13/05/2022
Al principio sólo era decepción, hasta que se fue acumulando esa sensación que parecía no ser tan importante pero sin embargo era constante.
Al principio simplemente hacían un poco de daño sus palabras pero no pasaba nada porque luego regresaba a mis brazos con lágrimas que caían de sus negros ojos hasta sus mejillas y me pedía perdón si en algún momento me podía haber dolido algo de lo que alguna vez dijo.
Conforme fue pasando el tiempo todo cambio, se volvió todo más oscuro, esa oscuridad empezó rodeándome días pero pasaron a ser semanas, sin dejarme descansas y teniendo un nudo en la garganta acompañado de una presión en el pecho que no ayudaba a las voces de mi cabeza a calmarse, haciendo que cada vez gritaran más.
A pesar de todo yo seguía hacia delante como si nada me importase, de hecho, no me importaba, seguía teniendo personas más importantes que esa, que me hacían sentir querida y única, sin importar las veces que haya podido meter la pata.
Puesto que todo eso no me importaba, llegó un día, en el que reventó la oscuridad y ya no sólo era un lugar negro sin luz, sino que salieron criaturas que me aterrorizaban, pero no en el sentido de pasar miedo al verlas, sino de lo que podría pasar si no se calmaban. En ese momento después de haber todo lo que me dijo que pareció no afectarme, dijo "te odio".
Tarde mi tiempo en asimilar aquellas dos palabras que eran tan cortas pero tan significativas, aunque con el paso de las horas, cuanto más lo pensaba más me daba cuenta de que era algo que no me sorprendía nada y eso me dio aún más miedo.
Desde entonces nada volvió a ser lo mismo, casi ni hablábamos, ni nos mirábamos, una relación totalmente fría e insólita, solo me quedaba acostumbrarme a aquellas palabras y seguir hacia adelante como tantas veces he hecho.
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En mil pedazos
Short StoryRelatos de una chica, tratando de deshacerse de su ahogo interior.