Capítulo 42

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-¿Quieren algo de comer?- preguntó mi madre

-No, gracias- respondimos mi padre y yo al mismo tiempo 

-¿Sebas? voy a picar un poco de fruta-

-Lo amaría, yo te acompañó- respondió Sebas para levantarse y acompañar a mi madre hasta la cocina 

-Pa, recuérdame nuevamente porque aún no hemos salido-

-Aún Marcos no ha llegado-

-Buen punto, ¿por qué se demora tanto?-

-Ya vienen en camino, Mateo pasó por ellos-

-¿Qué?- 

-¿Qué pasó?-

-¿Mateo viene?-

-Claro hija, ¿tu madre no te contó? bueno no se porque no te dijo, ¿hay algún problema con Mateo?-

-No no-

Mierda.

Déjenme ponerlos en un poco de contexto. En unos días será año nuevo, y mis padres querían hacer algo "distinto" así que alquilaron un apartamento a una hora de aquí, es bastante lindo la verdad, además tiene vista a la playa. Ni Sebas ni yo tuvimos un problema con eso, ademas ya sabía que Marcos y Carmen vendrían, pero no sabía qué Mateo lo haría. Después de lo que pasó del beso todo es bastante incomodo realmente, no es su culpa, diría que soy yo la del problema, no lo sé, solo después del beso todo fue muy confuso y extraño.

Una media hora después escuché el auto en la entrada, mi padre salió a hablar con Marcos, no tenía sentido que entraran si nos íbamos a ir de inmediato. Mi madre metió su ultima maleta en al coche, y después todos entramos a este, mi padre adelante conduciendo con mi madre al lado, y Sebas conmigo atrás, él estaba en su computador mientras yo miraba por la ventana. No podía evitar pensar que Mateo estaba en el coche de atrás y que estaría cuatro días con él.

Mas o menos una hora y media después llegamos al lugar. Se veía igual de hermoso que en las fotos realmente. Me bajé con mis cosas para después entrarlas al apartamento, aún sin toparme con Mateo. Mi padre nos mostró a Sebas y a mí, nuestra habitación, y yo llevé mis cosas hasta allá para luego organizar unas de ellas en el closet.

Sebas estaba acostado en la cama con su computador en las piernas mientras recibía una llamada. Yo terminé de organizar mis cosas y salí, no encontré a nadie pero recordé que dijeron que saldrían a comprar la comida así que saqué mi libro y me senté en el sofá a leerlo.

-No, yo no tengo más que una vida- escuché a una voz atrás mío, cosa que me hizo sonreír- yo no quiero esperar la felicidad universal. Quiero vivir para mí mismo; de otra manera es preferible no existir-

-Aprendiste algo de mí- bromeé

-Lo repetiste tantas veces que me lo aprendí, ademas, estas olvidando que yo te regalé el libro que tienes en tus manos- dijo Mateo mientras se sentaba en el sofá diagonal a mi

-Es la edición más bonita que tengo-

-Hola Ale- dijo mirándome a los ojos

-Hola-

-Lo siento, por lo que dije ese día-

-Esta bien, igual tenías razón-

-Eso no es una excusa para decirte eso-

-Estabas enfadado, es normal-

-No me excuses, estuvo mal, y enserio lo siento-

-Esta bien, enserio-

MateoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora