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Los momentos felices en la vida son fugaces y las cosas siempre dan un giro inesperado, ya que el mañana no es algo asegurado.
Lo único seguro que nosotros tenemos en esta vida es: La muerte.
Al menos para los afortunados que serían recompensados con esa seguridad de saber que va a haber otro lado en donde todo va a ser menos difícil, ligeros como una pluma, hermosos como los atardeceres que a Harry le gustaba ver desde la comodidad de la biblioteca de la Manor Malfoy.
Muchas muertes ya habían pasado, el hermano mayor de los Weasley, el matrimonio Weasley fueron las que más afectaron en su momento a Harry.
Las lágrimas inundaron sus ojos verdes cuando leyó las últimas palabras que la ex directora de Hogwarts le escribió en aquella carta tan sencilla pero significativa.
"El tiempo ya lo tenía contado, viví una vida larga y en ciertos momentos a mi oscuridad no le vi una salida. Querido Harry, tú eres una de las personas que más admiro y admiraré en mi vida y por ello quiero que después de mi partida tomes mi lugar en el lugar donde llegaste a considerar un hogar".
Minerva McGonagall había fallecido por problemas de salud debido a su avanzada edad y Harry aceptó ser director de Hogwarts cumpliendo la última petición de su amada profesora, la única condición que impuso fue que su amado esposo también trabajara cerca del cómo profesor de pociones.
Los rumores sobre la juventud inexacta de Harry tomaron más fuerza allá entre los alumnos, curiosamente ninguno acertaba a lo que en realidad Harry tenía.
Porque un vampiro no sale al sol, porque un vampiro tiene ojos rojos, grandes colmillos y no pueden controlarse ante el olor de la sangre de muchas personas.
Entonces todos pensaban que el que Harry luciera exactamente como a sus 18 se debía a un regalo de la magia o los que no querían darle mucha vuelta al asunto lo relacionaban simplemente con el hecho de que era el niño que vivió.
15 años más bastaron para que Harry comenzará a arrepentirse de no haber sido egoísta.
Draco tenía 63, las arrugas a un lado de sus labios ya eran más notorias al igual que los pequeños pliegues a un lado de sus ojos.
Teddy ya tenía 46 años y tenía una barba espectacular que Harry envidiaba.
Y Maven tenía 21 años...
El tiempo pasaba tan rápido y para Harry verse al espejo era todo un martirio, nunca sabría cómo era verse más grande.
-¿En qué tanto piensas?.-Pregunto la dulce voz de Draco a sus espaldas.
Harry intentó guardar las palabras en su corazón para no admitir ante Draco que sentía que la había cagado en grande.
-Estoy reflexionando en que fue muy egoísta no poder darle un abuelo normal a Maven, ni un padre normal a Teddy y a ti...-La voz de Harry se cortó, lentamente se dio la vuelta dejando de ver el atardecer agonizando.-No poder darte un amorío normal... nunca vas a ver como seria de grande y yo... debí que aceptar tu solución.-Harry comenzó a caminar de un lado para otro en una distancia corta.-Debí que haber callado a mi moral, debí que haber sido egoísta, menos idiota, menos Gryffindor...-Harry llevo sus manos a sus cabellos negros jalándolos.-Debí que pensar en ti, en lo mal que te sentirías, en que no podría darte hijos, en que todos me iban a dejar aquí, solo, agobiado, arrepintiéndome de cada segundo de mi vida, avergonzándome ...
Draco tomó a Harry de los hombros con la fuerza que su cuerpo le permitía, Harry paró en seco buscando de inmediato la mirada de Draco quien simplemente se limitó a suspirar.
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--•◦𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂 •◦--
FanfictionHarry es mordido por un vampiro maldiciéndolo con una vida eterna y en su afán de no querer dañar a nadie Harry se esconde en la mansión Potter viviendo solo de los suplementos de sangre que Ron Weasley le trae cada fin de semana. A veces los instin...