Capítulo 35

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Mi primer día, estaba mas nerviosa de lo que debería. Me di una ducha para luego vestirme, según yo me puse algo elegante pero también algo que le decía a los estudiantes "no me traten tan mal, soy cool". Al salir de la habitación me encontré con Sebas haciendo el desayuno para ambos, el aún con pijama porque empezaría a trabajar más tarde.

-Hoy el menú es tostada con jamón y tomate y zumo de naranja- dijo Sebas verme salir de la habitación 

-Me parece delicioso- respondí mientras me acercaba a él, para después plantarle un beso en los labios

Lo ayudé a terminar el desayuno para después comer ambos en la cama, aun no había llegado nuestro comedor. Ayudé a Sebas a recoger y limpiar algunas cosas pero me di cuenta que ya era hora de irme.

-Me tengo que ir-

-No te preocupes mi niña, yo termino aquí-

-Gracias- le agradecí mientras buscaba mi bolso 

-Alex-

-¿Si?-

-No olvides tus uvas, te las lavé esta mañana para que llevaras algo de comer- me dijo dándome un pequeño tupper con uvas

-¿Te han dicho que eres perfecto?-

-Tu varias veces, si- me respondió mientras yo me acercaba a él para darle un peque beso en los labios- mucha suerte mi niña-

-Gracias, tu igual, nos vemos luego-

Salí de nuestro apartamento y después de bajar las escaleras me dirigí a la escuela, me sentía como una niña pequeña nuevamente, pero ahora tomaría el lugar del "adulto responsable" que muchas veces me aterraba de pequeña.

Caminé unos diez minutos y finalmente llegué, estaba tal como lo había dejado, cosa a la que le sonreí. Justo al entrar escuché mi nombre.

-¿Alex?- 

Me di media vuelta para encontrarme con Daniel, se veía un poco más viejo, cosa que era normal, han pasado cuatro años ya.

-Hola Dani- me detuve y el camino hasta donde yo estaba

-¿Cómo estás? te ves... diferente-

-Estoy bastante bien la verdad, ¿y tú?-

-Muy bien, disculpa la pregunta pero ¿que haces aquí?-

-Mucho gusto, soy la nueva profesora de literatura-

-No te creo- dijo sorprendido 

-Siempre es bueno volver a casa-

-Bueno, bienvenida devuelta a casa- me sonrió, yo lo analicé una ultima vez mas mientras entrábamos a la escuela, tenía un anillo de matrimonio

-¿Te casaste?- pregunté un poco animada

-Si, también tengo una pequeña-

-No te creo-

Él sacó su celular y me mostró una foto de su esposa con una niña, de mas o menos un año.

-Oh por Dios, que hermosa- añadí

-Si lo es, bueno vamos a la sala de profesores-

Daniel y yo comenzamos a caminar hasta la sala, habían varias mesas, ademas de estaciones de café y agua, y pues claro con su respectivo baño. Al entrar todos giraron a mirarme, noté unas caras nuevas pero otras no tanto. Saludé a mis profesores antiguos y luego la directora me pidió que me presentara, así que saqué la poca valentía que me quedaba y empecé a hablar.

-Bueno, buenos días a todos, soy Alejandra, la nueva profesora de literatura, quiero que sepan que pueden contar conmigo para lo que deseen y-

-Lo siento por llegar tarde- dijo una voz masculina mientras entraba a la sala- para mi defensa nada mas son diez minutos- añadió mirando el reloj que tenía puesto

-Teo- dijo Daniel de inmediato

-¿Qué pasó?- preguntó Mateo alzando la mirada hacia Daniel y este le apuntó hacia donde yo estaba 

Nos miramos unos segundos, aunque parecieron horas, se sintieron cómo horas.

Narra Mateo:

Mañana de lunes, el cielo estaba nublado, pronto lloverá. Hice mi rutina diaria, me bañe, vestí, desayuné y salí. Bueno si desayunar es tomarse únicamente un vaso de zumo de naranja. Miré la hora en mi reloj, voy tarde, excelente. Arranqué el coche y me encontré en la escuela unos siete minutos después, lo estacione y me dirigí a la entrada, mientras un par de chicas se me acercaban.

-Teo, ¿te lo podemos entregar hoy en la tarde?- preguntó una de ellas refiriéndose a uno de los trabajos que puse el día de ayer

-Si están en mi oficina antes de las cuatro, perfecto-

-Ahí estaremos- respondió la otra chica para luego irse con su amiga

Caminé hacia la sala de profesores, casi nunca voy en las mañanas pero todos tenemos que ir para recibir a la nueva profesora de literatura o algo así, no me interesa la verdad.

-Lo siento por llegar tarde- dije al entrar, mirando únicamente mi reloj- para mi defensa nada mas son diez minutos- añadí

-Teo- me respondió Daniel señalándome a alguien

Busqué con la mirada a la persona que él estaba señalando, no entendía que pasaba, hasta que mis ojos se juntaron con esos cafés, esos ojos cafés que me dieron tantas noches en vela, esos ojos cafés que me llevaron al cielo pero de un segundo al otro me dejaron aquí en la tierra. Ale. La observé, se veía guapísima, su cabello igual de oscuro, amarrado en una coleta cosa que siempre hacia cuando estaba nerviosa, creo que no se le ha ido el habito, estaba un poco maquillada, cosa que me pareció innecesaria, ella nunca necesito de eso, tenía puesta aún la cadena con la letra A, cosa que extrañamente me hizo un poco feliz, pero también genero la pregunta de por qué aun la usa, después de todo esta tiempo. Quería hablar con ella, preguntarle si estaba bien, sí estaba feliz, pero no estaba seguro de querer la respuesta.

-Y espero que todos podamos tener una muy buena relación- añadió mirando hacia las demás personas con una sonrisa 

La directora siguió hablando de algo que no me interesaba mucho así que mi completa atención estaba en Ale, aunque ella evitaba mirarme. Todos comenzaron a salir para sus respectivas clases, yo no tenía así que no había prisa, deje a todos salir primero que yo, para luego empezar a salir al mismo tiempo que Ale.

-Hola- le dije

Ella me miró, pude notar un poco de impresión en su rostro, como si no creyera que le estaba hablando.

-Hola- 

-Soy Mateo, profesor de historia, me puedes decir Matt, un gusto conocerte- bromeé ofreciéndole mi mano y ella la tomo para después sonreír 

-Alejandra, el gusto es mío-

-¿Cómo estás Ale?- le pregunté

-Bien, bastante bien en realidad, ¿y tú?-

-Bien- suspiré- no sabía que empezarías a trabajar aquí-

-Si es que me volví a mudar acá porque Sebas empezó a trabajar con mi padre, y este fue realmente el único trabajo que encontré que se tratara de mi profesión-

¿Sebas? 

-¿Sebas?- le pregunté

-Emm si, mi novio-

Oh.

MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora