18/11/2022
Ya casi es mi dieciocho cumpleaños, el número que en algún momento decidió el estado para ser mayor de edad, para ser un adulto.
Pero, ¿verdaderamente estas preparado para ello y las responsabilidades que conlleva?
Desde mi punto de vista no dejamos de ser niños que anhelamos ese numero grabado en nuestra fecha del DNI para poder comprar alcohol, tabaco, poder entrar a discotecas, tener coche... Aunque claro, eso lo llevamos haciendo desde mucho antes ya que las cosas con el paso del tiempo han ido cambiando y a pesar de ese límite o norma impuesta, nosotros siempre nos la hemos saltado falsificando documentación o pidiendo favores a amigos mayores.
Sinceramente yo no quiero nada de eso, ni incluso tener los dieciocho, es una etapa jodida de la vida, ya que es un paso de tu niñez a la madurez, ese numero tiene muchísima importancia ya que la mayoría de personas los cumplen mientras están en segundo de bachillerato, un curso repleto de emociones negativas, de estrés, conflictos con nosotros mismos...
Entonces llega el verano, el descanso después de un año tan apoteósico, ¿de verdad vamos buscando esa compra de tabaco, alcohol o entrada a esos sitios? ¿o simplemente queremos disfrutar del último verano con sabor a infancia?
Ese verano es la mínima separación del deber y la devoción, es cuando tienes que elegir que quieres ser en un futuro, pero a la vez la despedida de la niña pequeña que llevas dentro. Esta decisión la tomamos sin querer, sin darnos cuenta, hasta que con el paso de los años, miramos hacia atrás y recordamos en que invertimos o malgastamos ese tiempo que nos parecía inacabable, pero resulto ser efímero.
Por lo tanto hay que vivir ese verano, aprovechar ese tiempo en mitad de una línea temporal que separa dos mundos distintos pero unidos por un lazo que los conecta, que tú conectas, por un instante.
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En mil pedazos
Short StoryRelatos de una chica, tratando de deshacerse de su ahogo interior.