White Christmas || TodoDeku

Día 12: Noche estrellada

Sentado sobre el tatami, se encontraba Todoroki hablando por teléfono. A su alrededor se hallaba ropa doblada en pequeños pilares, zapatos acomodados en cajas y colchas disipadas por el lugar. Había estado limpiando su habitación cuándo una llamada le interrumpió.

— ¿A qué hora sería? —preguntó estirando una pierna entumida. Asintió a la nada—. Le confirmo un rato más.

Colgó soltando un suspiro para momentos después sonreír. Le habían marcado del lugar en donde tenía reservado para sorprender a Midoriya en su primera cita, pero se tuvo que cancelar a causa de la nevada.

Pensó que la salida se había perdido, pero se llevó una sorpresa al saber que le ofrecían un reembolso y aparte le darían un paquete de disculpas, obviamente él lo rechazó porque no fue culpa de nadie que Musutafu estuviera casi enterrado bajo la nieve, sin embargo terminó aceptando por lo insistentes que fueron.

Teniendo como motivación la sonrisa que le regalaría Izuku al darle la noticia, se levantó con energía para terminar de recoger su cuarto. La emoción invadió su pecho, saldría con su novio, su primera cita y sería a un lugar que aseguraba nunca había ido.

Lo sabía porque el año pasado se lo había confesado, pero ahora, mientras metía la última caja de zapatos al closet, pensaba en que cumpliría una de las tantas cosas que Midoriya siempre quiso hacer.

Esperaba que fuera la primera de muchas.

Se volteó hacia el reloj arriba de la comida japonesa. Faltaban un par de minutos para que dieran las tres de la tarde, justo el horario en que Midoriya le había dicho que llegaría de visitar a su madre.

Habían pasado la mañana limpiando los alrededores de la Academia, y nomas se desocuparon, Midoriya había corrido a la salida diciendo que iría a su casa. Aizawa lo reprendió por no esperar que todo se derritiera, pero lo dejó ir después de caer en cuenta que ya no le escuchaba.

Negó divertido al recordar cómo le había mandado mensajes preocupado, preguntando si Aizawa le estaba siguiendo. Le contestó que no, pero que al volver tuviera cuidado para no encontrárselo.

Salió de su cuarto, recorriendo el pasillo hacia el elevador. Esperó unos segundos hasta que las puertas se abrieron mostrando a Sero, le saludó con la cabeza al pasar a su lado. Entró marcando el primer piso.

Las puertas volvieron a abrirse, esta vez dejando ver el pasillo vacío. Al recorrerlo pudo observar a varios de sus compañeros en la cocina, lo que le recordó que hoy en la noche saldrían a la azotea para apreciar las estrellas. Fue idea de Hagakure, ya que había visto en Internet que después de una gran nevada el cielo se despejaba y la vista era hermosa.

— ¡Shoto-kun! —volteo con una sonrisa al conocer la voz. Midoriya le saludaba con el brazo extendido frente a la puerta de entrada.

— Vas llegando —confirmó Shoto viendo las mejillas coloradas por el frío y la mochila en sus hombros. Le vio asentir varias veces mientras se acercaba a su lado—. ¿cómo está tú madre?

— ¡Muy bien! Aunque me dijo que se le fue la luz varias veces, pero volvió a los minutos —el bicolor se alegraba, sobre todo porque ahora Izuku se veía más calmado. Había pasado los días encerrado con el pendiente de su madre, ya que la mujer se encontraba sola—. De ahí en fuera no pasó nada.

— Es bueno escuchar eso —compartieron una sonrisa, a lo que Shoto recordó porque había bajado para esperarlo— Por cierto, quiero preguntarte algo...

— ¡Deku-kun!

Ambos voltearon hacia Uraraka, que salía de los dormitorios con un conjunto abrigado y una bolsa en sus hombros. Al llegar junto a ellos, se dirigió a Midoriya con una gran sonrisa; ignorando por completo al chico que se encontraba al lado de él.