Día 2: Decorar el árbol

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Se encontraban en la sala de estar, frente al recién decorado árbol navideño. Sus compañeros iban y venían con sus celulares tomándose fotos y compartiéndolas con sus familias, presumiendo que pasarían otra navidad en el colegió.

Algunos incluso soltaban lágrimas al comprender que esta sería la última fiesta navideña que pasarían en la academia como grupo, ese era el caso de Momo. Se encontraba siendo consolada por Jiro y Uraraka.

Midoriya veía a todos con una sonrisa en su rostro. Habían pasado todo el día en el Bosque Navideño buscando un árbol para traerlo a los dormitorios, y parte de la noche decorándolo con todo los accesorios que habían ido recolectando desde primer año.

Ante la vista de cualquier persona, se veía un pino muy ostentoso a causa de la variedad de esferas coloridas, muñecos de héroes e incluso fotografías grupales que eran el recuerdo de momentos felices.

Suspiró girando su cabeza hacia el costado derecho del sofá, encontrando a Shoto removiéndose en su asiento. Una sonrisa tierna se dibujó en sus labios al entender esa actitud, sobre todo comprenderla.

— Hazlo —habló ganándose la atención del bicolor. Lo vio levantar su ceja albina.

— ¿Mmm? —ladeo su cabeza sin comprender.

Midoriya le sonrió.

— Te rascabas la mejilla —señaló su propio rostro, recorriéndose en el amplio sofá para estar más cerca del chico—. Cuando lo haces, siempre es porque te encuentras nervioso —le miró sin deshacer su sonrisa—. Y cuando ese gesto está acompañado de una leve mueca, significa que quieres pedirme algo, pero no estás seguro de hacerlo —se animó a extender su brazos hacia la cabellera bicolor y pasar con cuidado uno de sus mechones blancos por detrás de su oreja—. Tienes el permiso, aunque no sé qué sea.

Apenas el día de ayer habían formalizado una relación después de aquel beso que Shoto había comenzado y que Izuku había continuado hasta dejarlos sin alientos. Al separarse se dijeron lo que sus labios habían demostrado por sí solos.

Sin embargo, Midoriya conocía a su amigo, ahora novio —aunque ese título le hacía sonrojarse levemente— desde el primer año, lo que hacía más fácil leer su cara inexpresiva. Siendo sencillo interpretar sus movimientos y su mirada heterocromática que le hacían suspirar.

Observó como Todoroki desviaba su mirada a los costados, ante eso frunció su entrecejo. No debía preocuparse por si quería abrazarlo o besarlo, sus compañeros no sabían de su repentina relación, pero tampoco quería ocultarlo.

Antes de decirle sus pensamientos a Shoto, este le miró a los ojos pidiendo permiso, Izuku sin entender y esperando un beso, asintió.

Lo que pasó a continuación no se le hubiera ocurrido jamás. El bicolor con cuidado recostó su cabeza en su regazo, acomodando su cuerpo en el sofá para tener más movilidad y abrazarse a su cintura.

Izuku se sorprendió al principio, pero se calmó al ver las orejas de Todoroki un poco rojas. Enternecido, pasó sus manos por las sedosas mechas bicolores.

Al sentir la mano del peliverde acariciándole; sonrió para sí mismo. Había querido acurrucarse con él desde ayer que habían abierto sus corazones y expuso sus sentimientos, pero Iida pasó por los pasillos diciendo que ya era momento de que todos fueran a dormir porque al día siguiente debían levantarse temprano para ir al Bosque Navideño.

Es por ello que en todo el día solo habían compartido miradas y una que otra frase coqueta, más que nada Izuku, ya que él no sabía cómo comportarse ante él, ahora que mantenían una relación.

¿Debía pedir permiso antes de besarlo?, y si era así ¿tendrían que ir a un lugar privado, como sus habitaciones o podría ser junto a los demás? y ni qué decir sobre los nombres, ¿Debe parar de llamarlo por su apellido o cambiarlo por su nombre de pila?

Esas son unas de tantas cuestiones que invaden la mente de Todoroki. Salió de sus pensamientos ahogantes al dejar de sentir las caricias del peliverde, por lo cuál entendió que era momento de dejar de invadir su espacio.

— Gracias —susurró a la par que despegaba su cabeza de los cómodos muslos de Izuku —. Desde la mañana quería abrazarte.

Intentó incorporarse, pero unos brazos se lo negaron volviéndolo a recostar en el mismo lugar. Todoroki frunció su entrecejo a la par que miraba al culpable desde abajo. Midoriya solo se encogió de hombros.

— Un poco más —pidió continuando con las caricias—. Me agrada.

Shoto reprimió una sonrisa al ver los mofles colorados de Izuku. Cerró sus ojos para concentrarse en los mimos que le hacía su novio, ese pensamiento le hacía sentir extraño, pero no menos agradable.

Tal vez no todas sus dudas serían contestadas hoy, pero al menos sabía que Izuku se sentía cómodo al estar de esa forma tan íntima en la sala de estar, donde sus compañeros podrían verlos si se acercaran lo suficiente al sofá.

Y lo confirmó al escucharle susurrar, pidiéndole que no se contenga en expresar afecto, en especial con él ya que le cuesta dar la iniciativa, pero cuando él daba el primer paso; se sentía más seguro de dejarse llevar.

Como respuesta, se permitió volver abrazar su cintura. No le importó que segundos después Kirishima entrara a la sala llamando al peliverde para mostrarle una revista, ni tampoco cuándo la mayoría de sus compañeros se reunieron en los demás sofás para ver una película.

Todo eso pasaba a segundo plano al estar recostado en el regazo de Midoriya, que en ningún momento dejó de darle caricias. Ni cuándo hablaba con sus demás compañeros o cuándo opinaba algo al azar.

Después de mucho tiempo, se sentía en calma.

White Christmas || TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora