XVII

35 4 1
                                    

— 3 años, creo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— 3 años, creo. – Respondió. Casual, como si no sintiera mi mirada asesina clavada indiscretamente sobre su rostro. Grace río, de nuevo, demasiado alto para mi gusto.

— Cierto, 3 años. Después de encontrarnos haces un mes y medio, me dijo que tendría la feria del libro hoy, no dude ni un segundo en acompañarlo, sabía que era un genio. – Sus alabanzas me produjeron nauseas. Que rápido me había superado, pensé amargamente. Podía sentir el rancio sabor de la bilis inundar mis papilas gustativas.

Había buscado a G, mejor dicho, Grace, después de aceptar mi negativa. Quise golpear mi cabeza contra el muro de concreto.

— Una hermosa pareja, debo afirmar. – Las palabras de Carl fueron demasiado para mí. Con una leve disculpa me dispuse a retirarme hasta el stand. No podía tolerar eso, incluso cuando sabía que estaba siendo irracional.

Comencé a dar ordenes a los ordenadores del puesto, era momento de preparar las firmas sobre el libro, la opinión general, venerar a nuestro maldito artista. Mordí el interior de mi boca, necesitaba calmarme. Si seguía pensando de esa forma no iba a poder contralar las ganas demoledoras que tenía de llorar. El ardor en mi ojos me hizo sorber los mocos rebeldes que querían salir por nariz en protesta por estar reteniendo las lágrimas.

Me excusé con rapidez hacia el baño, todo estaba listo, así que no me necesitarían por algo serio. De soslayo detecté su mirada sobre mí, pero ahora, contra todo pronóstico, podía irse al mismo infierno si quería.

Me lavé el rostro, esperando que el agua templada lograra espabilarme. Eliminar de mi cerebro los recuerdos vividos que había experimentado junto a él, al menos de forma etérea.

— Me encanta tu vestido, Claire. – La voz de Grace me hizo enfrentarla con la mirada. Era más alta que ella, así que la miré altiva, sin embargo, no parecía aminorarse por mi absurda actitud.

— Gracias. – Mascullé. Sin educación. La observé voltearse hacia el espejo, sonriendo, ignorando mi comportamiento.

— El libro es excelente, ¿cierto? – Preguntó. Observé el piso frente a mí. Ese donde habían estado sus pies. Las ganas de llorar volvieron a embargarme. — Un amor más allá de los sueños. – Mordí con fuerza el interior de mis mejillas, intentando guardar silencio ante sus comentarios. ¿Debería decirle que sabía que era G, la de su libro? Convertí mis manos en sendos puños. Negando mentalmente ante esa posibilidad.

Hacerlo significaba delatar mi identidad.

— Idílico. – Espeté. Está vez Grace si enfrentó mi mirada.

— No lo has leído, ¿cierto? – Su pregunta me congeló los sentidos por un momento. Gruñí ante su acusación camuflada de interrogante.

— Claro que lo he leído, soy la asistente de edición. Aprobé su edición y publicación. – Solté. Mostrándome altiva ante la osadía de sus palabras.

ONIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora