La jefa

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Maddison caminó mucho mas serena de vuelta a su habitación de hotel con Harry pisándole los talones, se sentía más liberada después de al fin haber tenido esa charla con Cristian y aunque no estaba del todo segura de que fuera una buena idea que le dijera que ella era una mujer casada, sabía que ese dato había ayudado a alcanzar su meta, enderezó la espalda y sonrió mientras buscaba en su bolso la tarjeta magnética que la dejaría entrar a su habitación cuando uno de los finísimos tacones de su zapato se enredó en la alfombra provocando que su tobillo se torciera, hubiera ido con sus huesos al suelo si Harry no hubiera estado tan atento.-

-Tranquila, amor- dijo él tomándola en brazos- ya te tengo- con un hechizo sin varita abrió la puerta del cuarto y entró con ella en brazos, directo hasta la habitación, donde la dejó sobre la cama, con la espalda apoyada sobre el respaldo y las piernas sobre las de él, Maddison lo observó mientras él le quitaba los zapatos y examinaba el tobillo lastimado – estos tacones van a ser tu perdición- sentenció conjurando su maleta de mano en la que llevaba sus ungüentos y pociones curativas.-

-Solo es una torcedura sin importancia- respondió ella intentando bajar sus piernas, él apretole agarre y la miró con gesto severo.-

-¿Quieres que te ancle a la cama? Por que puedo hacerlo.-

-No te atreverías.-

-Pruébame- replico él mirándola de soslayo antes de destapar un frasco de crema y colocársela en el tobillo con un suave masaje, la chica sintió un estremecimiento antes de que el dolor empezara a desaparecer de a poco.-

-Ya no duele- dijo ella esperando que el liberara sus piernas, Harry no dejó de acariciarla, eso era lo único que ella le había permitido desde la última vez que estuvieron juntos.-

-Debes mantenerlo en reposo un rato- advirtió sin moverse antes de levantar la vista y encontrarse con los ojos de ella- lamento no haberte podido proteger el otro día, en serio me asusté mucho cuando supe del ataque.-

-No había manera de saberlo antes y además de alguna forma si estuviste conmigo- admitió ella sonriendo- mis clases de defensa salieron a flote y algo de eso lo aprendí contigo.-

-¿Cómo no te vi antes?

-Bueno- respondió ella acomodándose mejor sobre las almohadas- cuando dictabas las clases del ejercito de Dumbledore no podías.-

-¿Y eso por que?

-Porque tenías los ojos fijos en el trasero de Cho Chang- recordó ella riendo, él la imitó- imposible competir con ese trasero. Harry- ella dudó antes de seguir-¿Es cierto que lo del veritaserum en su té fue una mentira? ¿Qué Cho nos delató por que estaba celosa de tu relación con Hermione?

-Eso dijeron, si- admitió él rascándose la barbilla antes de mirar su mano y deslizar la vista hacia la mano de Maddison, la marca de la escritura con la pluma "especial" del sapo todavía se podía ver- pero nunca lo supe en realidad, la relación nunca volvió a ser del todo cordial ¿Te dolió mucho?

-Supongo que igual que a todos- respondió ella mirándose la vieja cicatriz- toda esa experiencia nos dejó marcas, de alguna u otra manera.- ambos guardaron silencio unos segundos, el azabache no dejaba de mirarla.-

-Hay algo que Ron me dijo cuando te fuiste de casa- recordó él frunciendo el ceño- un minuto después de que me mandaras al cuerno- ella apretó los labios intentando disimular una sonrisa- Merlín hizo por mi lo que yo no fui capas de hacer por mi mismo, me acercó a ti- ella levantó la mirada y por un momento sus ojos se conectaron-te tuve en mi vida tantas veces y estaba tan ocupado en otras cosas que no me di el tiempo para valorarte, para apreciarte- él levantó la mano para acariciar la mejilla de ella, Maddison inclinó la cabeza, apoyando la cara en la mano de él- eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, linda y por eso no puedo permitir lo del divorcio.-

Los tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora