Día 10: Estrella navideña

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— ¡Maldición! —expresó en voz baja Midoriya arropado hasta la cabeza con un edredón—. Ni creas que podrás huir de mí.

La luz del celular iluminaba el rostro pecoso del chico, que mantenía el entrecejo fruncido y el labio inferior entre sus dientes.

— No sabes con quién estás tratando —susurró al teléfono mientras sus dedos se deslizan rápidamente sobre la pantalla táctil—. Serás mía.

Mientras murmuraba un sin fin de cosas y advertencias a lo que sea que estuviera viendo en su teléfono, él cuerpo a su lado se movía despertando poco a poco sin que se diera cuenta.

Shoto se acomodó de lado, golpeando su costado con algo. Al entender de quien se trataba, sonrío para envolver su con sus brazos la cintura contraria y acercarlo a su cuerpo.

Con los ojos cerrados; fue acariciando el cabello rizado, su sien, la ojera y al final la parte trasera del cuello donde dejó un beso.

El cuerpo frente a él se tensó, dio por hecho que le había sorprendido. Pero el sorprendido fue él al momento que Midoriya se levantaba del futón para dar leves brincos.

— ¡Te dije que serías mía!

Shoto abrió los ojos con el entrecejo fruncido en el momento justo en el que su pequeño novio comenzaba a temblar por abandonar la tibia colcha y ser abrazado por el frío ambiente que rodeaba la habitación.

Rápidamente se volvió a meter bajo el edredón y abrazarse al costado izquierdo de Shoto.

— Buenos días a ti también, Izuku.

— Lo siento, no me di cuenta del frío —sacó despacio su cabeza para acercarse al rostro contrario y darle un pequeño beso en los labios—. Y buenos días, ¿Cómo dormiste?

— Muy bien, más porque te tuve toda la noche a mi lado —se acercó a besar los mofletes sonrojados. Pequeñas risas inundaron la habitación. Se detuvo al recordar un detalle—. Por cierto, ¿Qué fue todo eso de antes?

La cara confundida de Midoriya cambió a una de sorprendida. Se incorporó sin separarse del cuerpo contrario ni de la colcha, para buscar su celular. Al encontrarlo se recostó al lado del bicolor para acomodar su cabeza en el brazo izquierdo, que mantenía sobre la almohada para calentarla.

— ¡Deja te cuento! ¡Es genial! —desbloqueó la pantalla, dio un par de toques más y a los segundos levantó el celular al rostro de su novio. Le sonrió—. ¿Qué te parece? ¿No es lindo? ¡Lo gane! Bueno, estuve peleando por ella desde las cinco, pero fueron las mejores tres horas invertidas del día.

Con cuidado, Todoroki sostuvo el celular para que dejara de moverse por la emociones de Midoriya y apreciar mejor qué era lo que mantenía tan feliz a su novio.

Alzó una ceja al ver bien la imagen, vio a Izuku que aún parloteaba sobre cómo la había conseguido y luego volvía al celular.

— Es sólo una estrella —habló callando los murmullos del peliverde, recibiendo  una mirada de sorpresa y ofensa—. ¿Qué?

Con la boca abierta por el estupor, le arrebató el celular y se puso de rodillas frente a él.

— ¡Retráctate ahora mismo, Shoto Todoroki! —advirtió el pecoso señalándole con el celular.

— ¿Por qué? —los ojos de Midoriya se abrieron por la pregunta atrevida, para luego entrecerrarlos a su dirección.

Rápidamente tomó parte de la colcha para hacerla a un lado, destapándolos a ambos. Sin perder tiempo; se subió al cuerpo del bicolor, que solamente le veía, permitiendo que hiciera lo que quisiera. Al estar sentado sobre el torso de Shoto, volvió a tomar la colcha, arropándose hasta los hombros.

White Christmas || TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora