Capítulo cincuenta y cinco:

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La arena de batalla había sido completamente reparada, el sol brillaba en alto y con fuerza, el público estaba expectante ante el siguiente encuentro, preparándose mentalmente para cualquier pelea que pudiera venir a continuación.

Del otro lado del túnel de salida, Apolo se preparó para subir a su gran carro dorado tirado por corceles de fuego, el dios estaba emocionado por convertir en cenizas al pobre idiota que le intentara plantar cara.

"Apolo ganará" y nada podía cambiarlo, no lo decía él lo decía el destino.

—Bájate de mi carro—ordenó una poderosa voz.

Apolo se volvió furioso ante aquel que lo había desafiado.

—Pero sí eres tú...—gruñó el dios—. Mi viejo tío Helios, ¿qué te trae por aquí?

El antiguo señor del sol se acercó a su antiguo carro solar, siendo recibido afectuosamente por sus corceles.

—No permitiré que lleves mi carro a la batalla—dijo el titán—. Solo lograrás que lastimen a mis caballos, y eso no está a discusión.

Apolo tomó su arco dorado, pero eso no hizo retroceder a Helios. El titán alzó sus poderosos brazos encendidos en llamas doradas.

Ambas deidades solares se miraron fijamente por unos momentos.

—Apolo, bájate del carro—ordenó Zeus entre risas llegando al lugar—. Fue bastante difícil hacer que Helios saliera de su madriguera, así que no lo eches a perder dañando su carro.

Apolo gruñó molesto, pero se bajó del vehículo de mala gana.

—Como sea, no necesito tu estupido carrito para pulverizar a mi oponente.

Helios miró con furia al dios mientras se retiraba.

—Espero que choques con esa cosa—gruñó Apolo antes de volverse al combate.

Zeus se rascó la barba.

—Ignóralo, solo es un viejo cascarrabias—dijo el anciano—. Ve, hijo mío, aplasta a tu oponente y muéstrales... el poder... DE LOS DIOSES.

Apolo sonrió, su padre era el único ser en el universo capaz de decirle que hacer, pero también era el único que lo había apoyado, ganaría sin ningún problema, así estaba escrito.

—Te lo agradezco, padre.

...

Heimdall se paró en el centro de la arena mientras se preparaba para anunciar la siguiente ronda.

—¡RAGNAROK, LA BATALLA FINAL ENTRE DIOS Y EL HOMBRE, HA LLEGADO A SU SEGUNDA ETAPA!—anunció—. ¡CON EL MARCADOR 3-3 NINGÚN BANDO ESTÁ DISPUESTO A CEDER! ¡LA SÉPTIMA RONDA COMIENZA AHORA!

Las enormes puertas del túnel de los dioses se abrieron de par en par, permitiendo a una luz dorada emanar desde las profundidades del pasillo.

—¡EL SIGUIENTE REPRESENTANTE DE LOS DIOSES NO ES ALGUIEN A QUIEN QUIERAS HACER ENFADAR!—gritó Heimdall—. ¡ESTE DIOS ODÍA A LOS HUMANOS DESDE LO MÁS PROFUNDO DE SU SER, Y LOS A CASTIGADO INCONTABLES VECES A LO LARGO DE LOS SIGLOS!

Un camino de llamas doradas marco el sendero que el dios recorrería entre vítores para llegar a la arena.

—¡EL ARQUERO MÁS PODEROSO DE LOS CIELOS, ACÉRRIMO ENEMIGO DE LOS GIGANTES Y LA TEMIBLE PITÓN! ¡LUCHÓ VALIENTEMENTE EN LA GUERRA CONTRA LOS TITANES, DONDE ASESINÓ A LA PODEROSA FEBE, QUEDÁNDOSE ASÍ CON EL DOMINIO DE DELFOS Y EL PODER PARA PREDECIR EL FUTURO!

Record of Ragnarok: una nueva fronteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora