había en casa. Por eso cualquier cosa me parece especial ahora", contestó mientras su atención eventualmente cambiaba hacia uno de los puestos de comida.

"Es una buena forma de ver el mundo", dijo él.

Anna comenzó a acercarse hacia el puesto de comida china, pidiendo después dos raciones para ambos. James pagó al hombre mientras este les entregaba dos envases desechables que humeaban.

"No tenías por qué", dijo Anna algo más tímida que de costumbre. "Pero gracias".

James sonrió y cogió la mano libre de la chica mientras la guiaba hacia una de las mesas que había en aquel lugar.

𝐟𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐥𝐨𝐯𝐞 » 𝐣𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐛𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬Where stories live. Discover now