24/01/2022
Los humanos tenemos tendencia a tener a alguien a nuestro lado, no sabemos estar solos, esa persona que te quiere y apoya incondicionalmente, la buscamos tanto en amistad como en pareja, esa persona que no te juzga, que ve todo lo bueno que tienes y lo malo lo convierte en algo bello, una forma de verlo que ni tú mismo habías pensado.
El instinto nos lleva a eso, como un suicida que busca su soga para acabar con todo, esa soga nos ahoga porque no es fácil encontrar a esa persona y aún encontrándola sentimos la presione en nuestro cuello...Es irónico el hecho de no darnos cuenta de que estamos llenos por dentro y no tenemos la necesidad de esa persona, estamos completos y nosotros mismos nos hacemos sentirnos todo lo contrario, sin saber que para estar preparados para esa persona necesitamos encontrarnos a nosotros mismos y completar lo que nos falta con nuestro ser...
Pero, innegablemente somos patéticos y echamos mano a alguien, siendo nuestro pilar en la vida, cuando sin saberlo pero teniendo la certeza de que puede derrumbarse seguimos queriéndola, hasta que llega un punto en el cual te encuentras a ti mismo y a ese ser que te da tanto miedo pero que no puedes evitar ya que eres eso.
Después de experiencias que te propone la vida y que superas, cambias, y te das cuenta de que lo único que quieres y te hace falta eres tú mismo y aunque tu mente quiera separarte de esa necesidad, tu corazón te arrastra a ella sin darte cuenta y sin poder ponerle un remedio, al fin y al cabo no dejamos de ser humanos creyendo que estamos incompletos, que tenemos esa necesidad.
ESTÁS LEYENDO
En mil pedazos
Short StoryRelatos de una chica, tratando de deshacerse de su ahogo interior.