Capítulo 4

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Los siguientes días fueron un desafío para Julieta, con ayuda de sus padres Mercedes y demás empleados aprendió a caminar por la casa como si pudiera ver, los pasos entre la casa y el comedor, saber dónde estaba cada mueble para evitar tropezar, los pasos que había entre un cuarto y otro, de la sala al comedor también a comer y vestirse sola, diferenciar la comida por sus sabores, olores y texturas para comenzar a agudizar los demás sentidos, el estar ciega no la convertiría en una inútil, por supuesto, no todo era fácil, al estar ciega no podía disfrutar algunos de sus pasatiempos como escribir, leer y tocar el piano, así que cuando no estaba ensayando, pasaba sentada en la sala o en su cuarto, también preguntaba mucho por Osorio, no sabía de él desde su salida del hospital, había enviado muchas cartas que no recibieron respuesta y lo extrañaba mucho.

—¿Estás segura de que no ha llegado ninguna carta mamá? –dijo a Regina cuando desayunaban

—Sí, todos los días revisan el buzón y solo aparecen correspondencias ocasionales

—Pero no entiendo, si fue a verme mientras estaba en coma, ¿qué le impide venir ahora?

—Bueno, ¿sabes que su padre está entrenándolo en sus negocios familiares pero créeme, estuvo preocupado por ti

—No necesito su preocupación, lo necesito a él

—Julieta yo...

Antes de que Regina terminara Mercedes apareció y dijo:

—Disculpe doña Regina, señorita Julieta tienen visita

—¿Osorio? –dijo Julieta

—No señorita, es el señor Olegario, dice que necesito hablar con usted

—Dile que ya vamos a la sala

—Sí señorita –dicho esto se fue

—Mi amor, ¿estás segura?

—Sí mamá, es momento de afrontar la situación y decirle a Olegario, llévame por favor

Regina ayudó a Julieta a llegar hasta la sala, estaba muy nerviosa al enfrentar a su agente pues no sabía nada sobre su condición, sus padres solo dijeron que estaba fuera de peligro, el agente, quien estaba sentado en el sillón se levantó al verlas, Julieta percibió su colonia, nada más.

—Julieta querida, me alegra verte

—Hola Olegario

—Gracias a Dios estás bien, quedé muy preocupado de que no te recuperaras

—Puedo imaginarlo, tenías miedo de perder tu empleo, pero no te preocupes

—Julieta, podría trabajar para cualquier artista pero prefiero ser tu agente

—Agradezco tu lealtad Olegario, pero deberás buscar otro empleo

—¿Me estás despidiendo?

—No, es que mi carrera está arruinada

—¿Por qué? Yo te veo muy bien

—Tú podrás verme, pero yo no

—¿De qué hablas?

—El accidente se llevó mi vista Olegario estoy ciega

Por un momento, Olegario se quedó sin habla, pensó que en cualquier momento diría que era una broma pero los minutos pasaban y Julieta y Regina continuaban frente a él

—Es broma cierto –dijo en cuanto pudo hablar

—Ojalá lo fuera, pero es cierto

—Julieta lo siento mucho, ¿es permanente?

—Aún no sabemos pero es posible, como no puedo ver, es imposible que toque y entonces no habrá conciertos

—Entiendo

—Lo siento Olegario, no quisiera dejarte ir pero sería perjudicial para ti si continúas siendo mi agente, perderías mucho y no lo mereces

—¿Y qué le digo a la prensa?

—La verdad, que mi carrera se arruinó y que me retiro de los escenarios

—¿Estás segura Julieta?

—Sí, no hay opción y puedes usar mi nombre para encontrar empleo

—Bien, daré el anuncio

—Gracias –dijo Julieta

—Pero diré que tu retiro es mientras te recuperas

—Olegario no tenemos certeza de que pueda recuperar la vista

—Como tu agente, estoy de acuerdo, pero como tu amigo no, conozco tu determinación, Julieta, sé que encontrarás la forma de volver a tocar con o sin vista, no llegaste a ser la Reina del Piano al hacer caso a los comentarios ofensivos, sino luchando hasta conseguir ese título

—Eso es cierto –dijo Regina

—Y quizás sea mejor que salgan de São Paulo, en cuanto dé la noticia los periodistas rodearán la mansión, pero solo es una sugerencia, no deben hacerlo si no quieren y cuando regreses, tu agente te esperará listo para trabajar.

A Julieta le agradó la propuesta de Olegario y no necesitó pensar a dónde ir, solo había un lugar en que se sentiría cómoda, cuidada y podría descansar lejos del barullo de la ciudad.

Londres, Inglaterra 1910

Estimados padre y madre:

Espero se encuentren bien, les escribo esta carta para darles dos anuncios, el primero, terminé mi práctica en el hospital y pronto seré oftalmólogo y cirujano, podré ayudar a muchas personas con problemas con problemas de visión estoy contento y emocionado, ustedes saben cuánto luché para lograr recibirme de médico.

Ahora el segundo anuncio, y no mamá, no tengo novia todavía, es una noticia mucho mejor, Dios mediante en cuanto me gradúe regreso al Valle del Café pues deseo trabajar ahí, Christine se unirá a nosotros en las vacaciones de Navidad, así que preparen mi recibimiento, nos vemos en breve-

Con todo mi cariño. Su hijo Aurelio.

Ojos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora