2020
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Por más espontánea que sea una acción o situación, amerita un porcentaje de planificación.
Debería ser un requisito de vida, el dejar todo alguna vez, empacar un par de cosas y fugarse al otro lado del globo terráqueo. Claro que la mayoría lo hace con fines turísticos o vacacionales, mudanzas e incluso por la academia. Pero no estoy dentro de esa mayoría.
Los motivos que me empujaron a dejar mi puesto en el buffet, coger un par de valijas y tomar un avión de poco más de doce horas fueron otros, completamente distintos. Y tienen nombre y apellido.
Vera Peterson
Después del fiasco de Stwart no podía confiar en otra persona, mi mejor opción era la tecnología y me deje llevar.
En aquel viaje de vuelta a DC conseguí acceso a su celular, correo electrónico y redes sociales. Al menos así tendría una actualización de datos de una fuente segura.
Las notificaciones de su correo solían llenar con más frecuencia mi celular que las propias. Pero un mensaje a principios de enero me alertó.
Un boleto de avión de una aerolínea concurrida. Iba a irse.
Ese fue el empujón que necesitaba.
Con menos de quince días para el vuelo tuve que mover muy bien mis hilos, ingresé en su ordenador y revisé sus búsquedas más recientes. Gran parte eran de hoteles y sitios ofertando empleos.
Aún no había reservas, me aseguré de ello viendo su registro financiero. Así que busqué algunos hoteles de la lista «Hoteles donde hospedarte si vienes a Bali en estas vacaciones», fui tachando aquellos muy antiguos —que no poseían un sistema automatizado para reservaciones y todo eso —, los que no cubrían los estándares y aquellos que estuviesen muy lejos del centro de la provincia.
Cuando di con el objetivo generé un anuncio emergente en su pantalla —que cloné —, y vi como el cursor fue directo al centro del anuncio.
Clic
Su estadía estaba resuelta, ya vería como me las apañaba para estar en el mismo hotel —cosa que no me costó demasiado —, lo que venía era conseguirle un empleo.
Si me hacía viajar, más valía que fuese por un tiempo estable, al menos un par de meses, y eso solo lo conseguiría con una fuente de ingresos continua. Para mi suerte su promedio hizo la mayor parte del trabajo, solo moví su solicitud hasta el tope y después de unos días ya la habían contratado.
Con su estatus resuelto, me encargué del mío y unos días más tarde estaba unos lugares tras ella en un avión hacia Bali.
Tres libros y un suceso bastante entretenido más tarde aterrizamos. Nunca había sentido la piel del trasero tan entumecida.
Solo me levanté una vez al baño, y por suerte fue antes de que ese sujeto se propasara con Vera. No me perdí ni un detalle, la azafata logró controlarlo pero ese miserable ya tenía el blanco en la espalda.
Aunque me vi tentado a resolverlo allí mismo me expondría así que fui más inteligente. Entré al sistema del aeropuerto, específicamente a mi vuelo e investigue el nombre del pobre que ocupaba el asiento 34-B.
Cuando bajamos del avión, aproveché un descuido de su parte al llegar al área de equipajes y coloqué un pequeño rastreador en su valija. Un tanto arriesgado pero era lo más duradero que había logrado llevar conmigo.
Y necesitaba saber su paradero en los siguientes días.
~
El taxi me llevó al lugar justo para atar un cabo suelto, había conseguido desde Cleveland armar el plan pero requería ejecutarlo. La base de mi estrategia era mantener el control, y debía encontrar un trabajo en el hotel si quería que funcionase.
Su base de datos me proporcionó los datos necesarios, la mayoría de los puestos —tanto libres como ocupados —, eran ineficaces para mi tarea, al menos hasta que di con el anciano Jack.
Encargado de cámaras. Sonaba bien, tenía buena remuneración económica y sin duda me servía en una bandeja de plata el control sobre Vera.
Jack padecía de diabetes, así que me aseguré de empacar una inyección bien cargada de insulina.Debía aguardar —algo que se me da bastante bien —, para no dejar rastros útiles. Me hospedé en un motel en una de las calles aledañas al hotel de Vera la primera noche.
Había estudiado lo suficiente los planos del Tingal para saber por cual puerta entraría para tener un acceso más rápido a mi objetivo. Solo debía esperar que cayera la noche.
Siempre he creído que si entras a un lugar como si fuese tuyo, nadie cuestionará tu presencia. Eso de ir enmascarado no es lo mío, pero eso de saber cómo escabullirse hacia lo prohibido sí, y facilita muchas las cosas.
A las doce menos diez de la noche crucé la puerta de mi habitación, el contraste de temperatura me hizo estornudar un par de veces antes de llegar a la calle y caminé unos cinco minutos hasta que el gran Tingal apareció justo frente a mis narices.
Desde dentro del sistema grabé unos diez minutos de las cintas de las cámaras por las que pasaría y generé un bucle. Si a alguien se le ocurría ver las grabaciones de aquella noche, pues vería una noche bastante tranquila.
Con esos minutos disponibles, me apresuré a entrar y llegar al cuarto de cámaras. Poner a prueba la inyección fue energizante pero la adrenalina que llegó después me permitió salir de ahí con cuatro minutos de sobra. Cargando en mi record: Seis minutos, una inyección y un cuerpo.
Más tarde, de vuelta en el motel me tumbé en esa rígida cama sabiendo que en un abrir y cerrar de ojos estaría ocupando una suite en uno de los mejores hoteles de Bali.
Y resultó
Era el nuevo encargado de cámaras del Tingal.
Tenía acceso completo a cada rincón de su estructura —o casi. Pero nunca me esperé todo lo que vi a través de aquellas pantallas.
¿Sabían que los lugares paradisiacos no siempre son para vacacionar? A veces son el mejor escondite de todo aquello que huye del blanco.
TTTTTTTT
Espacio de autora
Me ayudas mucho votando y comentando♥
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¿Por sangre o elección?✔️ [COMPLETA]
Mystery / ThrillerEl puente entre el blanco y el negro es frágil, la mayoría vive inmersa en el colorido intermedio tomando de cada extremo cada que lo amerita. Pero hay quienes encuentran comodidad en uno de los polos. _ _ _ Su...