Capitulo 14

446 32 8
                                    

—¿Que averiguaron?— preguntó Santana entrando a la oficina.

—Hola, buen día— dijo Blaine irónico.

—Gracias— respondió de la misma forma.

—Hay muchos Evans en Estados Unidos, tantos mujeres como hombres— habló Artie— Antes de continuar ¿por qué quisiste investigar este apellido?

—Ya lo dije, mi novia— contestó, y suspiró— Y el esposo de Pierce.

—Tu novia está limpia— explicó Blaine— Si, hay muchas coincidencias, pero la noche de lo de Jake se quedó en tu casa durmiendo, y en cuanto al día de la explosión no hay registros que haya salido del estado.

—Ella misma me dijo que no estaba acá— contestó.

—Y sobre la marca en su brazo... — continuó Artie ignorando a Santana— hay informes médicos que certifican que se la hizo siendo adolescente.

—¿Y sobre Sam?— preguntó Rachel.

—Es un posible sospechoso, si. Vivía en Los Ángeles, y es ingeniero, además de que su aspecto es parecido al de Joseph— explicó Blaine— Pero no hay manera de comprobar que sea el, a no ser que obtengamos una confesión.

—No podemos olvidar que en la escena del crimen encontraron huellas de mujer, no de hombre— agregó Kurt.

—¿Algún o alguna sospechoso más?— preguntó Quinn.

—Una mujer, en Los Ángeles, rubia. Es doctora.

—¿Y es sospechosa por qué...?— preguntó Santana.

—Apellido, características físicas, y vive allá.

—Okey. Tráiganla para interrogar— ordenó Santana.

—No podemos ir a buscar a una doctora y traerla para interrogar así como así— respondió Artie frunciendo el ceño.

—Si, pueden. Y deben— respondió la latina— Hoy por la tarde la quiero acá.

Santana salió de su oficina bastante molesta por la respuesta de Abrams. ¿Quien se creía que era para cuestionar una orden suya? Definitivamente en cuánto el caso terminara, lo sacaría de su equipo.

Se dirigió hacia su coche y puso rumbo hacia el cementerio.

Si bien los velorios de su padre y hermano ya habían sido, Santana le prometió a Noah y Emily ir visitarlos los tres juntos, para poder despedirse adecuadamente.

Así que al llegar, lo único que hizo fue contener las lágrimas para ser fuerte por sus hermanos, y caminar hacia ellos.

—Hola— los saludó bajando la cabeza— Vamos, están por acá.

Cuando llegaron a las tumbas, primero se dirigieron a la de su padre. Los tres se pararon en frente de ella, y a medida que hablaban, iban poniéndose en cuclillas.

—Hola, viejo— habló Emily— Perdón por no venir antes, y perdón por pasar los últimos años de viaje— suspiró entre lágrimas— No te merecías esto, ni vos o todos tus agentes, pero te prometo, papá, te prometo que vas a tener justicia— antes de levantarse, se besó la palma de la mano y luego acarició la fría placa que llevaba el nombre de Alfonso López.

Hola, papá— fue el turno de Noah de agacharse— Ojalá que dónde estés, estés tranquilo, y guiándonos para encontrar a los culpables. Te extraño, viejo, te extraño un montón— carraspeó— Perdón por no poder decirte nada más, es que no estoy preparado todavía— repitió el mismo gesto que Emily, y se paró.

EXPLOSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora