Una familia perfecta…
¿Existe? Quizá.
Todos tenemos una imagen de lo que debería ser una familia perfecta, imagino que tú también ¿cierto? Progenitores, descendientes y puede que mascotas. Crecemos con esa imagen idílica de una familia, un buen retrato enmarcado sobre la chimenea de la sala y bonitas tarjetas navideñas.
Pero también existen en donde uno de los padres está ausente y el otro intenta cubrir todos los vacíos. Tal vez tú tengas una así, una familia perfecta o al menos adecuada, porque la perfección no es posible después de todo.
Pese a que eso es lo que se espera de una familia, nada sigue perspectivas generales ni cumple reglas transparentes. Como en todo, está otra posibilidad, donde hay personas con un vínculo —al menos sanguíneo —, viviendo bajo un mismo techo y llevando títulos impuestos por una sociedad que no tiene ni puta idea de la realidad. Si, una familia.
¿Realmente se puede llamar así? Lo dudo.
En mi caso, decir que gocé de una familia adecuada sería rayar en la miserable hipocresía. Mi núcleo familiar entra perfectamente en la última definición.
Nací en una de las zonas más deplorables de Cleveland, Ohio. Un mal vecindario, una penosa casa y un intento de familia. Las paredes encerraban a una madre y su hijo, abandonados por un padre que falleció en un altercado callejero antes de que la mujer diese a luz.
Los dos primeros años de mi vida no fueron ideales pero tampoco los peores, la percepción de cualquier cosa a esa edad es exigua. Lamentablemente la inocencia que viene con balbucear y arrastrar tus rodillas por el suelo no dura demasiado.
Dicen que la ignorancia es el peor enemigo del ser humano, pero cuando te enfrentas a las respuestas empiezas a preferir vagar en esa ignorancia.
A medida que las fechas se fueron tachando en mi calendario el entendimiento iba desplazando a la luz con oscuridad. Empezar a detallar cosas como la cantidad de hombres entrando y saliendo de casa a todas horas, los intercambios de pequeñas bolsas con un polvo blanco por dinero, los estantes llenos de alcohol y una madre totalmente embebida por toda esa mierda, es la mejor manera de forjar puentes de vidrio frágil entre los polos.
Pero el verdadero infierno inició a los cinco años.
Deberíamos venir con un manual o con sentido común, pero creo que la fábrica a veces falla en el empaquetado porque mi madre disfrutaba de drenar su ira e impotencia en mí.
Al principio eran insultos, gritos en la madrugada, reprimendas por no comer todo el cereal, cosas como esa. Pero si hubiese parado ahí no estuviese gastando una pluma sobre papel en este momento.
La violencia aumentaba como la bolsa de valores en Wall Street en una buena racha, al parecer las palabras no le parecían suficiente y ¿cómo dicen? Mejor acciones que palabras, ella sabía darle un buen uso a esa ideología.
Empujones, golpes, con las manos al principio, pero evolucionaba como una especie sobrenatural, todo objeto que considerase interesante colisionaba contra mi cuerpo; mientras comía, mientras dormía, pero lo peor era cuando volvía del trabajo. Sigo creyendo que no era muy bueno, llegaba de tan mal humor que yo me convertía en su saco de boxeo.
Así, es como un inocente niño de solo cinco años empieza a cambiar sus perspectivas y a regodearse en uno de los extremos del espectro. Mis días no se consumían en juegos o ver la tele, se basaban en esperar la siguiente golpiza.
Y con lo que debía sobrellevar, aprender y respirar fue cambiando mi manera de pensar.
TTTTTTTT
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¿Por sangre o elección?✔️ [COMPLETA]
Mystery / ThrillerEl puente entre el blanco y el negro es frágil, la mayoría vive inmersa en el colorido intermedio tomando de cada extremo cada que lo amerita. Pero hay quienes encuentran comodidad en uno de los polos. _ _ _ Su...