Señorita Rose, cálmese. Estamos haciendo todo lo posible ya se lo he dicho—repitió el doctor Henry.
—¡Es qué usted no lo comprende, es el amor de mi vida y se me está muriendo! Se lo ruego ¡Haga algo por favor! -gritó Isabel cayéndose en el piso de la habitación, agarrándose las dos manos y ejerciendo presión sobre su cabeza.
Isabel no podía explicar la mezcla de sentimientos impotentes que estaba reteniendo en esos momentos. Luchó día tras día para que Maximus, su esposo, aún siga con ella. Fue un horror lo que tuvo que vivir con el pasar de los días, que lo sintió como si hubiesen pasado años. Una tragedia sin comprensión alguna. Al no enterarse lo que padecía de una manera rápida (porque seguían sin decirle), la vida se le cayó a pedazos, necesitaba respuestas urgentes. Los padres de Maximus, hermanos de Rose, la familia en general de su esposo y ella misma, estaban tan destrozados con todo lo que estaba sucediendo… Que no podían sacarse de sus mentes escenarios terribles a realizarse. Inclusive Rose, le pidió a Dios que no la deje sola y le de una mínima esperanza para que lo vivido de una manera angustiante, desaparezca.
Desde que lo internaron, no pudo evitar acordarse de los buenos momentos con él. Recordaba aquellas salidas en distintos lugares de Boston y todas las comidas exóticas que le ha hecho degustar. Salían con poca frecuencia pero la mayoría de las veces, se veían por tantas horas que el tiempo a su alrededor se paraba y sólo pensaba en estar con él. Maximus siempre la ayudó en todo lo posible a su alcance. Siempre estuvo para Rose. Era una persona muy enamoradiza, que el amor le hacía hacer cosas apasionadas por alguien (en este caso por su esposa). No tuvo palabras para describir todos los instantes bonitos que vivió a su lado y le hubiesen gustado que sean muchos más… Pero luego sucedió esto y ya no hubo marcha atrás.
Los padres de su esposo están demasiado tristes y tan regidos por la situación, que ya no comen por todo lo que están subsistiendo. Es entendible, Isabel está igual que ellos, pero ellos son sus padres… Ella nunca entenderá esa clase de dolor sobre los hijos…
Los médicos de seguro sabían que es lo que tenía Maximus, sin embargo, no les platicaban acerca de su posible enfermedad o eso es lo que afirmaba Rose. En realidad, ella no sabía si podría llegar a tener la misma mencionada con antelación, esperaba estar errada y que no lo fuese, sólo pidió que esté devuelta con ella y que vivan felices sus propias y dulces vidas.
—Rose ¿Tienes noticias sobre mi hermanito? ¿Estará bien? Me siento afligida, no paro de llorar… No quiero que se muera… —dijo Alice sollozando, mientras sostenía en una mano un collar que le había obsequiado su hermano y en la otra, un vaso con agua.
—Alice, aún no tengo novedades de Maximus, estoy igual que tú. Los médicos no me dicen nada al respecto y créeme que si me entero de alguna mínima información, ten en claro que te la haré saber—dijo Isabel en un tono calmado y con mucha paz, para tratar de que se calmara Alice.
—Señorita Rose…
—¡Doctor! ¿Tiene información sobre Maximus? Recién pregunté si podría entrar a la sala y me negaron la entrada, ¿Qué está pasando? —dijo exaltada y enfadada.
—Ya le he dicho muchas veces que aún no podemos brindarle información del paciente, hasta no tener un análisis completo del señor Maximus. No podemos decirle nada por ahora. Quizás usted no lo comprenda pero aquí hacemos bien nuestro trabajo. No queremos decir las cosas de una forma errónea, queremos la mayor especificación posible. Es por el bien de usted, de la familia y de nosotros, hacer de nuestro trabajo un desarrollo exitoso. Disculpe el modo de dirigirme hacia usted, pero tiene que esperar—dijo Henry en un modo frío y conciso.
—Si esto es hacer las cosas con cautela… —balbuceó Rose.
—¿Disculpe?
—Nada, dije que esperaré. Si eso es lo que usted recomienda, lo haré.
Luego de otras exhaustivas ocho horas en las que Isabel se las pasó sentada en el piso, una enfermera muy amable se les acercó a los padres de su esposo. Quería saber de que iba tanta charla, entonces fue y preguntó que es lo que se estaba diciendo, pero los padres se levantaron tan rápido como la enfermera había informado algo que Rose apenas entendía lo que la madre de Bruce quería explicarle a su nuera. Por suerte le dio información benéfica a Isabel y sólo tres palabras le daban vuelta en la mente de aquella esposa:
“Maximus ha despertado”. Salió corriendo hacia la sala donde él estaba y todos los presentes en el lugar,hiceron lo mismo que ella.
—¡¿Maximus, hijo, te encuentras bien?!—dijo su madre.
—Hijo mío… Al fin despiertas —dijo su padre
—¡Hermanito, Maxi, que lindo verte abrir los ojos!—dijo Alice con una tierna mirada.
—Hola… Familia… ¿Qué me sucedió?—preguntó desorbitado Bruce.
—Mi amor, todo estará bien. Tan sólo no hables demasiado y recuestate—dijo Rose tocándole el cabello.
—¿Quién… Eres tú?—dijo su amor apenas modulando sus palabras.
—Em… Señorita Rose, es mejor que me acompañe y salga de ésta sala por favor—dijo Henry.
Y aquí fue donde comenzó la pesadilla que nadie desea vivir en carne propia. El doctor la sacó de la habitación para platicar con ella y no comprendía muy bien por qué. Isabel estaba un tanto confundida. No podía prestar atención a las palabras del doctor…
—Doctor, ¿Por qué mi esposo preguntó por quién era yo?—dijo Rose desanimada y con su rostro empañado de lágrimas aún no caídas.
—De eso venía a platicarle… Su esposo en estos momentos está con amnesia temporal y entre otras cosas más que a medida que vaya comprendiendo, le diré. Mis colegas me han dado un diagnóstico de todo lo que le está sucediendo a Maximus—dijo Henry colocando una mano en el hombro de Rose, haciéndole una ligera palmada.
No le supo responder al médico y se fue corriendo a llorar de la desesperación en un rincón, sola, sin nadie a su alrededor. Le dolió en el alma saber que Maximus, su amado, no reconoció su persona, tampoco su dulce voz “¿Por qué tuve que lidiar con esto?” eran las palabras que Isabel se repetía cada segundo. Tuvo fe y pidió al cielo que se despertara, eso se volvió un acierto. Pero, lo hizo sin reconocerla y eso es lo que le dolió en esos momentos. Seguía diciéndose así misma: “Me duele que no sepa quien soy, pero más me hiere el que no recuerde que soy su esposa y el amor de su vida, ¿Cómo se olvidaría de algo así? El shock no me deja hallar una solución.”
Luego de sus líneas deprimentes (que lo decía mientras volvía a esa habitación de la desgracia) se arrodilló en frente de la Camilla de Maximus mientras agarraba fuerzas para recordarle quién era ella.
—Hola Maximus, ¿Sabes quién soy? ¿Verdad? Es imposible que puedas olvidarte de mí. Por favor, dime algo… —dijo Isabel con el cuerpo tembloroso.
—No, lo siento… no puedo reconocerte ¿Eres algo mío o algo así? ¿Por qué lloras? ¿Doctor, qué hago en éste lugar?
Todos los días Isabel iba a ver a su esposo. No podía creer que él no la había reconocido aún. Por lo general, ese tipo de amnesia no dura mucho, sólo horas y cuando le volvió a preguntar si la reconocía (por décima vez), empezó a exaltarse, decirle que estaba muerta, que ella no era Isabel, al menos no la Isabel que había conocido.
<< Flashback de Isabel >>
—Maximus, ¿Cómo te encuentras cariño? No sabes cuánto te necesito.
—¿Isabel? Imposible. Tú, estás muerta. No existes. Falleciste antes de que nos casemos, es incongruente que estés parada en frente mío ¡Tú estás muerta!
—¿Muerta, yo? Si lo estuviese, no estaría hablándote, ¿Por qué dices que he muerto? ¿Es un efecto secundario de tu amnesia o qué demonios?
—Falleciste en el año 2017 y te conocí en el 2015. Ahora no sé en que tiempo estoy viviendo, (supongo que en el 2030) tú vienes y, ¿Te haces pasar por mí esposa difunta? Esto no tiene nada de sentido común. Además, yo me he casado recientemente con Camilla. Tengo dos maravillosos hijos; Emily y Daniel ¿Dónde están todos ellos? Deseo verlos en este preciso instante ¡Por favor doctor haga algo! Seguro tú eres una loca y si estoy relacionado contigo de alguna forma, deseo anular todo inmediatamente ¡Doctor sáquela!
—¿De qué estás hablando? ¿2015 qué? Fue en el 2012, un mes de febrero 15… ¿Hijos? Sabes que yo nunca pude tenerlos y te habías puesto muy triste cuando te lo mencioné. Dijiste que haríamos de todo para que los pueda tener pero no fue posible y, ¿Me estás hablando de qué ya los tienes? ¿Me estás pidiendo el divorcio? ¿Quién rayos eres? Por lo visto haz dejado de amarme o simplemente te haces… Ya basta, como si no hubieses sabido que no podía quedar embarazada…
—Disculpe irrumpir señor Henry, pero tengo que hablar con usted urgente—dijo Patrick Jones revoloteando su sombrero y golpeando con los dedos la puerta.
—¿¡Patrick!? ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Mi boda ya terminó? ¿Dónde están los demás?—dijo Maximus con los ojos lo más abierto posible, queriendo levantarse de la camilla.
—¿Qué carajos dice éste sujeto? Oye, no te conozco pero, ¿Cómo sabes mi nombre?-dijo Patrick frunciendo el ceño.
—Eres mi amigo de toda la vida, agarraste el caso de Isabel, mi esposa y no hablo de ésta maniática de aquí a mi lado. Nos hicimos muy amigos, quedaste paralítico después y te alejaste de mí (sin razón aparente), pero finalmente viniste a mi boda.—dijo Maximus queriendo salir de su camilla pero el doctor lo agarraba con fuerza para impedirlo.
—Maximus no sabes lo que estas diciendo, ¿Puedes parar de una buena vez? No puedo con todo esto, necesito salir de aquí…—dijo Rose harta y se fue a beber agua para luego irse a su casa.
<<Fin del Flashback de Isabel >>
—Maximus, hoy es un nuevo día para platicar, ¿Podrías contarme lo qué crees que te sucedió? —dijo el doctor.
—Si es lo que desea… Yo lo haré … Perdí a Isabel en el año 2017, luego mi vida fue un calvario. Estuve con depresión por lo cual no pude disfrutar tanto con mis hijos. Eso me molestó un poco. Tuve mi propia librería (Isabel estaría muy feliz de haber logrado cumplir su sueño). Encontramos al asesino de mi preciada esposa, esa tal Sharon y su cómplice. También conseguí contratar a una niñera, Camilla y tuve un lindo vínculo hasta que quiso irse porque se había enamorado de mí. El señor Patrick Jones, el detective, era mi amigo que ahora dice no conocerme (quizás me está jugando una broma pesada, como de costumbre). También puedo decirle que al final de todo me logré casar con Camilla y tener una vida relativamente feliz…
Yo estaba disfrutando de mi boda hasta que algo me pasó y comencé a ver luces radiantes, ¿Me puede decir la verdad? ¿Qué hago aquí?
—Señor Bruce, escuche, todo lo que usted me ha relatado, jamás existió. De seguro sus historias no tuvieron sentido alguno. Usted además de la amnesia temporal que tuvo, se le agregó que sufre de esquizofrenia (sus padres ya lo sabían, sólo fingieron que no y por eso lo mandaron a este lugar). Usted inventó todo a través de sus alucinaciones. Estuvo dormido por el coma en el que cayó(producto del golpe fuerte que se dio antes de venir aquí, hace algunos días, ocasionado por su alucinamiento). Anteriormente usted sufría de esta enfermedad. Ninguna persona de la que usted nombró, es real. Sólo Patrick, que sí es un gran detective (uno muy testarudo pero buen hombre). Pues de seguro ha escuchado su nombre en su mente, mientras dormía profundo aquí (él es muy amigo mío) y entró en su historia mental. Lo mismo ocurre con las luces que menciona, habrá sido mi linterna porque a veces usted entreabría los ojos pero jamás despertaba y yo, controlaba que no pasase nada grave.
Isabel es real, es o era su esposa. Ella no murió, usted la ha visto desde el momento en el que se despertó, venir casi todos los días a tratar de que usted la reconozca. Quizás no la recuerda porque puede haber cambiado su aspecto físico, suposición mía.
Y éste no es un hospital cualquiera, usted se encuentra en un psiquiátrico con un parecido a un hospital. Nos llamaron para asistirlo y se quedará aquí hasta su pronta recuperación. Por consiguiente, debe de tomar todas sus medicinas sin saltarse alguna. De lo contrario, nunca podrá salir de ésta habitación.
Y por cierto, ha preguntado en qué fecha estamos, pues déjeme decirle alegremente que hoy es 24 de diciembre del 2014. Ahora si me permite, tengo que ir a ver a otros pacientes que están peor que usted. Este loquero está cada día más lleno de gente extraña… Ah y feliz navidad para usted…
—Es… Navidad…? Gracias doctor, pero siendo el caso, la pasaré solo y en éste horrible lugar…
Transcurrieron cinco años y Maximus no ha sido dado de alta. Su condición mejoró un poco, pero no se le es posible volver a reinsertarse en la sociedad. Ya no sigue contando con la ayuda de su esposa, ésta al fin y al cabo, le pidió el divorcio definitivamente porque no aguantó tanto dolor. Le rompieron el corazón. La familia de él aún lo sigue apoyando ( o eso cree Maximus), sin embargo, la familia Rose, ya no quiere saber más nada del mismo. Lo tildaron de psicópata y no quieren que nunca más se le acerque a Isabel, pues hirieron a su niña bonita.
Pasados algunos años, Rose logró conseguir esposo, el buen moso Tyller. Un hombre alemán con un doctorado en administración de empresas. Tuvo dos niños; Lisa y Benjamín, siendo hijos adoptivos ya que su tratamiento fracasó, por desgracia.
Bruce lleva demasiado tiempo en aquella sala antigua y desarreglada, que ya se acostumbró a la comida asquerosa y sabe que sus conversaciones con las personas locas de ese lugar, nunca podrán ser normales, e le imposibita la probabilidad de entablar un vínculo de amistad real. Pese a su estadía prolongada y quizás de por vida, obtuvo una cercanía con una persona que sufre de un trastorno bipolar. Suena una locura, pues al menos alguien le sigue la corriente, y por lo visto se empezaron a llevar muy bien (hasta que a Marco le agarran esos ataques, donde lo desconoce en su totalidad).
Era Miércoles al mediodía y las personas del psiquiátrico, tienen permitido salir una vez a la semana a almorzar en un comedor grisáceo, que por cierto, traspasa vibras muy negativas. Maximus no comió mucho ese día y fue escoltado a su habitación donde al momento de quedarse solo, ve por una ventanilla pequeña a una mujer con una silueta parecida a su esposa imaginaria. El sonríe de una forma temblorosa y sus manos comienzan a sudar. Éste en su cabeza piensa en ir tras ella, aún sabiendo que podría morir ya que las habitaciones están todo el tiempo vigiladas por guardias y la mayoría de las mismas, tienen rejas eléctricas por fuera de las ventanillas, para que ningún paciente logre intentar escapar en base a la locura que poseen. Sin embargo, a través de sus ojos trata de buscar algo para salir de aquella entristecida habitación…
Tan sólo por querer ir a buscar a esa mujer (que apareció reflejada en ese tal vidrio de la cual también se habló en sus alucinaciones) podría perder la vida si tratase de salir de esa celda devastadora, y aunque él mismo dude si se trata de realidad o ficción, ¿tendrá la dicha de salir de esa celda con vida?
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𝑼𝒏𝒂 𝒃𝒐𝒅𝒂 𝒍𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂𝒃𝒍𝒆.
Teen FictionEl día de su boda en Boston, Maximus se encuentra entre el cielo y el infierno. Se despojó lo más bello que le había obsequiado el mundo: su mujer. No obstante, no se detendrá hasta descubrir a la persona que hizo de su próspera vida, un mar de lagr...