HARÉ CASO A MI CORAZÓN

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*Pov Martina*

Me sentía genial tras saber que habíamos hecho algo bueno por aquella dulce niña. Se veía que la gente no le aceptaba tal y como era por tener gustos diferentes a la mayoría de chicos y chicas de su edad.

Después de salir del bar del pueblo de la de ojos claros, tuvimos que subir una enorme y empinada cuesta, que a cada paso que dábamos parecía más kilométrica.

Una vez llegamos a casa de los abuelos de Clau, no me gustó nada lo que vi. Las mujeres estaban recogiendo el salón y preparando la cena, mientras absolutamente todos los hombres, menos el padrastro de Clau, estaban sentados en el sofá viendo un partido de fútbol. Me parece que ya voy entendiendo el miedo de Clau a abrirse con su familia. Clau se acercó a su tía, y le dijo que iríamos a ponernos el pijama, que ahora bajaríamos a ayudar con la cena. Subimos a la habitación y me empecé a quitar la ropa de la calle para ponerme el pijama. Cuando estaba sentada en la cama quitándome las zapatillas, vi que Clau me estaba mirando de reojo.

- ¿Qué pasa? Pregunté a mi chica.

- Eres guapísima. Respondió ella.

- Tú si que eres guapa, Clau, vaya suerte que tengo de tenerte a mi lado. Dije.

Ella se acercó a mí y me dió un húmedo beso. Yo lo continué pero ella me paró en vano.

- Venga vamos, tenemos que ir a poner la mesa. Dijo. Mis tias, mi madre, Fer, Carol y mi abuela están preparando la cena y recogiendo. Continuó.

Por si no lo sabéis, Fernando (Fer) es el novio de la madre de Clau, con el cual me llevaba my bien, porque había aceptado a la perfección nuestra relación. Era un hombre honrado trabajador, y totalmente abierto. También era feminista, que pocas veces se puede hablar de hombres feministas.

Bajamos una vez terminamos de ponernos el pijama, y antes de entrar a la cocina, frené en seco a la de ojos claros.

- Oye Clau ¿Tú estás segura de esto? Pregunté.

- Eres lo más importante que tengo ahora mismo. Claro que estoy segura. Estoy segura pero...

- Acojonada, ¿no? No me extraña, ya me estoy dando cuenta de como son tus tíos. Respondí cortándola.

- No tengo una familia fácil. Pero soy parte de ella, lo tendrán que aceptar. Dijo.

Yo solo asentí y le abracé, instanes antes de entrar a la cocina, en busca de platos, cubiertos, servilletas y vasos.

Pusimos la mesa entre las dos, mientras los hombres no se dignaron a levantar la mirada del televisor. Fue cuando finalizó aquel partido de fútbol cuando comenzamos a sentarnos en la mesa para cenar. Yo me senté entre Clau y su madre, que era de las pocas personas de su familia que sabía acerca de nuestro romance. Al lado de Clau, se sentó Carol, su hermana, que era junto con su madre, dos de las cinco únicas personas que sabían sobre nuestra relación. ( Lo sabían ellas, Fer, y los hermanos pequeños de Clau) No me gustaba nada la pinta de aquella cena, y no me refiero a la comida, sino a cómo hablaban y opinaban de absolutamente todo. Salieron todo tipo de conversaciones. Desde el franquismo, hasta la religión o el fútbol. También tocaron temas de política, y como no, el feminismo y la homofobia. Aquella familia estaba dividida en dos. Los defensores y los fascistas. Para que os hagáis una idea, defensores eran la madre de Clau, Fer, Carol, su abuela, dos de sus tías y nosotras. El reto eran completamente fascistas.

*Pov Claudia*

Yo ya sabía los temas que se iban a tocar en la cena. Los mismos de siempre. Yo ya estaba más que acostumbrada a mantener la paciencia y la boca cerrada, pero podía ver cómo Martina apretaba su muslo para contenerse y no saltar con sus argumentos, para no hacer estallar una guerra. Le ardía la sangre en las venas, quería saltar con sus argumentos, pero se contuvo.  Llegaron los entrantes y el tema fue el franquismo y la República.

Clautina. El comienzo de una historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora