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Draco Malfoy.

Mis ojos no leían más el periódico, simplemente estaba mirando de reojo hacia el lado de Potter quien le daba la papilla a Teddy.

Ambos estaban tan entretenidos con el otro, Potter dándole la comida fingiendo que la cuchara era un tren y Teddy simplemente emocionado por recibir la comida que el supuesto tren le traía.

Desde el día en el que Potter se había descrito así mismo como bonito no pude dejar de mirarlo, odiaba darle la razón y durante las comidas no tenía nada mejor que hacer más que encontrarle un defecto.

Tan solo un defecto, uno solo era suficiente para poder quitarle la clasificación de alguien bonito.

Pero por mas que buscaba solo encontraba encanto y mas encanto, pero bueno aquel encanto no se debía tanto a que realmente Potter fuera hermoso si no que ahora era un vampiro, era completamente normal que me pareciera alguien agraciado y atrayente.

Además de que una persona siendo tierna con un bebé automáticamente lo hacía verse más irresistible.

Ese día pasó más rápido de lo que pensé, tal vez fue porque estaba muy entretenido con mis asuntos y por ello me sorprendió ver a Potter entrar por la puerta de caoba negra.

-¿Tan pronto te llego hambre? .-Cuestione dejando atrás las cosas que hacía para mirarlo a él.

-Bueno...creo que has malcriado un poco a mi estómago.-Respondió Potter sentándose sobre la mesa.

Fue un gesto grosero pero me quedé callado al ver como balanceaba sus pies tal como un niño pequeño.

A veces cuando lo miraba reír con Teddy tan cómodamente, sentía que era otra persona desconocida.

El Potter que yo recordaba siempre estaba a la defensiva, más cuando me veía venir.

Ahora estaba frente a mí balanceando sus pies a un ritmo tranquilo mientras que sus ojos verdes me veían con una tranquilidad inmensa.

-Sé rápido que aún tengo trabajo por hacer.-Dije mientras descubría mi cuello y ladeaba la cabeza.

No había necesidad de sentarme ya como las primeras veces, pero aun así era a veces inevitable ocultar que me afectaba en un sentido perturbador para ambos.

-Yo te dejo comer en santa paz.-Reprocho Potter abriendo sus piernas para jalarme hacia él.-Así que tú también déjame comer en paz.-Pidió con un tono bajo.

Parpadeé varias veces confundido y lo mire ocultando mi sorpresa con desagrado.

-¿Qué demonios Potter?.-Dije sin atreverme a tocar las piernas firmes que estaban alrededor de mi cintura.

Los ojos de Potter se achinaron ligeramente mientras que las comisuras de sus labios se subían en una sonrisa animada.

-Dios, debiste que haber visto tu rostro.-Aseguró riéndose de mi.

Entrecerré los ojos con molestia.

-No le veo lo gracioso Potter.-Dije yo entre dientes molesto.

Aunque extrañamente no me sentía tan incómodo como debería estar.

El hecho de que sus piernas estuvieran enrolladas en mi cintura y que lo tuviera tan cerca no sentía como algo malo... lo sentía normal, algo tan natural como respirar.

Y no sabía si aquello era tan normal.

-Solo quise quitarte la cara de cansancio, últimamente te la has pasado aquí encerrado.-Aclaró Potter mirándome fijamente.-Teddy realmente extraña que estés con él, últimamente el color rubio en su cabecita es más frecuente que el mismísimo rosa.

--•◦𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒓𝒍𝒂𝒕𝒂 •◦--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora