Emboscada

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-¿Lista?- preguntó Harry a Maddison una hora después, ambos se encontraban parados en un predio del ministerio francés frente a una taza de porcelana que empezaba a emitir un suave brillo- este traslador nos llevará hasta el ministerio en Londres- ella asintió y se aferró con fuerza a la mano del azabache, la pareja estiraron las manos y tocaron la taza al mismo tiempo, pero al aparecerse, no lo hicieron donde creían, sino en un oscuro y húmedo bosque-Amor, saca tu varita- pidió Harry levantado la suya, Maddison asintió y tomó su varita de las correas que la sujetaban de su pierna, un escalofrío los recorrió de pies a cabeza y ambos se sintieron un poco desesperanzados, Harry conjuro a su ciervo y lo envió por los aurores- la ayuda esta en camino, amor- dijo él tratando de mantener la calma cuando un ramalazo de aire frío volvió a tocarlos, solo que esta vez, se quedó en el ambiente- Dementores- Harry volvió a conjurar a su ciervo- conjura tu patronus amor- ella lo miró ceñuda antes de suspirar y cerrar los ojos, eligiendo un recuerdo feliz y dejándose invadir por él.-

-Expecto patronun- conjuró sacudiendo su varita, una cierva plateada salió de la punta y bailoteó alrededor del ciervo de Harry.-

-¿Cuando mutó?- preguntó el azabache con una sonrisa.-

-Nunca- admitió ella en voz baja- siempre fue una cierva- la pareja empezó a caminar manteniendo a sus patronus frente a ellos- ya basta, descocada- regaño Maddison al ver como su cierva frotaba el hocico contra el cuello del animal protector de su esposo.-

-Déjala, amor- pidió Harry, se encontraba extasiado por lo que la manifestación del patronus de Maddison significaba- son tiernos y ella se parece a ti cuando estas de humor- dijo sin poder evitarlo, ella lo miró con gesto severo.-

-Como escuche una nueva burla de tu parte, no estaré de humor en mucho tiempo- él volvió a reír antes de cerrar la boca de forma abrupta, sus sentidos de auror se activaron, podía sentir como eran observados desde la oscuridad del terreno, así como pisadas sobre las hojas secas.-

-Conjura un protejo a tu alrededor – ordenó- tenemos compañía.-

-Si es cierto que estamos aquí por mi culpa, no voy a dejar que pelees solo- sentenció ella con una mirada que no admitía réplicas- tu cubres mi espalda y yo cubro la tuya.- él la miró, pero la aparición de un grupo de magos de entre la espesura interrumpió.-

-Parece que nos sacamos un premio gordo- habló el que parecía ser el jefe- la zorra traidora a la magia más famosa y su muy famoso esposo.-

-No entiendo cual es el problema conmigo- Maddison habló con mucho valor- pero si están enojados conmigo, dejen ir a Harry.-

-Por supuesto que no- respondió el hombre mirándola con desprecio- ambos morirán hoy y su historia servirá de ejemplo para que nadie más se atreva a desafiarnos.-

-¿Por qué te desafiamos?- preguntó Harry, necesitaban ganar tiempo, los aurores no deberían tardar en llegar-

-¿Les parece poco lo que hacen? ¿Compartiendo su magia con los muggles?- gritó el hombre, Harry hizo un conteo rápido, los atacantes eran cinco, era poco probable que salieran bien librados si no llegaba pronto la ayuda.-

-Solo bloquea, amor- pidió el azabache a su mujer mirándola de soslayo- es importante ganar tiempo- ella asintió levantando la varita con mano firme, antes de lo pensado, ambos se encontraban espalda con espalda, repeliendo hechizos con eficacia, los resplandores que emitían los conjuros resplandecían, iluminando y señalando con exactitud el lugar del enfrentamiento, Maddison estaba empezando a cansarse cuando varias luces anunciaron la llegada de los aurores, tanto franceses como ingleses, la chica bajó la guardia y no notó como uno de los magos rebeldes se aparecía frente a ella y le lanzaba una maldición, Harry la empujó tirándola al suelo pero no alcanzó a bloquear, el hechizo le dio en el estómago, haciéndolo caer de rodillas, el azabache se giró a mirarla.

-Te amo- confesó antes de desmayarse.-

Los tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora