2 MESES DESPUÉS

376 14 4
                                    


*Pov Claudia*


El rodaje de Élite 5 iba viento en pompa. Las cosas entre Martina y yo cada vez iban mejor, me sentía con total tranquilidad y confianza para contarle cualquier cosa, y esa brava llama no se me apagaba, sino que se avivaba cada vez más.

Itzan insinuó en varias ocasiones que la castaña también estaba enamorada de mí, pero no le creí, porque sí, terminé contándoselo a Itzan. Mi pequeña gran obsesión con ella cada vez iba a más, y necesitaba de la ayuda de Itzan. Acabábamos de terminar de grabar el primer capítulo de Élite, y todo el cast de la quinta temporada quedamos para leer el guión de los tres siguientes capítulos durante tres tardes, pero...



*Pov Martina*

Estaba en mi mejor momento, estaba siendo reconocida, y, aunque lo nuestro no fuera algo amoroso, mi relación con la de ojos claros era cada vez mejor, pero no me la podía sacar de la puta cabeza, cada día estaba más pillada.

Claudia y yo quedábamos un montón de dias, nos veíamos en el rodaje y los ensayos también, es decir, prácticamente todo el día. Todo me iba bien, muy bien, bueno todo, hasta que llegó aquel día, aquel susto.

*Pov Claudia*

Teníamos aquella tarde la lectura de guión del tercer capítulo de Élite. Martina no se presentó los dos primeros días, y tampoco se presentó este tercero. Le pedí explicaciones al director, ya que la castaña no contestaba mis mensajes, y no respondía a mis llamadas. El director sólo me pudo decir que Martina le había dicho que había cogido un gripazo, y que estaba muy mala, por lo que leería los guiones en su casa.

Yo sabía que esa excusa que había puesto Martina era totalmente mentira, ella siempre coge las llamadas, aunque le esté dando un infarto. Por eso decidí ir a su casa aquella misma tarde, después de la lectura, sobre las 9 de la noche. Pasé por una pizzería y compré su pizza favorita, tras esto, me dirigí a su casa.  Cuando por fin llegué a su casa, bajé del coche con la pizza, y piqué a la vecina de al lado de Martina para que me abriera la puerta del portal, quería darle una sorpresa. La señora, mayor y muy maja, que ya me conocía de otras veces, me abrió la puerta tras decirle que quería darle una sorpresa a la castaña.

Di las gracias a la señora mediante el telefonillo, y entré en el portal, subiendo hasta la planta de Martina, el quinto.

Piqué a la letra a la que pertenecía su apartamento, y ella abrió con unas pintas de estar por casa que le hacían estar aún más guapa de lo que ya era.

-Coño Clau, pero tú, ¿Qué haces aquí?

-Servicio de habitaciones. Dije sonriendo tontamente intentando disimular la cara de tonta que se me había quedado al ver a tal diosa.

-Ahora enserio, gracias por la pizza, pero que vengas a estas horas a mi casa, es inusual, ¿Qué pasa? Dijo mientras me daba paso a su hogar.

-Martina ¿Porqué no has venido a ninguna de las tres lecturas de guión de esta semana? Pregunté.

-Yo, yo... Estaba mala, una gripe...

-Sí, claro, y por eso mismo no coges las llamadas, ¿No? Repliqué.

-Claudia por favor, te agradezco que hayas venido, y más con una pizza, pero tienes que irte, por favor, déjame sola. Me dijo dirigiéndose hacia otro lado.

-No me pienso ir hasta que me digas que coño te pasa. Tú siempre me dices que entre nosotras hay la mayor confianza del planeta, ¿No? pues entonces aquí estoy para escuch...

-Tengo un retraso. Me cortó cabizbaja. 

-¿Cómo? Dije sin enterarme muy bien de la situación.

-¡Joder Claudia que no me baja la regla! 

-Hostia puta Martina, pero, pero... ¿Y eso? Dije cada vez más asustada.

- Pues mira Clau, llevo más de un año enamorada de la misma persona y la he intentado olvidar con la mierda esta de un clavo saca a otro clavo, pero a parte de que no ha funcionado, mira cómo estoy ahora. Dijo poniéndose  cada vez más histérica.

¿Acababa de decir que llevaba un año enamorada de una persona? No lo sé, en ese momento no podía reaccionar, Martina igual estaba embarazada, había que salir de dudas. 

 -Mira peque, ya sé que vamos a hacer, me voy a ir a una farmacia y voy a comparte un test de embarazo para salir de dudas, ¿vale?. Dije sacando un billete de 10 de mi monedero. Aunque antes...¿De cuánto es el retraso? Pregunté.

-De dos semanas. Dijo poniéndose cada vez más nerviosa.

-Vale sí, voy a por el predictor, ahora vengo.

-Clau, Clau, ya he comprado yo uno, lo que pasa es que no me atrevo a hacérmelo.

-Pero peque, cómo que no te atreves a hacértelo, tienes que salir de dudas, Martina. Dije.

Pude ver cómo el miedo iba entrando en su rostro.

-¿Y si estoy embarazada qué?

-Si estas embarazada ese niño va a tener a la mejor madre del mundo, o tienes una segunda opción, interrumpir el embarazo, en España es legal hasta las 12 semanas. Afirmé.

Vi cómo empezaba a temblar de miedo, y yo solamente pude abrazarla.

-Tranquila peque... Voy a estar aquí, pase lo que pase, ¿Vale? Dije apoyando su cabeza sobre mi pecho.

-Clau, no sé si estoy lista para ser madre, solamente tengo 20 años. Me dijo prácticamente llorando.

-Martina aún no sabemos si traes un niño, tienes que hacerte la prueba, y tienes que hacértela ya. Proseguí.


*Pov Martina*


Claudia llevaba razón, necesitaba salir de dudas de una vez. Llevaba una semana sin caber en mí. Me acerqué al armarito del baño y saqué el predictor que había comprado hacía 7 días, y que no había usado por si me venía la regla y había sido un simple retraso.

Cuando lo cogí, me dirigí hacia la de ojos claros con él en la mano.

-Clau, no puedo. Dije lanzándome a sus brazos buscando un apoyo, mientras lloraba.

-Ey, ey, ey, ey, ¿Que tú no puedes? entonces no podría nadie peque, porque no he conocido a nadie que tenga más valentía que tú, tú si te lo propones, hasta puedes llegar a ser presidenta del gobierno. Dijo acariciándome el pelo.

Solté una pequeña risa y cogí el predictor. Abrí la caja y miré las instrucciones. Una raya negativo, dos, positivo.

-Bueno Martina sabes como va la cosa, ¿No? Me preguntó.

-Sí. Respondí.

-Pues venga, no alargues más esto, suerte. Me dijo mientras yo me cerraba en el baño para orinar sobre ese palito.

Una vez hecho el proceso, cerré la zona del palito con una tapa que traía, y cuando salí del baño, le di el test a Claudia.

-Míralo tú y dime si sí o si no, si lo miro yo directamente me puede dar un infarto. Dije cada vez más nerviosa.

Fuimos al salón, dejamos el test sobre la mesita, y nos sentamos en el sofá a la espera de resultados.

No pasaron ni dos minutos, y ya sentí cómo la de ojos claros pasaba su brazo por encima de mi hombro para poder abrazarme. 

-Peque tranquila, estás temblando.

-Va a salir en breve, por favor míralo tú. Dije ya desesperada. 

-Tranquila, yo lo miro.

Pasaron un par de minutos más, estaban siendo unos de los minutos más intensos de mi vida, empecé a perderme en mis pensamientos, en qué haría si saliera positivo, empecé a pensar hasta nombres, hasta qué...

-Martina...

Clautina. El comienzo de una historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora