26/01/2022
La mayoría de las veces damos más de lo que recibimos sin esperar nada a cambio, aunque en lo más profundo de nosotros queremos que también haga eso alguien, alguien que esté dispuesto ha dar todo por ti y que lo demuestre no sólo con palabras sino con actos, ya que las palabras se las lleva el viento.
Volver a empezar conociendo alguien para intentar algo pero estar tan quemada que no puedes más pero aún así lo sigues intentado por las dudas, vuelves a dar algún pedazo de ti aún sabiendo que nunca te será devuelto.
El intentarlo otra vez, pero ya estás tan consumida por dentro que simplemente te dedicas a no hacerte ilusiones ni esos escenarios que montabas en tu cabeza antes de irte a dormir pensando en un momento maravilloso, pero que no dejaba de ser algo idealizado.Cada vez que pruebas lo haces con menos ilusión, porque, ¿de que te sirve ponerle empeño si va a acabar de las misma forma? Es una puerta que siempre está abierta sea con quien sea.
Esa desilusión te inunda por dentro sin dejarte respirar y consumiendo el poco oxígeno que en tus pulmones reside, haciéndote así más fría y perdiendo el brillo en los ojos que te hacía única años atrás, creyendo que no lo volverás a recuperar, porque acabas harta de intentarlo y volver al bucle del cual tanto te ha costado salir.
Ver qué siempre das el cien por ciento a pesar de que algunos días no estás en condiciones de ello, y luego ¿para qué? ves como todo se repite y no ha servido de nada todo lo que hiciste y acabas perdiendo esa luz que tanto te caracterizaba, esa luz que iluminaba a otros los cuales sin ella no tienen sentido pero sigues hacia delante con esos pequeños rasgos y gestos de decepción en tu delicado rostro.
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En mil pedazos
Short StoryRelatos de una chica, tratando de deshacerse de su ahogo interior.