18/12/2021
¿Alguna vez has probado a ver el perecido entre la vida y un cigarro? Por sorprendente que parezca, la diferencia es muy poca.
Tu tiempo de vida es como un cigarro, en el momento en el que lo enciendes con un mechero, empieza. A veces el cigarro lo consumes lento, disfrutando de las caladas, mientras que otras, rápido y con ansia, cómo queriendo que llegue a su fin, al igual que tu vida. A veces la disfrutamos más y otras menos.
Depende del cómo, dónde y cuándo nazcas, te tocará una vida más bonita, emocionante o llena de colores de diferentes tonalidades, por otro lado, puede tocarte una triste, difícil o de tonalidades grises. La primera, podríamos compararla con un cigarro industrial, a primera vista son más "bonitos" de ver y con mejor aspecto, sin embargo, los de liar, son "menos apetecibles" por su simetría y apariencia. Eso da igual, ya que al final vas a acabar consumiendo lo mismo pero de distinta forma, solo tú puedes cambiar de que manera hacerlo, si de la primera forma o de la segunda, dependiendo del empeño que le pongas.
A lo largo del cigarro, este se apaga, a veces al principio, a medias o se consume entero, y como nos parece lógico, lo volvemos a encender. Algo parecido pasa en la vida, la hora de tu muerte no sabes cuál va a ser, a veces es al principio, a mitad o tarda en llegar en un futuro lejano, con la diferencia de que no siempre vas a tener ese mechero que te vuelva a dar una segunda oportunidad...
Un cigarro apagado, ¿qué es?, la respuesta es fácil, materia, inservible en la misma medida que nuestro cuerpo fallecido, aunque no nos guste admitirlo, una vez nos morimos pasamos a ser solo materia que dará vida a otras criaturas.
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En mil pedazos
Short StoryRelatos de una chica, tratando de deshacerse de su ahogo interior.