Día 4: Casa de Jengibre

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El aroma a mantequilla, canela, miel y jengibre inundaba la gran cocina estilo japonesa. El olor invadía las fosas nasales de dos chicos bañados en harina que se encontraban de pie frente a una gran mesa de madera, intercambiando palabras a la par que decoraban dos pequeñas casitas de jengibre.

Midoriya rio ante el entrecejo fruncido de Shoto, que trataba de delinear con glaseado blanco el pequeño techo de la casa.

— No te burles —le dijo el bicolor, intentando nuevamente aplicar otra línea en los bordes sin éxito. Suspiró dejando de lado la manga pastelera y levantando levemente sus palmas—. La repostería no es lo mío.

— Yo diría la cocina en general, Shoto —aseguró Fuyumi entrando a la cocina colgando su bolso en su hombro derecho. Miró al par con una sonrisa—. Aun recuerdo como Natsuo y tú pusieron patas arriba la cocina, intentando seguir un tutorial de Soba Frío de Might-Tuber.

Todoroki arrugó la nariz ante esa memoria. Tanto él como su hermano habían querido hacer la cena para sorprender a Fuyumi, por lo tanto vieron varias veces cómo preparar su comida favorita y no se veía difícil.

Solo era seguir un corto video, juntar los ingredientes y mezclarlos ¿Que tan dificil seria eso? Pues tanto como para durar toda la tarde limpiando la cocina, tratando de despegar la masa de fideos —que aseguraba Fuyumi; tenía vida— de los muebles.

— Estoy de acuerdo —habló Midoriya entre pequeñas risas hacia su hermana—. Hace un par de semanas atrás, un compañero le pidió a Shoto-kun vigilar el estofado mientras él salía de la cocina —el bicolor cerró los ojos ante el recuerdo—. Al volver, encontró la comida evaporada —Fuyumi rió acompañando al peliverde—. Aun no logro entender cómo sucedió ¡Era solamente observar!

— En mi defensa, Sato tardó mucho en llegar y él dijo que solo observará —se encogió de hombros—. No hice más que seguir sus instrucciones.

— ¡Pero, Shoto! Si ves algo hervir debes apagarlo —negó su hermana con una pequeña sonrisa—. En fin, aléjate del arte culinario —echó una mirada al chico a su lado—. Te lo encargo Izuku-kun, en un momento vuelvo.

Midoriya se sonrojó ante esa penúltima frase, pero aun así asintió. Después de eso vieron como Fuyumi atravesaba el marco de la puerta corrediza para salir de casa, rumbo al supermercado más cercano en busca de dulces para decorar las casitas de jengibre.

Un suspiro abandonó sus labios al volver a quedarse solo con el bicolor. No es que le incomodara estar en la misma habitación que Fuyumi o con algún otro Todoroki, solo que ahora que había comenzado una relación con Shoto, se sentía diferente estar junto a ellos.

Más aún cuándo no les habían dado la noticia a nadie de sus familias. Aunque si lo pensaba bien, los únicos que podía asegurar que sabían de ellos dos; eran sus compañeros, sin embargo ninguno preguntaba si estaban en lo correcto.

Eso le parecía bien, ya que aunque no quería mantener su noviazgo en secreto; tampoco quería tener momentos incómodos donde les cuestionan asuntos privados. Conocía a sus amigos, y sabía que en cuanto unieran los cabos: las preguntas los azotarían.

También estaban las reacciones de sus familias, él podía asegurar que su madre no le diría nada y aceptaría tanto su orientación como a Shoto. Una sonrisa adornó sus labios al recordar todas esas veces en las que llevó el bicolor al departamento, e Inko no hacía más que revolotear a su alrededor contenta por presentarle a un amigo, sobre todo "Un chico tan educado y atento" había dicho.

Por otro lado, no podía pensar lo mismo de la familia de su novio —un cosquilleo vergonzoso recorrió su columna; aún no se acostumbraba— ya que conocía la historia familiar y todo el trasfondo de su vida.

White Christmas || TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora