Record of Ragnarok: una nueva frontera

Capítulo treinta y uno:

Brunhild caminaba decidida en busca de su siguiente luchador, Geir caminaba detrás de ella, escuchando atentamente a su hermana mayor.

—El marcador está 2-2 ahora finalmente hemos alcanzado a los dioses—dijo la más joven de las valquirias—. ¡Esta podría ser nuestra oportunidad de tomar la delantera!

Brunhild siguió con su camino sin inmutarse.

—Ciertamente—asintió—, y es por eso que vinimos hasta la cámara de este hombre.

Geir miró dos grandes puertas de estilo asiático, con el gravado dorado de un enorme dragón.

Las puertas se abrieron, permitiendo a ambas hermanas entrar a la cámara del luchador.

—¿Qué es esto...?—murmuró Geir.

—Eres el siguiente—dijo Brunhild fríamente.

En medio de la habitación, un hombre yacía sentado en el suelo con las piernas cruzadas. No aparentaba nada especial. Era joven y de cabello rubio, vestido casualmente con una camisa y pantalonera. Aún así, no era difícil notar algo extraño en él.

—En ese caso—dijo el joven sin abrir los ojos—. Denme un minuto para prepararme.

Ambas valquirias salieron de la sala y se quedaron esperando en la puerta.

—¿Quién es ese sujeto?—preguntó Geir—. No entiendo que tiene de especial.

Brunhild guardó silencio y se cruzó de brazos.

Ambas hermanas se quedaron un momento en silencio mientras esperaban.

Finalmente, el hombre salió de la habitación con su traje de batalla puesto, éste consistía de una pieza de un color verde oscuro que cubría todo su cuerpo, con la excepción de sus manos y cara. Además, tenía un par de muñequeras, y espinilleras metálicas de un brillante color dorado, un cinturón del mismo material, y en su pecho, justo encima de una marca exactamente igual en su piel, una pechera con forma de dragón dorado metálico que se extendía hasta un par de hombreras igualmente doradas.

En la cara del hombre había una máscara de tela que lo cubría de la nariz para arriba, dejándolo ver a través de dos ojos blancos rodeados de negro.

—Geir—dijo Brunhild—. Te presento a Daniel Thomas Rand-K'ai, el Puño de Hierro.

El hombre alzó una mano para detenerla.

—Danny está bien—dijo él sonriendo—. Así que finalmente es mi turno de pelear.

Brunhild asintió seriamente.

—Bien, en ese caso—siguió Danny—. ¿Quién será mi compañera en combate?

Una joven entró en la sala, con una apariencia apenas un poco mayor que la de Geir. Al igual que esta última, vestía con ropa casual, solamente sus brillantes ojos esmeralda revelaban su condición como valquiria.

EIR, DECIMOSEGUNDA DE LAS HERMANAS VALQUIRIAS

Geir se quedó atónita por varios segundos.

—Her-hermana Eir—murmuró—. Yo... yo creía que te negarías por completo a participar en esto.

La chica inclinó la cabeza.

—Sé que esto te es inesperado, pero incluso yo tengo que hacer sacrificios—respondió Eir—. Es por el bien de mis pacientes.

Puño de Hierro miró a Brunhild confundido.

—¿Pacientes?

La segunda más joven de las valquirias se adelantó a explicar.