V e i n t i n u e v e

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No hubo un tiempo concreto en el cuál habían terminado de desayunar, o en que momento dejaron de pelear Sehun y Bambam, Jungkook y Taehyung se habían apresurado y justamente ahora estaban en el recinto de apartamentos más lujosos de todo Seúl, exactamente el lugar donde vivía el omega.

Jungkook estaba nervioso pero no tenia miedo no mientras caminaba junto al mayor en dirección a su apartamento, todo se sentía en un ambiente tenso aunque minutos antes haya hablado con los empleados y estos le asegurarán que nadie había entrado a su hogar.

Aún así tomó valor y confiando en que todo estaba bien, ingresó la contraseña en su puerta y está se abrió, dando paso a un lujoso aposento pero sencillo a la vez, todo se veía bien, estaba en orden, tal y como lo recordaba.

Con solo eso logró respirar tranquilo y caminaron adentrándose en la no tan humilde morada del menor, todo iba bien hasta que revisando la cocina encontró un cuchillo en el mesón, eso le sorprendió por que no recordaba haberlo usado con anterioridad y aunque era leve, un aroma a licor de frutas si era más específico, casi imperceptible.

Dudoso comenzó a caminar hacia su habitación donde a cada paso el olor se incrementaba, Taehyung al ver las acciones del omega no dudo en seguirlo y su lobo gruñó en sus adentros ante el aroma presente de algún alfa muy seguramente.

El licor de frutas es un olor realmente agradable pero para Jungkook no era más que una prueba que llevaba a un doloroso recuerdo, tanto así que estaba a punto de vomitar, comenzaría a hiperventilar.

En su habitación su cama estaba desordenada con el peluche de ballena en esta, que por suerte estaba bien, se alivio por eso tomando a su fiel compañero de felpa en manos que dejó caer de sus manos al instante, era lo que más apestaba a licor en toda la habitación, el repudio se hizo presente.

No soportando más corrió al baño más cercano y vomitó, lo odiaba, odiaba cada maldito momento que llegaba a su memoria, todo lo que había comido iba a parar al inodoro, ni siquiera supo cuando comenzó a llorar, ahogándose, ya no vomitaba nada, solo saliva lastimandose la garganta en el proceso.

Se volvía un desastre que se ahogaba en su propia mente, todo estaba tan oscuro, caminando perdido en el limbo, llorando y llamando a alguien en lo más profundo de su ser, cuando dos brazos rodearon su cuerpo y lo apresaron con fuerza, por fin escuchó la voz que lo estuvo llamando desde hace ya varios minutos.

El alfa en un intento desesperado y sin pensarlo mucho, el aroma a pino, vino y chocolate amargo, se sintió como una oleada que golpeó con fuerza y sin aviso, inundando el baño con aquellos aromas tan potentes y agradables, marcando inconscientemente todo el lugar como su territorio, un lugar seguro, su lobo, gruñía molesto, furioso al sentir el obvio miedo en el omega, sus instintos solo decían una sola palabra corta y concisa.

Protégelo.

Pequeñas palabras de aliento y la seguridad en sus brazos, fueron lo que poco a poco lograron que el azabache se calmara, el aroma era tanto que incluso la habitación ya estaba infestada de los 3 aromas del alfa.

Decidió mostrar vulnerabilidad dejándose abrazar, se aferró con esmero a la ropa del castaño oscuro y por su instinto enterró su cabeza en el cuello del alfa, justo en su glándula de olor, podría dormirse, había tenido un ataque de pánico.

Solo fueron minutos que parecieron horas para cuando decidieron que ya era suficiente cuando ninguno de los dos quería abandonar esa posición.

Taehyung ayudó a Jungkook a limpiar su rostro, y dar suaves palmadas en sus hombros contando hasta diez.

Salieron del baño, pero la habitación del omega ahora olía demasiado a esos 3 aromas, Taehyung se avergonzó ante tal acto que hizo, esta era la habitación de Jungkook, su nido, no debió haber hecho lo que hizo, marcando algo como su territorio cuando ellos eran simples amigos.

Mi Jefe Omega   -Taekook-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora