CAPÍTULO 7.
Noviembre de 2021.
El sábado llegó, durante la semana ambas habían pasado para hacer unas pruebas de lo que Mimi ya había confeccionado y el jueves por la noche les llegó un mensaje con que ya estaba todo listo.
Mimi había dedicado mañanas y tardes a confeccionar tanto el conjunto de Lali como el vestido de Miriam, estaba nerviosa por ver el resultado pero sobre todo por saber si ellas quedarían conformes. La única prueba que habían realizado no le hacía justicia a lo que realmente era el resultado final, y eso que ya eran increíbles.
El jueves por la noche, cuando colgó el vestido de la rubia en la percha, no pudo evitar que se le caigan unas lágrimas, había pasado muchos nervios en tan sólo tres días, esta era su primera vez cosiendo para otras y también por primera vez había disfrutado al máximo de lo que hacía.
-Papá- atendió la llamada de su padre secándose el resto de lágrimas que aún tenía en sus mejillas.
-Hola Miriam- la saludó en el mismo tono que siempre lo hacía que demostraba tan poco cariño, aunque la rubia sabía que algo le tenía- ¿Qué tienes que hacer hoy por la noche? Tengo una cena y me gustaría que me acompañes- Mimi no pudo evitar rodar los ojos, al recibir el llamado tenía la esperanza de que la estuviera llamando para ver cómo iba todo, si ya estaba cómoda, pero no, una vez más le estaba pidiendo un favor y ella se sentía en deuda.
-No tengo ningún plan- le confirmó tirándose en el sofá y suspirando lejos del micrófono del teléfono.
-Perfecto, entonces ¿me acompañas?
-Claro.
-Llego después del mediodía, ¿te vienes al hotel y vamos desde allí?
-Vale, te dejo que me han timbrado- y no mintió el timbre acababa de sonar y seguro sería su vecina.
-Miriam, por las dudas te recuerdo, debes ir elegante- la rubia no pudo evitar poner los ojos en blanco nuevamente, su padre nunca había sido muy partidario de sus looks más descontracturados.
-Vale, adiós- y sin lugar a réplica le colgó.
Se echó un poco de aire con las manos como si con eso pudiese borrar cualquier rastro de disgusto de su rostro y se dirigió a abrir la puerta.
-Pero tú vas guapa de lunes a lunes o qué? - ese fue el saludo que le dedicó a Miriam al verla al otro lado de la puerta con una falda al cuerpo, unas medias negras por debajo y una de sus características camisas por dentro, claramente tampoco le faltaba un abrigo que la cubría hasta los tobillos.
-Calla- rió la rubia entrando por detrás de su tocaya que había dejado la puerta abierta a modo de invitación para que entre. La de Granada llevaba un simple conjunto deportivo que le sentaba a la perfección y no era la primera vez que la gallega lo notaba, en la primera semana siendo vecinas le había visto mínimo cuatro distintos y todos se amoldaban a ella como hechos a medida.
-¿Te llevas el de Lali también verdad?- le preguntó Mimi desde la habitación donde tenía colgadas las prendas.
-Así es- confirmó la rubia mientras paseaba el móvil entre sus manos y miraba todo a su alrededor, cada vez que estaba allí descubría algo nuevo de la granadina. Hasta el momento había confirmado su gusto por la lectura, en un estante había varios libros de diferentes tamaños y colores, por debajo un estante repleto de vinilos que Miriam estaba deseando hojear pero que aún no sentía la confianza suficiente, y ahora había notado que no había fotos de nadie, no es que ella tuviese muchas, de hecho sólo tenía algunas de Julia, pero allí no había rastros de ninguna persona.