capítulo 12

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12

Habían pasado tres días desde que James llevó a casa a Anna. Era concretamente viernes, y aquella pequeña acción había hecho que los dos se sintiesen más cómodos estando juntos. Siempre de manera profesional, por supuesto.

Jim no volvió a llamar a la pelinegra para intentar buscar otra fecha para la cena que tanto quería, y Anna tampoco volvió a contactar con él. Estaba cansada de tener que solucionar todos los problemas, así que por una vez se plantó y esperó a que su novio pusiera algo de su parte.

Los viernes Anna siempre se despertaba con energía, así que se puso un mono de color verde pastel con florecillas blancas y dejó su pelo suelto con la línea al medio. Añadió unos pendientes, un colgante y varios anillos y estaba lista para irse.

Últimamente no estaba usando demasiado sus gafas, ya que su principal función era protegerla de las pantallas, pero en su nuevo puesto no usaba demasiadas a diario.

James la vio entrar radiante a su despacho, saludándole como cada mañana con una sonrisa. Su mono parecía un vestido por el vuelo que tenía en la parte de las piernas, y el castaño hizo un pequeño barrido de su cuerpo de arriba abajo.

"Buenos días", dijo la chica acercándose a la mesa y sentándose frente a él.

Anna cruzó una de sus piernas sobre la otra, y su ropa se subió unos centímetros por la acción, pero no le preocupaba ya que no era un vestido ni una falda. James pudo ver el final de lo que parecía ser otro tatuaje.

Estaba acostumbrado a ver la mariposa de su brazo, las palabras por la parte de atrás de su otro brazo y la rama de lavanda tras su oído. Aquel gesto le dejó saber que al menos tenía otro más, aunque no podía descifrar lo que era.

"Acabo de recoger esto en recepción", dijo sacando una carta de su bolso. "Creo que es importante".

James cogió el sobre, lo abrió y leyó la información positiva por parte de uno de sus proyectos. Al menos el día comenzaba con buenas noticias.

La pelinegra estuvo toda la mañana en el despacho de su jefe, realizando sus tareas en una parte de su gran escritorio. Tenía un espacio reservado solo para ella, pero desde hacía un tiempo se había acostumbrado a sentarse con él.

Los dos preferían trabajar mano a mano en lugar de estar cada uno en una esquina de la sala sin compartir ni una palabra.

"Ayer vi a tu hermano", dijo James creando una pequeña charla con la pelinegra.

"¿Sí?", preguntó ella levantando su vista del montón de folios que tenía delante.

"Salí a correr y él estaba por la misma zona, pero creo que no me reconoció", añadió el castaño levantando su vista también al notar los ojos de la chica en su cara.

Anna sonrió negando con su cabeza. "Harry es un desastre, siempre está distraído así que no te lo tomes a personal".

James sonrió igual soltando su bolígrafo y echándose atrás en su silla, dispuesto a parar de trabajar. "¿Vive por aquí también?"

"Vive en Vermont con mi padre, pero cuando se aburre viene a Nueva York de visita", contestó Anna colocando todo el trabajo que ya había realizado.

"Así que eres de Vermont...", dijo él pensando.

"¿Tú eres de aquí?", preguntó ella.

"Brooklyn".

"Tiene sentido.. por tu acento".

James alzó una ceja ligeramente. "¿Tengo acento?"

"Solo de vez en cuando", contestó ella con una pequeña sonrisa. "Pero no sabía dónde ubicarlo... Ahora sí", añadió levantándose de la silla para ir a comer.

𝐟𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐥𝐨𝐯𝐞 » 𝐣𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐛𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬Where stories live. Discover now