Capítulo 18

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Diana tuvo su potro una mañana de junio, el parto duró una hora y media, en ese tiempo, Julieta y Aurelio estuvieron fuera del cobertizo mientras Afranio se encontraba adentro con el veterinario pues no era conveniente mucha gente para no estresar a Diana y complicar el parto.

—Quisiera saber qué está pasando

—También yo, pero un nacimiento no puede apresurarse, además Paulo es un buen veterinario, si hay complicaciones sabrá qué hacer –dijo abrazándola –no te preocupes

En ese momento salieron Afranio y el veterinario y se dirigieron a los jóvenes que esperaban

—¿Y bien? ¿Cómo están? –preguntó Aurelio

—Perfectos, Diana y su potro se encuentran en perfecto estado –dijo el veterinario –solo debemos monitorearlos para asegurarnos

—Gracias a Dios

—¿Y cómo es el potro? ¿Macho o hembra?

—Es hembra –contestó –y es pinta, tiene manchas blancas

—Es muy linda, me gustaría verla

—Cuando te opere podrás hacerlo, volveremos cuando te recuperes y podrás conocerla

—Sí, ¿y cómo se va a llamar? –preguntó Julieta

—Bueno, estábamos pensando que tú lo nombres, como eres nuestra invitada y mi novia, queremos darte ese honor

—¿De verdad?

—Sí y puedes escoger el que quieras

—No sé, podría ser cualquiera, debiste decirme con tiempo para pensar en nombres

—Era una sorpresa

—Estás lleno de sorpresas mi amor

—¿Podría sugerirte uno?

—¿Cuál?

—Julieta II, es un nombre hermoso como su portadora

—Eres muy amoroso mi amor, pero quisiera reservar ese nombre para alguien más

—¿Para quién? –preguntó Afranio desconfiado

—Si alguna vez Aurelio y yo tenemos una hija quisiera que se llamara Ana Julieta señor

—Y antes de que preguntes, no papá, Julieta no está embarazada, nos hemos cuidado

Aunque hubieran querido, no habrían tenido oportunidad pues los vigilaban de cerca, más aún cuando Victoria encontró a Aurelio saliendo de la habitación de Julieta una de las tantas mañanas en que fue a despertarla

Flashback on

—¿Mamá?

—Buenos días hijo, ¿dormiste bien?

—Sí mamá, muy bien y más ahora que Julieta está viviendo con nosotros, de hecho acabo de darle los buenos días, le hice una sorpresa, la desperté con una lluvia de pétalos de rosa, ¿qué te parece?

—Muy romántico, así has sido siempre, muy detallista

—Gracias –se sintió intimidado con la mirada de su madre pues era la misma que le hacía a él y a su hermana cuando eran niños y cometían alguna travesura y el resultado para ellos nunca era bueno, entonces le preguntó -¿qué pasa mamá por qué me miras así?

—Nada, solo voy a darte un consejo, yo sé que estás iniciando tu noviazgo con Julieta y que estás entusiasmado, pero no quiero que vuelvas a estar solo con ella en su cuarto o en el tuyo a puerta cerrada en el tiempo que esté aquí y si la llevas a algún lado pórtate juicioso

Ojos de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora