5. ¿Psiquiatra?

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Es una cadena. El interés te brinda conocimiento y el conocimiento te concede experiencia. Sin embargo, no es necesario ser experto en algo para unir puntos cuando los tienes en las narices.

Admito que no podía ver las raíces ni matices del asunto, pero lo que mostraban los enlaces sobre los que mi cursor hacia clic, era sin duda un reflejo de mi persona. Características que más allá de leerlas estaban fundidas en mi piel, más que mi ADN.

Y viendo eso es imposible no atar cabos, podría decirse que me auto diagnostiqué. La información rondó en mi cerebro varios días, esperando, meditando y calculando qué tanto cambiaba saberlo.

En realidad no cambiaba nada, quizá lo hacía más sencillo, es mejor llamar a algo por su nombre y no preguntarte ¿Por qué? Cada vez que algo no encaja en lo que es común.

Pero la próxima visita a la oficina de Margaret extinguió la duda y encendió una posibilidad excitante. Me refirió. Muy en el fondo, sabía después de lo que había leído que eso se avecinaba, una psicóloga no era la profesional más adecuada para tratar mi situación. Para eso hay niveles, y ella sin duda estaba fuera de ellos.

Un psiquiatra. Colegas según dijo, es como un primo en la carrera. Misma base y fundamento, solo que cada uno añade otra carga genética que lo hace diferenciarse.

Once años

Con esa edad pisé por primera vez la sala de consulta, recuerdo tan bien el lugar que parece hubiese ido hace un momento. Llegar hasta ahí no me fue complicado tras las indicaciones de Margaret, era un edificio de clase media en el centro de la ciudad.

Ahora me pregunto, laborando Margaret en un instituto tan elitista, ¿por qué me refirió a una consulta tan mediocre? Quizás era tacaña, considerando que las citas corrían por su cuenta.

La consulta era en el número 32, tercer piso a la derecha, justo al lado de la escalera. El ascensor no servía y al parecer no gozaban de un conserje, los pisos estaban asquerosos, con empeño se podía ver el verdadero color del granito.

El hombre que abrió la puerta me llevaba al menos una cuarta, entrado en los cuarenta, delgaducho y una barba grisácea rodeaba su mandíbula. No era el aspecto que se había creado mi mente, para nada. A pesar de mi primera impresión, entré.

Dr. Phillips.

Congeniaba todo él con el lugar, cómo explicarlo sin parecer irrespetuoso, ¿a quién engaño?, me vale serlo. Era miserable, en todo el sentido de la palabra.

La rutina se asemejó bastante a la que llevaba con Margaret; un vals de preguntas, respuestas manipuladas, asentimientos condescendientes y sonrisas diseñadas.

Dije lo suficiente para que fuese necesario volver, no se la haría tan fácil y no podía privarme de tan grato entretenimiento. Me intrigaba mi situación y qué mejor que aprender de un especialista. Si así puede llamarse. El hombre no tenía ni un gramo de experticia ni coherencia con eso. Le gustaba guiarse por sentimientos, emociones, gestos.

Todo muy sugestivo, gris.

Por eso los seres humanos son considerados inferiores. La vida se basa en seguir sentimientos o instintos, yo sin duda voy siguiendo ese cosquilleo en la parte posterior del cuello o en la punta de los dedos que te empuja a irte a la derecha en vez de a la izquierda, o a tomar una decisión u otra.

¿Por sangre o elección?✔️ [COMPLETA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora